UN PASEO POR ARCOS DE JALÓN

Nos poníamos las botas la semana pasada, o más bien el bañador, para acudir en los primeros días de sol y calor, a la playa del Alto Jalón. El embalse de la Tranquera, entre Nuévalos, Calmarza e Ibdes, es un lugar ideal para pasar unas vacaciones tomando el sol, disfrutando de la fauna y la flora de nuestra comarca y de los deportes acuáticos. El kayac es una gran elección para estas aguas, que aunque frescas, invitan al baño desde el inicio de la temporada estival.

Firmes en nuestra decisión de enfundarnos el bañador cada semana durante todo el verano, visitaremos los lugares de nuestra comarca donde poder darnos un baño. Como toda decisión que se toma sin ser el dueño de todas las variables, siempre algo puede salir mal. Con las tormentas, está uno como para animarse a bañar. De modo que, caminos embarrados, aguas frías y temperatura no muy alta... ¿Dónde #MePongoLasBotas? Pues armado de valor, que de eso no nos falta, haremos una cosa esta semana de esas que uno retrasa y retrasa en procastinación constante cada semana. La responsabilidad aplasta cuando se trata de contar algo que todo el mundo sabría explicar mejor que tú. Así que lo que voy a hacer es aportar mi sentimiento al paseo que vamos a dar por Arcos de Jalón, la localidad. Y resalto la localidad, porque el municipio ya lo hemos paseado en esta sección en numerosas ocasiones. 

El más extenso de Castilla y León, en la vertiente soriana del Alto Jalón se encuentra el municipio de Arcos. Compuesto por 13 núcleos de población, Arcos de Jalón es la cabecera que aglutina los servicios y la mayoría de los 1.454 habitantes que tiene censados. Instituto de secundaria con reciente incorporación de Formación Profesional, colegio, guardería, instalaciones deportivas para invierno y verano, Centro de Salud, Espacio Cultural, Estación de ferrocarril y acceso directo a la Autovía que une Madrid y Barcelona. Tiene todos los mimbres para generar desarrollo salvo suelo industrial. Con mucho potencial por explotar, comparte con todo el Alto Jalón la necesidad de promocionar más sus tesoros.

Asentamiento sucesor de Arcóbriga, por lo que sus habitantes guardan el gentilicio, la localidad más grande de la vertiente soriana del Alto Jalón nos enseña vestigios de prosperidad lozana al calor de la expansión ferroviaria. No en vano, en 1970 había 4.309 habitantes, pasando en solo 10 años a ser 2.500. Con la desaparición de la máquina de vapor, Arcos de Jalón perdió a más de un tercio de sus habitantes. Pero la vida siguió, como ha seguido a lo largo de la historia gracias a la situación del pueblo en el mapa. Zona de transición, o como lo llamamos, La Raya, siempre ha sido un buen lugar el de Arcos para hacer una parada. A mitad de camino entre Madrid y Zaragoza, en un lugar de convergencia de civilizaciones e historias, Arcos de Jalón ha vivido siempre de su posición geográfica. 

El camino del Tejar, que sale del paso a nivel en dirección a Santa María de Huerta, te lleva por la ribera del río Jalón hasta una zona de descanso. Ahí podemos hacer una barbacoa o un pic nic frío si se da el caso, escuchando el rumor de la cascada que rompe unos metros más arriba. Esta zona recreativa, con columpios, mesas y bancos, es ideal para la primavera o los primeros días del verano. Incluso, si el calor aprieta, podemos bañarnos aunque la temperatura del agua normalmente nos detenga. De los tres caños de la fuente, sale agua fresca que todos, del más mayor al más imberbe, hemos bebido arrimando las manos a la boca.

La Plaza de la Estación, que ha sido centro neurálgico del pueblo durante toda una época, tiene anexa una nueva instalación deportiva pionera en la zona. A falta de trenes que paren y estaciones que abran al público, los amantes de las BMX y los monopatines están de enhorabuena, pues aquí pueden disfrutar de hacer de las suyas por sus peraltes y saltos. Es una buena opción para la mañana del sábado traer a los niños aquí. Después nos pueden servir un vermut con un torrezno en el Numancia, Las Grullas o el Xaloon. Siempre ha sido buena la hostelería de Arcos de Jalón, aunque ahí se eche de menos al Niza, que tantas y tantas horas buenas le ha dado al pueblo y a sus visitantes. Todavía me acuerdo del Michel sacando las raciones de calamares y sirviendo perdigachos a montones, mientras el Puskas limpiaba las mesas de la terraza cantando el Gavilán Pollero...

Y es que el tren ha hecho girar la mirada del pueblo hacia las vías durante mucho tiempo, dejando al río abandonado, como si nada fuera con ello. No en vano, el pueblo se llama Arcos de Jalón. La Renfe se ha marchado y tendríamos que empezar a superarlo. El río debería ser el elemento sobre el que girase la atención. Deberíamos mantenerlo y no tenerlo abandonado "a la mano de Dios". Cada vez que tiramos algo al suelo, decimos "ala, al Jalón" y nos quedamos tan contentos. Este río puede regar nuestros campos y ser un elemento de diversión para vecinos y los que vienen a visitarnos. Actividades acuáticas, observación de la fauna, pesca de trucha y cangrejo o baño en cualquier rincón, son algunas de las cosas por las que, cualquiera que viva en la ciudad, pagaría sin dolerle un billete o dos.

El pueblo en su parte nueva, no vamos a engañarnos, tiene pocos atractivos que yo pueda contaros. El edificio de la Harinera vieja, decadente belleza industrial, como también bello y decadente está el antiguo Cine Numancia. Sería bonito recuperar estos espacios y que se pudieran utilizar para hacer algo. De momento, tarde o temprano se tendrán que tirar o se vendrán abajo. Como abajo se caerá la parte antigua del pueblo si nadie logra remediarlo. De momento, es hasta bello observar como la naturaleza se va llevando toda huella de haber usurpado algo que no era nuestro. Pasear por los callejones de la zona vieja, más allá de la plaza de la iglesia, es una experiencia cercana a vivir en otra época.

Y siempre mirando desde arriba, se encuentra vigilante el Castillo. Es un lugar impresionante para subir un domingo a pasar la tarde. Las vistas son increíbles y el amanecer y el atardecer son perfectos. Desde allí podemos ver todo el valle hasta muy lejos. Uno puede comprender perfectamente por qué allí lo hicieron y te puedes quedar un buen rato absorto, mirando al horizonte y sintiéndote eterno. Esta fortaleza de orígen árabe, data del s. XIV, cuando su primer dueño conocido, D. Fernán Gómez de Albornoz, rebelde en defensa de proclamar rey a su hermano bastardo, Enrique de Trastamara, luchó contra Pedro I El Cruel. De hecho, en las paredes de la Torre del Homenaje, podemos ver los escudos de Gómez de Albornoz. Pasó después por varias manos, como  Juan Duque o los Manrique, hasta llegar a los Duques de Medinaceli.

El municipio, que perteneció en el s.XIX a la provincia de Calatayud en sus dos años de existencia, cuenta también con una iglesia construida a finales del s.XVI. Conjuga diversos estilos: gótico, renacentista y barroco. De su estilo gótico aún conserva la cabecera poligonal de cinco paños y la bóveda de crucería de la capilla mayor. Destacan en ella una pila bautismal de los siglos XVI y XVII y el retablo de la Asunción, de la segunda mitad del s. XVII.

Una máquina de vapor antigua, en las inmediaciones del Luis del Sol, campo del C.D. Arcógriga, y de las pistas de pádel, nos recuerda la historia ferroviaria de este pueblo. Pero también nos la recuerda la gente que aquí pace. Porque de Arcos de Jalón, como de Madrid, cualquiera se hace. Aquí el forastero siempre fue compañero por la costumbre de acoger a personas de paso. Estamos llenos de descendientes de extremeños, andaluces y de cualquier lado. El carácter de la zona se ha forjado en esto y la gente de Arcos son hospitalarios. De hecho, por lo que todo el mundo conoce este pueblo es por la diversión. "La famosa Pista de Arcos", dicen en cualquier pueblo del Alto Jalón. Hay cosas en Arcos de Jalón que ver, pero muchas más que vivir con los habitantes de Arcos. Un lugar para venir a pasarlo bien en sus fiestas, la Pijamada o incluso cualquier fin de semana es buena ocasión.

La semana que viene seguimos con las intenciones de ponernos el bañador y montarnos en el kayac en alguna zona de baño de nuestro querido Alto Jalón. ¿Te vienes? Te esperamos.