BETSABÉ GARCÍA: "LA LABOR DEL EMPRENDEDOR RURAL TIENE TAMBIÉN UNA PARTE DE VOCACIÓN DE SERVICIO PÚBLICO"

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Quedamos con Betsabé García una mañana fría de invierno en Alhama de Aragón. La humedad de este pueblo de la vertiente zaragozana del Alto Jalón seguro que le recuerda a su Asturias natal o incluso a Edimburgo, ciudad escocesa de la que llegó hace siete años al pueblo donde ha decidido emprender, ofreciendo un servicio con lo que mejor sabe hacer, enseñar Inglés. Licenciada en Filología Inglesa y con varios títulos de perfeccionamiento de idioma, que realizó en la Universidad aprovechando su paso por Escocia, imparte desde hace un año en su local de la Plaza de Joaquín Costa de Alhama de Aragón, clases de repaso para alumnos de Colegio e Instituto, y de Inglés para todas las edades.


Easter Road School es su academia, que recibe el mismo nombre del estadio de fútbol del club Hibernian de la Liga Premier Escocesa, situado en Edimburgo. Allí habría vuelto hace años "de no ser porque tenía ya a mi hija y estamos a gusto aquí", confiesa Betsa mientras nos tomamos un café caliente para mitigar el frío. Son las 10.00 de la mañana y es el momento en el que tiene un poco de libertad para enseñarnos su negocio. "Tengo las mañanas más libres porque las clases de repaso las doy por las tardes", nos cuenta. Sin embargo, sus alumnos no son solo niños y niñas en edad escolar. "Tengo ya veintiséis alumnos de repaso, pero también doy clases de inglés para adultos, que Alhama es un pueblo turístico y hay mucha gente que lo necesita para el trabajo", nos dice recordando que "antes de la pandemia, empecé a dar clases también a los empleados de Zalux, pero con el Covid se acabó aquello".


La actualidad manda, y el alto ritmo de contagios hace que la pandemia siga estando en cualquier conversación, más si cabe cuando hablas con una autónoma como Betsa. "Con el Covid ha sido complicado, pero yo siempre he tenido grupos muy reducidos para dar una atención personalizada, así que no he tenido que reducir los alumnos por grupo" nos dice recordando los momentos más difíciles en los que "no pudimos hacer presencial, y hacíamos clases online", pero se alegra de que "ahora ya podemos estar en el aula y dar la atención personalizada que nos gusta ofrecer". Más que por su negocio, del que nos dice que "además de los veintiséis alumnos de Alhama, tengo un grupo en Ibdes al que doy clase allí una vez a la semana", se muestra preocupada por como ha afectado al desarrollo de los más pequeños la pandemia. "En el curso pasado, que se partió a la mitad con el covid, por ejemplo a los que estaban aprendiendo a leer se les ha notado mucho", señala.



Nos terminamos el café y nos dirigimos hacia su local. "Hace justo un año que abrimos", dice Betsabé ilusionada por enseñar su lugar de trabajo. Por el camino, nos encontramos algunas tiendas abiertas y alguna persiana bajada. Ante nuestra mirada observadora, la emprendedora se da cuenta y nos dice que "se consume poco en el comercio rural. La gente más mayor sí que mira por el pueblo, pero los jóvenes no lo tenemos tan en cuenta y acabamos yendo a comprar a Calatayud o incluso hasta Zaragoza", como queriendo explicar que haya algunas puertas que no estén abiertas.


"Emprender en el pueblo es muy complicado y yo no he tenido ayudas de ningún tipo a nivel institucional", nos dice Betsa casi sin solución de continuidad como queriendo resaltar en el camino hacia su local que en el mundo del emprendimiento rural tampoco están abiertas todas las puertas. "Tengo miradas unas ayudas de la DPZ al emprendimiento que saldrán para abril, pero cuando empecé, entre que no tenía tiempo de buscar subvenciones y que lo que necesitaba era poder tener un sitio cuanto antes para crecer en alumnos...", explica señalando que para emprender hay que ser "muy decidida y valiente". Sin embargo, con ánimo de ser justa, nos dice que "tampoco emprender es tan difícil como lo pintan" y advierte que "hay que tener miedo, pero no te puede bloquear" y que "teniendo unas bases, las cosas claras y creyendo en una misma, se puede".



De hecho, Betsa tiene muy claro que "en nuestros pueblos se pueden hacer cosas", aunque también sabe muy bien que "no vale cualquier cosa, aquí tienes que dar un servicio personalizado. En mi negocio, por ejemplo, cuando los alumnos tienen época de exámenes, hay que trabajar con ellos también los fines de semana y cada uno tiene sus necesidades", nos dice mientras remarca que "la labor de un emprendedor rural tiene una parte también de vocación de servicio público. Hay muchas necesidades por cubrir que no están atendidas por las administraciones y que dependen de la iniciativa privada". Por ello anima a otras personas con ideas diciéndoles que "hay hueco para emprender en todo esto en nuestros pueblos, pero hace falta ser valiente y estar dispuesto a recibir críticas de todo tipo", nos advierte mientras llegamos a la fachada de Easter Road School, donde nos paramos para hacerle una foto.


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"Decoro con toda la ilusión cada semana la fachada del local con plantas y otras cosas", nos cuenta mientras posa a regañadientes para el periódico. "Luego aparecen en el río o en cualquier papelera... cosas de chiquillos", narra entre apenada y animosa. "Yo voy a seguir decorando mi fachada, a ver quién se cansa antes", suelta en medio de una risa entre algo indignada y muy motivada, mientras abre la puerta de la academia. "El local hubo que habilitarlo entero para poder tener alumnos desde infantil hasta adultos y equiparlo con material para todos... Hice hasta una colecta de libros de la gente...", nos dice mientras nos enseña las instalaciones, en las que encontramos dos espacios para niños y niñas de diferentes edades, un office, un almacén y un cuarto de baño. "Hay que asumir alquiler, luz, calefacción... al final son muchos gastos, pero la gente está respondiendo", nos cuenta contenta por el resultado de un año de trabajo en su local.


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"La soledad de la emprendedora es grande, y más siendo mujer y madre soltera", nos cuenta paseando por su local, al que admira como una huella del esfuerzo realizado. "La incógnita de que cada día tengas que tirar adelante para pasar el siguiente, es importante, y conciliar tampoco es fácil en el mundo rural, y menos para una madre soltera. Pero no he tenido nunca ningún problema. Mi tío me ayuda y mi hija se ha venido conmigo a todas partes siempre. Además, lo bueno de nuestro entorno es que no hay una gran competencia y hay hueco para que todos hagamos negocio", nos dice contenta de como están yendo las cosas. De hecho, advierte que "en el mundo rural nos quejamos demasiado y hacemos poco por mejorar nuestra situación. Reclamamos que nos quitan servicios y cuando los tenemos, no los usamos ni los cuidamos. Además, no hay mucha iniciativa tampoco, y cuando alguien tiene alguna idea nueva, las propuestas no suelen ser bien recibidas de primeras", remarca. 


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En este sentido, y preocupada por la necesidad de que haya más oferta cultural, nos señala que "hacen falta más cosas para los chavales en los pueblos, que están todo el día con el móvil" y propone que "habría que abrir la Biblioteca en Alhama, yo me ofrezco a ir por las mañanas, que las tengo libres. Voy a hablarlo con el Ayuntamiento...". De hecho, para Betsa "es muy importante que los chicos lean", razón por la que monta periódicamente Talleres de animación a la Lectura, como el del viernes pasado. "La lectura es algo que se está perdiendo y la cultura es muy importante. En la Biblioteca se podrían hacer muchas actividades, talleres, cosas para niños...", nos dice mientras cerramos la puerta de su academia y nos despedimos de esta emprendedora del Alto Jalón.

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