Cuántas veces nos hemos sentidos alterados y tremendamente preocupados por algo…Y después de dormir unas horas, nos hemos dado cuenta de que no era para tanto…
Según los estudios más recientes y prestigiosos, la privación del sueño puede originar pérdida del tejido cerebral y aumentar la actividad en la amígdala (la zona de nuestro cerebro que regula las emociones, especialmente las reacciones más inmediatas). Dando una respuesta más rápida e impidiendo que la parte racional influya y modifique nuestra conducta. Cuando dormimos poco este proceso se acelera y nos hace reaccionar con más rapidez e intensidad de lo habitual, ante cualquier situación: Nos deja con los “nervios a flor de piel”.
Es decir, que la falta de sueño hace que no relativicemos los acontecimientos y que la respuesta emocional no sea del todo proporcionada a la importancia de un suceso. Ya lo decían nuestras abuelas: “No tomes ahora ninguna decisión, consúltalo con la almohada”.
Esto significa que la falta de sueño afecta a nuestra capacidad de distinguir entre lo emocional y lo neutral, o lo que es lo mismo: perdemos la objetividad y nuestra reacción emocional puede llegar a ser totalmente desmedida o más apática de lo que cabría esperar.
Teniendo esto en cuenta, podemos entender por qué es tan importante que lo pacientes con trastorno bipolar, tengan una buena rutina de sueño.
Por otra parte, la falta de sueño nos lleva a tener más pensamientos negativos y repetitivos, incluso a la larga, a tener dificultades para ver lo positivo que tenemos en nuestras vidas y a no darle el valor suficiente.
Por eso, si queremos gestionar bien nuestras emociones, será imprescindible darle importancia a la calidad y a las horas de sueño.
¿Cuánta importancia les das tu? ¿Cuántas horas duermes?
La Organización Mundial de la Salud reconoce que dormir poco pueda afectar a nuestra salud física y mental, por eso recomienda dormir, como mínimo, entre 7 y 8 horas diarias.
Y aunque dormir 8 horas diarias nos parezca un lujo, que no siempre nos podemos permitir, es importante darle la importancia justa al sueño y priorízalo frente a otras tareas, que quizás no te den tantos beneficios…
Reflexiona: Tu salud física y mental están en juego ¿Qué puede haber más importante que eso?
Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.
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