LOS OCHO APELLIDOS DEL ALTO JALÓN

|

Como si de un arranque de nacionalismo se tratase, cerramos las puertas de nuestros pueblos a todo aquel que no guarda correlación con los apellidos de nuestros abuelos. A modo de 'Ocho apellidos vascos', hacemos una cuestación al forastero cuando viene a instalarse. Le miramos con recelo, pues nos llama la atención que se haya fijado en nuestro pueblo para potenciar cosas en las que "no me he fijado antes yo". Ya no te digo nada si lo que pretende con su actividad es hacer un bien para todos. Ahí ya la desconfianza pasa a ser total.


En ese caso, cuesta sudor y desencuentros que los nuevos habitantes del pueblo lleven a cabo su labor. La desconfianza y el miedo irracional se adueñan de nuestra población y casi terminamos por mandar bien lejos cualquier iniciativa que se instale bajo apellidos que no son de la tierra. Pensamos que es mejor que nadie saque partido de nuestro patrimonio, a que lo haga alguien que proviene del "exterior", por mucho que nos convenga a todos. Esta es una de las causas, altojaloneros y altojaloneras, de la despoblación: Nosotros.


Paradógicamente, pasa lo contrario cuando se trata de alguien que se ofrece al pueblo solamente a sacarnos el dinero sin provocarnos ningún bien con ello a la población. En esa ocasión, corremos a pagar "el oro y moro" por los servicios de un urbanita que nos ofrece grupos de música, pintar murales, monologuistas u obras teatrales o incluso comunicación. Cuando alguien hace algo de esto dentro de nuestros pueblos,  le cuesta "dios y ayuda" cobrar la mitad de lo que vale realmente su acción, y al que viene de fuera a ofrecerlo, le otorgamos la condición de saber hacerlo mucho mejor simplemente por venir de la ciudad.


De este modo, el nacionalismo del Alto Jalón funciona al revés que el resto y solo genera despoblación. Rechazamos de primeras a cualquiera que se instale en nuestros pueblos a crear, producir, promover o dinamizar, y mandamos lejos nuestro dinero, pagando a gente y empresas de fuera por servicios que podemos generar dentro. Se trata de un "sálvese quien pueda", porque preferimos que al que se ha venido a nuestro lado no le salgan las cuentas, no vaya a ser que le vaya bien con algo a lo que nosotros no "echábamos cuenta". Todo ello, a pesar de que si le fuese bien al "forastero", se quedaría con nosotros, sumándonos iniciativas, repoblando, creando riqueza... Si nadie pusiera la zancadilla, sacaríamos provecho todos, pero ni con esas... No tener los apellidos adecuados genera demasiados problemas y, si continuamos, la gente se seguirá marchando lejos de nuestras fronteras.


Tenemos que empezar a cambiar no solo la visión que tenemos de nuestra tierra, sino también la reacción que tenemos con los que quieren venir a vivir y generar riqueza en ella. ¿De modo que no tenemos problema en aceptar molinos de viento y placas solares, pero sí dinamización del turismo a través de la Cultura y el Arte? Así que ¿somos capaces de gastarnos el dinero en dulzainas, charangas y orquestas que vienen de fuera, pero no somos capaces de invertir lo necesario en el trabajo de asociaciones y entidades privadas que dinamizan y multiplican el valor de cada uno de nuestros municipios y localidades?


Debemos abrir las puertas a los que tienen ideas nuevas para implantarse en el territorio en busca del bien de todos. No debemos fijarnos solamente en el beneficio que van a sacar, sino también en el que nos pueden provocar. Tenemos que empezar a demostrar que el Alto Jalón no somos solo los que mandan a sus hijos e hijas fuera bajo el argumento de que "aquí justo antes de morirnos seremos nosotros los que cerraremos la puerta". 


Somos un lugar que necesita de iniciativas diferentes y nuevas, incluyendo al que quiera utilizar lo que otros no han visto jamás como oportunidad, siempre y cuando su uso provoque en los demás también una posibilidad de generar riqueza. Somos los que nos fuimos y volvimos para emprender en nuestra tierra, y los que nunca se fueron y estaban aquí para recibirnos con los brazos abiertos, también creando cosas nuevas. Tenemos que dejar de ser los que no quieren que nadie más a parte de ellos viva y prospere. No podemos vivir más con miedo a que venga alguien a quedarse aquí y nos ofrezca alternativas diferentes a implantar en nuestra tierra.


Estamos en un punto en el que no nos podemos permitir que, si viene hoy otro Miquel Tugores a montar su Fundación DEARTE, le tenga que costar 14 años poder posicionarse en Medinaceli porque no le ayuda prácticamente nadie. Es ahora el momento de abrazar a gente como Margarita Asuar y Gonzalo de Miguel en Monteagudo de las Vicarías; de potenciar eventos como el que ha habido este fin de semana en Arcos de Jalón, que nos ha ofrecido un diferente punto de vista del atractivo turistico del municipio de la vertiente soriana del Alto Jalón. Es hora ya de tener visión de futuro y dejar de pensar que la despoblación es el destino. Es el turno de promocionar ideas nuevas, de cambiar las cosas, de permitir que crezcan a nuestro lado nuevos proyectos y personas. Es el momento de dejar de echar de aquí a todo el que quiere hacer cosas nuevas solo por el hecho de no compartir con nosotros el apellido de la bisabuela. Si en las ciudades funcionasen así, nadie querría vivir en ellas.



Feliz semana altojaloneros y altojaloneras.

Comentarios