CARLA ALCUBIERRE: UNA ARIZANA VIAJANDO EN FURGONETA POR AUSTRALIA

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Como zona despoblada, el Alto Jalón tiene más habitantes fuera de la comarca que en nuestra tierra. La mayoría dejaron nuestros pueblos para habitar ciudades en busca de trabajo y oportunidades. Madrid, Zaragoza, Barcelona... tenemos vecinos habitando (porque vivir lo siguen haciendo aquí aunque desde fuera) alrededor de toda la geografía nacional y, algunos de ellos, lo hacen más allá de nuestras fronteras. 

Cada sábado durante toda la época de verano nos embarcaremos en un viaje para conocer a los Altojaloneros por el Mundo para que nos abran una ventana a sus lugares de residencia desde los que acercarnos a sus vivencias. La primera huesped en nuestra ruta por el planeta está viviendo en la otra punta del Mundo. En las antípodas de España, en un continente donde la despoblación es todavía más cierta cuanto más al interior te adentras, Carla Alcubierre, arizana de 29 años, se encuentra en mitad de Australia con la única compañía de su furgoneta. "Me he venido buscando al burro que se cayó a la Fuente del Pichón en Ariza y llegó hasta esta zona", nos dice entre risas en la videollamada que nos conecta a través de 8 horas de diferencia horaria. 

Carla acaba de cenar y en el Alto Jalón aún son las 13 horas. En esa intimidad que genera la noche, desde la casa en la que vive sola que le ha prestado una señora, a la que ha conocido hace dos semanas en una zona de barbacoas, cerca de un lago donde estaba sola tras dejarla tirada su inseparable furgoneta, nos cuenta su aventura hasta llegar a Tennat Creek, una población de poco más de 3.000 habitantes que tiene aeropuerto. "Las distancias aquí son tan grandes… el pueblo más cercano es Alice Springs que está a 5 horas de viaje por carretera", explica Carla.

Su viaje hasta el corazón de Australia, zona prominentemente aborígen que según Carla "recuerda mucho a Ariza", comienza en Londres. "Llevo desde 2016 viajando por el Mundo", nos dice Carla recordando el momento en el que terminó el Master tras licenciarse en Microbiología. Finalizados los estudios "era la primera vez en mi vida que no había un paso siguiente que dar. No tenía muy claro qué quería hacer y me fui de au-pair a Londres, para aprender inglés". En la capital británica se quedó hasta 2018. Dos años y un periodo de cuatro meses por Edimburgo le bastaron para conocer "a un chico australiano que quería volver a su país y me vine con él", relata. Llegada a Australia, una vez el muchacho 'aussie' se quedó en el retrovisor de la vida de Carla, se puso a trabajar para comprarse una furgoneta y "la llené de cosas para viajar". 


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Con su furgoneta camperizada, Carla ha disfrutado de viajar levantándose cada mañana en un sitio, conociendo gente nueva y comiendo cosas diferentes. "Esta libertad de dormir en todas partes es genial", exclama la arizana a la que se le ilumina el gesto hablando de los atardeceres australianos vistos desde su 'dormitorioneta'. Esta libertad precisamente le ha llevado a estar una semana sin ducharse en mitad de uno de los bosques más antiguos del planeta, el bosque de Daintree. "Me bañaba en el río, nos dieron permiso unos aborígenes que eran los dueños del terreno", nos dice Carla, que narra sus aventuras como el que cuenta que estuvo ayer regando las plantas. 

Y más o menos con la misma normalidad con la que todo lo hace y cuenta, sigue su narración de la aventura contándonos cómo ha recalado en Tennat Creek, donde ha encontrado trabajo y vive 'by the face' en la casa de una hospitalaria habitante local. "Mientras arreglan mi furgoneta me quedaré aquí y luego ya veremos", indica. En mitad de la nada, a 300 kilómetros de la población más cercana, en un lugar sin cobertura, el motor de su furgoneta dijo 'basta'. Por suerte, un hombre pudo remolcarla hasta Tennat Creek y se ha llevado su furgoneta para arreglarla en el lugar más cercano donde pueden hacerlo, en Alice Springs, a 500 kilómetros de distancia. "El señor que me ha llevado la furgoneta al mecánico me lo encontré un día y empezamos a hablar. Al día siguiente vino y se la llevó. Me ha cobrado la gasolina para el viaje de ida y listo. Además me procuró el presupuesto para que no me cobrasen más caro por ser extranjera", nos cuenta Carla muy agradecida a la forma de ser de los lugareños. "De repente me van a arreglar la furgoneta, tengo casa, trabajo y hasta perro", señala Carla, que ha estado trabajando en dos sitios durante una temporada para poder pagar el arreglo del motor. "Llevo aquí ya un mes. Ahora que tengo más tiempo al dejar un trabajo estoy haciendo ganchillo", nos dice riendo.


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Porque la risa es la nota común de esta entrevista. Carla es feliz haciendo lo que hace y no se plantea volver. "Aquí he tenido una suerte brutal y ahora no es momento volver. Además esto se parece mucho a Ariza", nos cuenta tras comentarnos que "me quedan 8 meses de visado y en este tiempo pensaré si quedarme o marcharme. Y es que esta aventurera de Ariza ya tiene claro que "mi vida es así, sobre la marcha" a la vez que se congratula de que "mi madre ha dejado de decirme tanto que me vuelva". De momento, aunque para su familia no sea la mejor noticia, ella sigue intentando "conocerme a mí misma y saber lo que quiero hacer en la vida" desde la satisfacción de haber conseguido ya "sentir la libertad y superar los miedos".

Hablando de un futuro no demasiado próximo, Carla volvería sin duda a vivir en Ariza. "No sé en qué podría trabajar pero volver desde luego", asegura en el único momento en el que su gesto se torna menos risueño. "La familia, la gente, las fiestas... Ariza es mi casa", señala añadiendo que "cuando vuelva y vea el chicote cerrado va a ser bastante shock" y bromea sentenciando: "Si el chicote está cerrado no quiero volver". Y es en este momento cuando Carla recuerda a "mi madre y mi tía, mi hermana, mis abuelos..., somos una familia muy unida y compacta y no les veo desde marzo de 2020". Precisamente son sus abuelos la principal razón de plantearse anticipar la vuelta a Ariza. "Mis abuelos no van a vivir para siempre, así que tengo que volver para verles y disfrutar de ellos" comenta dubitativa y añadiendo que "hay días que digo 'vuelvo' y otros que digo 'me quedo'".


Desde Australia, Carla se despide de nosotros animando a todos los altojaloneros a "que salgan, viajen y conozcan", recordando a sus amigos y amigas de la Peña Los Ocupas y haciendo una petición al alcalde de Ariza: "No tenemos local para la peña, que el Ayuntamiento nos de uno, que aunque estoy en Australia lo necesitamos", se ríe mientras se enmienda y señala que "se está haciendo mucho por los jóvenes en el pueblo". Fin de la llamada, pantalla congelada y fundido a negro. Termina nuestra primera visita por el Mundo a conocer a altojaloneros viajeros. La semana que viene, juntos, descubriremos a un nuevo personaje de nuestra comarca que nos abra una ventana a su universo. Sellamos el pasaporte y nos vemos el sábado que viene en otro aeropuerto. Te espero!

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