¿SE AVECINA UN CAMBIO DE MODELO?

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Desde que era bien pequeño, no he parado de escuchar la palabra progreso. El crecimiento ha sido la obsesión de la economía mundial desde que tengo conocimiento. Producir, generar, incrementar, sumar... siempre se ha tratado de ir más allá en el consumo, en la posesión material, en hacer que todo sea nuestro. Nos encontramos ahora en un momento crucial en el que tenemos que decidir qué queremos. Y las opciones no son ya crecer o quedarnos quietos, sino apostar por la vida o claudicar a la auto destrucción.

El planeta no aguanta más. Esto no lo digo yo, ya lo dicen hasta los Gobiernos y los poderes económicos. Debemos cambiar a modelos más ecológicos, sostenibles, que generen energía de forma limpia y que no lancen a la atmósfera tantas emisiones de CO2. Se empiezan a poner de moda las energías renovables, la Agenda 2030 y los consumos de kilómetro cero... Pero seguimos apostando por vivir todos en las ciudades. Apostamos por medios de transporte de Alta Velocidad que dividen los territorios dejando en tierra de nadie a miles de pueblos. Apostamos por modelos de producción encaminados a servir de alimentos a la ciudad no dejando trabajo en el mundo rural y contaminando nuestros campos y acuíferos. Apostamos por un sistema energético de macro parques, que producen energia eólica o solar para iluminar las luces de neón de la ciudad a cambio de destrozar nuestro patrimonio natural. Y encima, pagamos impuestos para mantener el patrimonio de la ciudad mientras la historia de nuestra civilización languidece en cada rincón del mundo rural, desapareciendo, como nuestra población, como si todo hubiera sido siempre aquí yermo.

En la intención de vaciarnos, lo mejor que han hecho es meternos en la cabeza que ya lo estamos. Nos llaman la España Vaciada desde antes incluso de que lo estuviéramos, que para mí nunca lo hemos estado. Se han dedicado a darnos la espalda, a provocar que perdamos la memoria de lo que fuimos y de lo que todavía ser podemos. 

Si no tenemos nada, lo que nos traigan nos parecerá perfecto. Por eso nos alegramos cuando nos ponen molinos de viento, o cuando vienen a destrozar nuestras montañas para hacer autovías y viaductos eternos para el pájaro de hierro que ha conseguido que no haya ya nada en casi ninguna estación de tren de nuestros pueblos. Es momento de no dejar más que nos quiten lo nuestro. Es ahora cuando nos tenemos que plantar para que no nos compren más a cambio de contribuir al éxodo rural. Tenemos que proteger y consumir lo nuestro y exigir sin parar que tenemos los mismos derechos. Tenemos que procurar que si producimos para la ciudad, se reinvierta el beneficio en el pueblo. Abramos los ojos ya. 

Peleemos sin vacilar hasta que tengamos acceso a la sanidad y que no nos pongan más la excusa de la rentabilidad. Tenemos todo el derecho a tener maestros pues, si no los tenemos, no vendrá un niño jamás. El transporte público, que debe moverse con energía limpia, nos tiene que permitir viajar en el día, no solo a la ciudad, sino entre nuestros pueblos. Hay que exigir ya que no nos lleguen más tomates desde lejos en camiones, creo que contaminan mucho más que llevarlos de la huerta a la tienda de la esquina, ¿verdad?

¿A quién interesa que estemos reunidos millones de personas en una ciudad? Si se invierte en que en los pueblos se tengan los mismos servicios, redes, abastecimiento y comunicaciones, y se apuesta, legislando, por ventajas fiscales para que las personas y las empresas se vayan de las ciudades... Si además se impulsa un proceso de salida de la capital de las instituciones, pues el centralismo ya huele a nafatalina... Solo hace falta dinero y voluntad política para hacerlo y, oh casualidad, vienen los Fondos Europeos. ¿Se hará? 

De momento, en el Alto Jalón seguimos en ello, potenciando cada vez más el patrimonio histórico y natural que tenemos. Ejemplos tenemos en Medinaceli, Monteagudo de las Vicarías, Jaraba, Alhama de Aragón, Ibes, Monreal de Ariza, y en muchos más sitios que por acortar me dejo, que son muestra viva de que, si potenciamos lo que tenemos, podemos vivir de ello. Las desventajas nos esquilman, pero "nos ponemos" y "hacemos". Reclamamos con resultados que merecemos el cambio de modelo que se avecina... o eso espero. Llamadme optimista (o iluso, os dejo).


Feliz semana altojaloneras y altojaloneros

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