PESCAMOS LOS ÚLTIMOS CANGREJOS DEL AÑO EN EL JALÓN

El último día del año provoca una cantidad ingente de últimas veces. Unas gozan de mucha emotividad, y otras nos dan una pena relativa porque se van a repetir pronto. Como tampoco nos dio tanta pena el último abrazo a nuestro abuelo... Algo aprenderemos de todo esto, igual que algo aprendemos de nuestra excursión a la última jornada de pesca del cangrejo. La veda se cerró ayer, 31 de diciembre, y quisimos bajar al Jalón con unos pescadores a llevarnos los últimos para mezclarlos con cigalas y gambones en la cena de Noche Vieja.

Parece que prácticamente cualquier meandro de nuestro Jalón, es bueno para echar los reteles y sacarlos tras unos minutos con algo. Nos advierten nuestros pescadores que es mal día. El agua fría hace que entren en cierto letargo. -"Pero no son los de antes, estos comen todo el año"- nos dice Daniel, que nos explica que -"efectivamente comen menos, pero los autóctonos prácticamente invernaban y estos son más despiertos"-. 

Nos explican la diferencia y evolución que ha habido aquí con los crustaceos. Al principio había cangrejo autóctono, más rojo y más sabroso por lo que dicen las abuelas. Se introdujo el cangrejo americano, que se hizo con el ecosistema eliminando a su "primo hermano". Y ahora hay cangrejo señal, canadiense... Habría que ser radical en cuanto a defender nuestras especies. Me parece inconcebible que alguien pueda introducir en nuestra ecosistema una especie con la única intención de divertirse pescando. -"No te imaginas, hasta sirulos... los cangrejos los echa la gente como lo echan todo, los lucio percas, la perca, el sirulo... de todo".-, nos dice Daniel.

Llegamos cerca de Montuenga de Soria a una zona de sembrados. Tras sortear chopos caídos para llegar a la ribera, se nos ocurre que de todos esos troncos muertos podría hacerse madera y regalarse a los más necesitados para calentar sus casas. Sergio lo tiene claro -"se limpiaría el río para evitar problemas con riadas y facilitar el paso a los pescadores y además, se daría soluciones a los más pobres para pasar el invierno"-. 

Ya acomodados al lado del río, preparamos los reteles con el cebo. Tenemos carpa que nos ha regalado "el negro", como lo conocen sus compañeros pescadores. -"La tenía congelada Óscar en su casa, que no ha venido porque para coger dos cangrejos... Pero seguro que cogemos más y le damos en el morro"-, nos dice Dani, haciendo gala de la competitividad que existe a la hora de alardear de logros entre los pescadores. Dani coloca la perca en el retel, enganchada con una especie de imperdible en el centro de una red extensible. La lanza con maestría y repite la operación con otros tres reteles, dejándolos en el río y dando lugar a charla.

Hablamos de lo que hace falta arreglar en torno al río. -"Aquí lo necesario es que cada uno limpie lo suyo. Estoy harto de recoger la mierda de otra gente. Al río se viene con una bolsa para dejarlo todo limpio"- Nos dice Sergio. Doy fé de su conciencia, pues lleva toda la mañana recogiendo lo que se encuentra. Mientras estamos charlando, Daniel recoge cuerdas y sorpresa, hemos pescado. Dos cangrejitos de nada, pero algo es algo. Nos los llevamos a casa, pues no se puede tirarlos ya que, como especie invasora, hay que eliminarlos y está prohibido volver a introducirlos en el río.

La madre de Daniel no los va a hacer a la plancha. La mujer de Sergio no quiere saber nada de "bichos". Los echaremos en una cazuela y que la Cucú nos haga un guiso.