HUELLAS

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Este poema se lo hice a mi padre, José Gallego, de Alcubilla, cuando las piernas le empezaron a flaquear. Hoy se lo dedico a todos los hombres de esa tierra que, como mi padre, fueron y son recios y entregados hasta el final.


HUELLAS


Hoy se leen las hueyas en tu cara

como surcos profundos que la vida ha dejado.

No son surcos que hicieron los arados,

son señas que nos marcan el pasado.


Hoy se aprecian tus pasos vacilantes,

unos pasos de piernas temblorosas.

Son las huellas, sin duda, de otras piernas

que otro día corrieron vigorosas.


Si tu cara y tus piernas te delantan

y ya cuentas tu vida cual historia,

si recuerdas derecha la besana

y te acuerdas de tu primera novia...


Si cuentas muchas veces tu pasado,

si tus éxitos y procesos exageras,

sigue cantando y recontando tus recuerdos

hasta que tú, tus recuerdos te los creas.


Sonríele a la vida que te queda

y gástala despacio, gota a gota.

Refresca día a día tu memoria,

que tus pasos los guíe tu garrota.

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