BALANZA

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El primer feliz año. El primer deseo. La primera soriana nacida en Cuenca. El primer pastor vacunado…

Nos impactan “los primeros…”. Recuerdo, siendo  niño, que cuando había menos cadenas de televisión que orejas tiene un perro, jugábamos a adivinar cuál sería el primer anuncio del año. También, el último.

La vida es el camino, ni el inicio ni el final. Los propósitos están para cumplirlos o romperlos. Los deseos, también. Está genial desear feliz año, no hace daño el deseo positivo. Pero no podemos pretender tener un año genial. Trescientos sesenta y cinco días estupendos. Sería, valga la redundancia, pretencioso, casi egoísta.

Esta reflexión recuerda la importancia de dejar pasar. Igual que me bajo de la acera aunque quien venga en sentido contrario sea una anciana o un adolescente. Cuando eres el primero solo te queda la posibilidad de que te adelanten. También eso sirve para el último, para los fiascos, para los chascos, para la pérdida. Cuando se tuerce la vida, solo tienes posibilidad de mejorarla; al menos, de asumirla, que ya es un triunfo.

El día que Carolina Herrera o Christian Dior anuncien “Eau pour tout le monde” y en sus anuncios aparezcan octogenarios, con sus arrugas y vidas medio gastadas; la noche que el mensaje del rey lo pronuncie una agricultora de Almería; cuando la marcha Radetzky abra el telediario del 20 de febrero, sin ser noticia… Cuando las luces se apaguen, que no sea tan de noche, y que la luz del nuevo día no nos ciegue. Que la balanza dé y quite a partes iguales.

No soy dudoso de ser cholista, pero día a día. Feliz día, Alto Jalón, y vamos que chutamos.


Foto tejar (1)


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