LUCES

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El residente


        A la hora de conducirse en la vida, el cerebro como los coches también tiene un sistema de luces: largas, cortas y de posición. Contra todas las reglas de la óptica, los problemas se ven más grandes de lejos que de cerca. Con las luces largas todas las tragedias lejanas son siempre apocalípticas, en cambio con las luces cortas esas calamidades futuras, cuando llegan adquieren una dimensión concreta, humana, soportable.


       Con las luces largas uno puede imaginar toda suerte de éxitos y placeres inasequibles, pero con las luces cortas uno se conforma con una salud aceptable y una mesa donde no falten unas chuletas a la brasa y una buena garnacha tinta, para compartir con algunos amigos divertidos. Con las luces largas todos los principios son fundamentales, todas las verdades han de ser absolutas y todos los juicios son tajantes con sentencias inapelables, pero con las luces cortas incluso las ideologías más extremas se ven encarnadas en personas , de modo que uno descubre individuos cerriles, abiertos, listos e imbéciles intercambiables, en la izquierda y en la derecha.


          La vida real es lo que nos sucede durante las veinticuatro horas del día, a un centenar de metros a la redonda de nuestro cerebro.


         De noche en la cama, puedes soñar con grandes proyectos o tratar de que ese sueño se conforme con un colchón confortable, con sabanas limpias y una almohada fresca, que nuestro cerebro partirá en dos con las mejillas y los buenos recuerdos del día de atrás o del lejano pasado.

         Con las luces largas en la oscuridad del camino de la vida puedes deslumbrar a un conejo, con las luces cortas descubres que ese conejo podrías ser tu.


         Este curso que empieza, para algunos, tiene el futuro poblado de fantasmas terroríficos, sobre todo si vamos con las luces largas, sin hacer proselitismo en contra de los que apuntan lejos, yo en este momento que vivimos aconsejaría que una vez apagadas las luces cortas dejemos encendidas las de posición , que no son para ver si no para que te vean y no se nos lleven por delante.


         Si no somos capaces de ver y dejarnos ver, tendremos que creer lo que dicen ver otros ojos.

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