¿QUÉ HARÍAS TÚ SI TE DIJERAN QUE PUEDES ACABAR CON LA DESPOBLACIÓN?

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Darle vueltas al mundo rural cada día, cada semana, en cada noticia y reportaje, a veces, lo confieso, me desespera. Ver que se pueden hacer muchas cosas para cambiar y no se toman las decisiones correctas entristece al más optimista del planeta. Pero rápido me animo, porque tengo claro lo que quiero y lo que me gustaría que suceda. Quiero un Alto Jalón con futuro, porque todavía me quedan muchos años de negocio en nuestros pueblos, eso por supuesto, pero también porque desearía que mi hija, que tiene solo 6 años, pudiera elegir, llegado el momento, vivir en el mundo rural en el que su padre tanto se empeña, sin necesidad de renunciar a tener una vida plena. Pero para eso, tenemos que trabajar mucho todos juntos. 


Necesitamos de ese autónomo que paga sus impuestos, declara sus IVAs y aporta a que las arcas públicas tengan dinero para no retirarnos más servicios, de esos que pocos nos quedan. Necesitamos de esas pequeñas y medianas empresas que utilizan de forma sostenible nuestros recursos para generar aquí riqueza. Necesitamos de ese vecino y vecina que acuden a nuestros comercios en lugar de comprar en Amazon o de coger el coche para darle al Mercadona de turno, parte del salario que en nuestra zona genera. Necesitamos de decisiones correctas de nuestros políticos para generar posibilidades de emprendimiento, viviendas y opciones de ocio y cultura que atraigan a jóvenes a nuestra tierra. Necesitamos de emprendedores con valores que activen una economía naranja en nuestro ecosistema, al calor del patrimonio eco-cultural que inunda el Alto Jalón, utilizando nuestros recursos como un elemento de atracción para generar negocios que no solo sean rentables y creen empleo, sino que también transmitan ideas que ayuden a dinamizar nuestros pueblos. En definitiva, nos necesitamos casi todos, cada uno en su tarea.


No nos hacen falta proyectos que vengan a esquilmar nuestras reservas. No necesitamos más promesas del "oro y el moro" a cambio de hipotecar nuestras opciones de revertir la despoblación, escondidas bajo señuelos de bajadas de impuestos o de alguna posible mega inversión. Lo que queremos es explotar nosotros nuestras riquezas y que no nos consideren solo como productores para otros. Queremos poder diseñar estrategias de atracción y dinamización de negocio a través de nuestra historia, la cultura, el arte, la naturaleza, el paisaje... Queremos desarrollar una industria rural que vaya más allá de que nos utilicen para alimentar las bocas de la globalización, que ya ha demostrado ser un desastre. En lugar de esquilmar lo que tenemos, el mundo rural quiere potenciar un consumo sostenible y de kilómetro cero. Además, es lo que pide el planeta. O retornamos al mundo rural, o vamos a acabar muy pronto con la Tierra.


Nosotros, en nuestros pueblos, en una inmensa mayoría, tenemos claro lo que necesitamos y cómo lo queremos. Sin embargo, cuando se trata de legislar, ahí ya nada pintamos aunque votemos. Deciden sin preguntar, desde despachos de ciudad, empujados a perpetrar un sistema económico global que favorece a las grandes empresas y que ha vaciado el mundo rural. ¿A alguien le llega a "colar" que van a hacer algo ahora para favorecernos con leyes, ayudas de funcionamiento o fondos Next Generation? Deberíamos pararnos a pensar mucho de dónde nos llega, antes de aceptar cualquier propuesta que nos venga desde lejos con cantos de sirena, aunque tenga muchos ceros.


¿Qué nos queda entonces si los que pueden solucionar nuestros problemas no parece que vayan a hacerlo? Pues sin tener una varita mágica... ¿por qué no cogemos las riendas y dejamos de esperar quejicosos a que venga nadie a "des-despoblarnos"? Quedamos nosotros, los que vivimos en los pueblos, que podemos cambiar las cosas empezando por nuestros comportamientos. Podemos apoyar los proyectos que surgen proponiendo modelos de negocio y vida diferentes a los que nos han traído a lo que sufrimos hoy en día. Podemos dejar de consumir lejos para comprar todo lo que podamos en nuestro pueblo, y lo que no, en el más cercano (en el que tenga una tienda abierta todavía). Podemos consumir y apoyar al ganadero extensivo de aquí al lado, en lugar de a una mega-ganadería; o al agricultor de kilómetro cero en lugar de perpetrar el consumo de alimentos llegados desde otro continente, un sinsentido más de los que hacemos.


Podemos ponernos en contra de mega-proyectos solares y eólicos para apostar por crear comunidades energéticas abiertas; construir y reformar viviendas para que sean sostenibles y autosuficientes; mantener limpios nuestros ríos y parajes naturales para hacerlos atractivos y visitables; invertir en atraer a un turismo cultural y responsable... Podemos dejar de quejarnos de que nadie nos hace caso, olvidar el manido mensaje de "estamos desamparados", y empezar a ayudarnos a nosotros mismos. ¿Qué harías si te dijeran que tú puedes acabar con la despoblación? Tú tienes la llave para que, entre todos, acabemos con ella. Juntos, podemos lograrlo, aunque eso signifique dejar a un lado algunas subvenciones-trampa y beneficios a corto plazo que solo cumplen la función de condenarnos. En nuestra capacidad de consumo está el remedio para dejar de despoblarnos. No se trata de votar cada cuatro años, sino de que cambiemos cada uno en nuestra parcela. ¿Cambiamos?



Feliz semana altojaloneras y altojaloneros.



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