EFECTO ESPEJO

|

¿Has sentido en alguna ocasión que no soportas a alguien y cuando has reflexionado no has encontrado una razón lógica, lo suficientemente importante para que el rechazo sea tan grande o desproporcionado?


Pues atento a este artículo porque seguramente estaba actuando el “Efecto espejo” …

Para poder sobrevivir como especie, el ser humano ha desarrollado diferentes mecanismos de protección y defensa: siempre buscamos la experiencia menos dolorosa para nosotros mismos, aunque eso suponga autoengañarnos, mirar para otro lado o “echar balones fuera”.


Y si no ejercitamos la capacidad de identificar estas señales, nos podemos quedar atrapados, privados de la posibilidad de crecer y evolucionar. Porque esas señales son avisos de que hay algo que necesitamos resolver.


Por ejemplo, imaginemos que estamos opinando de un tema y queremos tener razón por encima de todo (porque ya nos estamos enfadando), entonces para defender nuestra postura llegamos a no dar toda la información, a sesgarla o a “engañarnos” a nosotros mismos y a los demás. Automáticamente, para no sentirnos mal con nosotros mismos, culpables de este engaño o manipulación de la información, buscaremos con lupa cualquier argumento en los demás para descubrir que también ellos hacen algo similar. De esta manera nos sentimos aliviados ya que percibimos que “jugamos al mismo juego”.


Ya lo dice el refrán “Cree el ladrón que todos son de su condición”. ¿Reconoces algo de todo esto en ti mismo o en la conducta de alguien cercano? Pues esos comportamientos se deben al “efecto espejo”, cuando descubrimos quienes somos en el reflejo de los demás.


Este efecto, bien utilizado, nos ayuda al Autoconocimiento y al sentimiento de pertenencia que tanto necesitamos al ser seres sociales: nos reafirmamos al pertenecer a una familia, a colectivos o a equipos de trabajo con los que compartimos valores, formas de pensar o de sentir (nos sentimos reafirmados con los que consideramos “nuestros semejantes”).


Pero, ¿qué ocurre cuando ese reflejo no nos gusta?

Supone una gran oportunidad de mirar hacia adentro, para identificar nuestras áreas de mejora.  A partir de ahora, cuando identifiques este efecto con alguien, reflexiona y escribe:


¿Qué es lo que te molesta realmente?

¿Te gustaría estar en su lugar?

¿Qué aspectos te irritan más de esa persona?

¿Qué aspectos tiene en común contigo?

¿Te genera sensación de frustración?

¿Tiene que ver con alguna experiencia del pasado?

¿Tiene que ver con alguna inseguridad en el momento actual?

¿Tiene que ver con tu autoestima?



No desaproveches la oportunidad que te brinda el “efecto espejo” en todas tus relaciones, para conocerte mejor, mejorar tu autoestima y evolucionar…



Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

Comentarios