UNA RAYANA IMPLICADA EN EL AUGE EN ESPAÑA DE LA CULTURA Y LOS PRODUCTOS COREANOS

La rayana Sara de Miguel, que trabaja como enlace comercial de empresas coreanas para el mercado español en la Embajada de Corea del Sur, ha compartido en Pasajeros al Tren de Alto Jalón Radio una interesante visión sobre la cultura y las tradiciones coreanas. Con motivo del Día Blanco, una celebración muy popular en Corea, Sara nos ha explicado cómo esta festividad refleja los valores y costumbres del país asiático.

El Día Blanco, celebrado el 14 de marzo, es la respuesta masculina al Día de San Valentín. "El 14 de febrero, las mujeres regalan algo a los hombres en Corea, y en el Día Blanco, los hombres les devuelven el detalle con chocolate blanco o flores blancas y rojas", explicaba Sara de Miguel. La celebración tiene un fuerte componente cultural y está muy extendida, con tiendas y restaurantes decorados para la ocasión. "Son muy celebradores los coreanos, muy disfrutones", añadía Sara, destacando que en Corea son conocidos como los latinos de Asia por su carácter social y extrovertido.

Sara de Miguel ha relatado cómo la cultura coreana ha ido calando progresivamente en Occidente, en gran parte gracias al fenómeno K-pop y a la difusión de las series y películas coreanas. "Este miércoles hubo dos conciertos multitudinarios de K-pop en Madrid", recordaba Sara, destacando la enorme popularidad de este género musical y el creciente interés por la gastronomía y las tradiciones coreanas.

En cuanto a las costumbres sociales, Sara subrayaba que el respeto y la jerarquía son fundamentales en la sociedad coreana. "Allí el comucionismo todavía está muy presente y marca las relaciones sociales", señalaba. Por ejemplo, en la mesa hay que esperar a que la persona mayor se siente y empiece a comer antes de hacerlo uno mismo. Además, hay gestos protocolarios muy marcados, como recibir un regalo o una tarjeta de visita con ambas manos y hacer una reverencia como señal de respeto.

La cultura coreana también destaca por su fuerte sentido del orden y la disciplina. "En el metro no se puede hablar en voz alta ni usar el teléfono, y la gente hace fila para entrar en los vagones", explicaba Sara, contrastando esta actitud con el bullicio y la falta de orden habitual en España. "Todo funciona muy bien, pero es verdad que también es rígido y tiene su coste", reflexionaba la rayana, que recientemente ha visitado el país premiada por quedar en segundo lugar entre más de 140 proyectos internacionales presentados por todas las embajadas de Corea del Sur en el Mundo a un prestigioso concurso.

El respeto por las normas y la estética es otro rasgo distintivo de la sociedad coreana. "Todo está muy cuidado. La presentación de la comida, la decoración de los locales, incluso en un bar sencillo te sirven un plato de ramen perfectamente presentado", señalaba Sara. También destacó el sentido de la apariencia personal: "La imagen es muy importante en Corea. El físico y el aspecto cuentan mucho en las relaciones sociales".

En el ámbito laboral, Sara reconocía que el ritmo y la exigencia en Corea son mucho más intensos que en España. "Ellos esperan respuesta en 24 horas. Hay una expresión muy popular allí que es pali, pali, que significa rápido, rápido. Tienen un ritmo de trabajo frenético, pero están empezando a relajarse un poco", explicaba Sara.

La influencia coreana en la economía mundial también fue objeto de análisis en la entrevista. "En los años 50, Corea tenía un PIB similar al de Eritrea, era uno de los países más pobres del mundo", recordaba Sara. Sin embargo, el llamado "milagro coreano" ha situado al país como una potencia económica gracias al trabajo y al esfuerzo de sus ciudadanos, así como al impulso de grandes conglomerados empresariales como Samsung y Hyundai. "La sociedad coreana ha resurgido y ahora están en lo más alto, se lo merecen", afirmaba con orgullo la rayana.

Sara de Miguel, parte de la familia de Saminhaan de Monteagudo de las Vicarías, concluyó la entrevista destacando la mezcla entre modernidad y tradición que define a Corea del Sur. "Es increíble ver una ciudad como Seúl, llena de rascacielos y con tecnología punta, y de repente encontrarte un templo budista donde la gente entra a rezar", afirmaba. Este contraste entre tradición y modernidad, disciplina y celebración, es lo que convierte a Corea del Sur en una sociedad fascinante que sigue conquistando el mundo.

Una charla enriquecedora que nos ha permitido viajar, aunque solo sea con la imaginación, a una cultura tan distinta y a la vez tan cercana gracias a su creciente influencia en Occidente. Una influencia que quizá podamos ver algún día fusionada en Saminhaan, rompiendo fronteras desde la rayana castellano-aragonesa del Alto Jalón.

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