"EL INTERNET DE AQUÍ ME RECUERDA A ESTAR EN VENEZUELA"

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Yanderis Rujano tiene 28 años y es una yelana nacida en Venezuela. En este pueblo de Tierras de Medinaceli de 45 habitantes vive con su marido, Yosmer, y sus 3 hijos, Santiago de 11 años, Luis Alberto de 8 e Isabel de tan sólo 1 año. Llevan en Yelo –“desde que nació la niña”-, nos explica Yanderis. Tenían planificado el nacimiento de Isabel en Soria, - “pero fue prematura y nació en Madrid cuando teníamos toda la mudanza preparada”-, dice la joven.

Yanderis y su familia llegaron a Yelo dentro del Proyecto Arraigo, que trabaja para unir al mundo rural con las personas que viven en entornos urbanos y quieren realizar un cambio en su vida. –“A mi marido le ofrecieron trabajo en el mantenimiento del Ayuntamiento y nos ofrecían casa también, así que vinimos a ver el pueblo, me enamoré de él y aquí estamos”-, detalla. Para su familia llegar a este pueblo donde –“ahora vivimos más de 40 porque ha venido gente por el covid, pero el invierno pasado éramos 28”-, según nos cuenta Yanderis, - “no implicó mucho cambio porque somos de la zona rural de Venezuela”-.

- “Soy enfermera, pero aquí no lo he podido ejercer porque me he ido de Venezuela y no me dan los papeles en la Universidad por haberme marchado”- explica Yanderis al contarnos que –“trabajo de asistente domiciliaria con las señoras mayores del pueblo”-. Precisamente es el trabajo lo que hace que permanezcan aquí o puedan llegar a pensar en marcharse: - “Hubo un momento en que, además de rebajarle las horas de trabajo a mi marido, nos ofrecieron una oportunidad de trabajo a los dos en Orense. Menos mal que no nos fuimos. Me quedaría en Yelo para siempre. Si no aquí, en un pueblo como este. En cualquier caso, aquí estaremos tiempo”-.

La vida en el pueblo le provoca a Yanderis muchas satisfacciones, pero también conlleva algunos esfuerzos adicionales. –“La vida es tranquila, es como un claustro en el sentido bonito, por la tranquilidad que hay. Los niños crecen relajadamente y pueden salir tranquilamente a la calle a jugar, con la bici…  pero hay cosas no tan buenas como tener que coger el coche para comprar o ir al hospital o que internet va muy lento”-, detalla Yanderis, para la que la felicidad de sus hijos es lo primero: - “Mis hijos me dicen que aquí son felices, que ven a otros niños en Medinaceli cuando van al colegio, que por cierto es genial, y aquí salen a jugar a la calle los tres juntos y el frío no les importa”-.

- “No tengo tiempo para aburrirme en el pueblo. Los 3 niños, estudiar, trabajar, la casa…”- explica Yanderis cuando le preguntamos si echa de menos tener más vida social. La venezolana afincada en Yelo nos comenta que –“Las nuevas tecnologías me ayudan a tener vida social”-. Precisamente son estas nuevas tecnologías la base de su nueva faceta como coaching nutricional. –“Quiero ayudar a otros a través de mi propia experiencia. Termino en Julio los estudios y voy a crear un programa de coaching nutricional. Con la ayuda de una nutricionista, pretendo motivar a otras personas a que consigan sus objetivos"-. Este proyecto podría hacerlo Yanderis desde cualquier parte del mundo con conexión a Internet, pero necesita, como otros que realizan teletrabajo –“mejorar la calidad de internet. Para subir vídeos es terrorífico. Para que suba un stories de Instagram… eso es un freno muy grande. El internet de aquí me recuerda a estar en Venezuela”-.

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