EMILIA, LOS PATOS Y EL FOTÓGRAFO - SANTA MARÍA DE HUERTA ¿1908-1912?

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El 8 de agosto de 1879, nacía en Santa María de Huerta, Emilia Millán, hija de Antonio y Bernarda. Dos días más tarde era bautizada por el cura de la localidad D. Juan García. Su vida transcurrió en este pueblo, donde se casó y tuvo a sus hijos. Con el tiempo, me llegó una historia que, entre otras muchas cosas, decía que delante de la casa de Emilia había una reguera con patos y demás animales. Por más que daba vueltas, mi imaginación desbordante no se hacía a la idea de que aquel idílico paisaje fluvial, en medio del pueblo, tuviese visos de ser real. Pero por experiencia propia sabía que por muy descabelladas que sean las historias de los abuelos, casi siempre resultan ser reales.


Habían pasado unos 100 años y en esas fechas y en esos pueblos, costaba encontrar material fotográfico que corroborase el asunto. Máxime cuando hablamos de una calle del pueblo. Encontrar fotos antiguas de los monumentos propios de un pueblo o ciudad no es tarea complicada, pero cuando se trata de una calle sin más, la cosa se complica y de qué manera. Corroborar la veracidad de esa historia no era ni mucho menos algo trascendental. Pero esta tierra nos iba a deparar, de nuevo, una grata sorpresa. 


Hacia 1911, se encontraba en Huerta, Juan Cabré, afamado arqueólogo y fotógrafo, nacido en Calaceite y gran amigo del Marqués de Cerralbo. Es Cabré quien documenta las excavaciones llevadas a cabo por Cerralbo en el Alto Jalón y quien introduce al Marqués en el mundo de la arqueología. Cabré era un asiduo en el palacio de los marqueses en Huerta y cierto día, cogió su pesada cámara fotográfica con su trípode y, pasando las vías, se plantó justo delante de la casa de Emilia. Desconocemos si nuestra protagonista se percató de la presencia del afamado arqueólogo y fotógrafo.


La foto que hizo aparece a continuación. Y ¡sorpresa!, en esa foto aparece la reguera, los patos, algún cordero y hasta una vecina. Ya es mucha casualidad que la foto se hiciera delante de la casa de Emilia y corroborar que, una vez más, los abuelos llevaban razón. Y por increíble que parezca, en Huerta sí había foto de una de las calles, y más concretamente de la que buscábamos, justo en el lugar exacto.


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El archivo Cabré consta de 5558 negativos, de ellos 160 realizados en Santa María de Huerta. No es posible saber la fecha exacta de la foto, aunque Cabré documentó y fotografió a partir de 1908 en el Alto Jalón con motivo de las excavaciones. En alguna de esas fotos aparece su esposa y su hija Encarnación, nacida en 1911, siendo casi un bebé, en los jardines del Palacio de Huerta. Bien pudiera ser que la foto de la historia de hoy se hiciera en torno a 1912, pero solo es una mera especulación. En cualquier caso, la foto de Cabré corrobora la veracidad de la historia de la reguera y los patos.


Emilia perdió a varios hijos, a su marido y, en 1931, se le embargaron parte de sus bienes. A pesar de tantas calamidades, disfrutaba con sus nietas que, entre otras perrerías, le ponían la bolsa de agua fría en la cama, a lo cual respondía con un ¡Re-Dios estas crías!, con una sonrisa de oreja a oreja.


Emilia falleció en 1953 en Monreal de Ariza. Unos 50 años después pasé a visitar su lugar de reposo, con muchas preguntas en mi cabeza, pero con ganas de hacerle una última pregunta: “Emilia ¿de quién eran los patos de la reguera?”. Mucho me temo que para esa pregunta no halla respuesta, pero la magia del Alto Jalón puede, de nuevo, volver a sorprendernos en cualquier momento. 


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