EL GRAN TERREMOTO - ALTO JALÓN 1755

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El día 1 de noviembre de 1755, día de Todos los Santos, tuvo lugar el mayor terremoto del que se tiene constancia en Europa, con una magnitud de 8,7 en la escala de Richter, conocido como el Terremoto de Lisboa.


En un intervalo situado entre tres y seis minutos, a las nueve y media de la mañana, el temblor se ceba con la ciudad de Lisboa. A la destrucción ocasionada por el propio temblor, hay que sumar el terrible incendio y el posterior maremoto que dejó la ciudad totalmente arrasada.

Las ondas sísmicas se propagan por España, llegando al Monasterio de El Escorial. Aquí se encuentra el Rey Fernando VI, quien inmediatamente se traslada a Madrid y pide informes sobre los efectos del terremoto en la península. Ciento seis pueblos de Aragón enviaron informes de lo sucedido.


En Torrehermosa, se hizo una abertura en una de las paredes de la iglesia, y toda la armazón y tablas cayeron. Solo hacía veinte años de la construcción de esta. En Pozuel de Ariza “advirtieron los oyentes les daba desgana y vieron moverse los altares y bancos”.

Hemos de puntualizar que, debido a la fecha y hora, muchos de los vecinos de los pueblos se encontraban en misa, por ello los reportes que se daban tenían que ver básicamente con las iglesias.


En Embid de Ariza se “advirtió” la noche anterior una gran tormenta de aire.


Las gentes de Cetina se llevaron un buen susto: “se notó por los más asistentes un temblor, que parecía se levantaban los ladrillos. El cuál asustó a todos; habiéndose conmovido las lámparas y durado dicho temblor como dos minutos”. En Cabolafuente, tembló la iglesia y cayeron algunos pedazos, cesando la misa y saliendo los asistentes. Al igual que en Ariza, donde se notó temblar la iglesia y su pavimento.


En Alhama ocurrió algo curioso: “un vecino, en una sima de agua, advirtió por espacio de ocho días grande ruido. Y que a poca distancia de dicha sima hay una peña que abrió el terremoto, y de ella sale una fuente, que destila una muñeca de agua”. El seísmo afectó a acuíferos, lagos y cursos de agua.


En Monreal de Ariza, la escena fue si cabe, más apocalíptica, “se notaron moverse los altares y tocarse las campanas”, abandonando los feligreses la iglesia y viendo con estupor como se movían las murallas del castillo.


En el Alto Jalón soriano, se percibieron temblores y algunos desperfectos, sin ocasionar desgracias personales. De hecho, la única fallecida en la provincia de Soria fue una mujer en el Burgo de Osma, a causa de una estampida. En España murieron unas 1300 personas, la mayoría en las provincias de Cádiz y Huelva a causa de un gran maremoto producido a causa del seísmo.


El geofísico José Manuel Martínez Solares, recopiló la información que los pueblos facilitaron al gobierno sobre el Terremoto de Lisboa y sus efectos. Hoy en día es una de las principales fuentes de información de tan fatídico acontecimiento.


Las gentes del Alto Jalón no habían vivido nada parecido y los informes llegados del resto del país y nuestro vecino Portugal, no hicieron más que acrecentar el miedo a la población. Mas si cabe que la iglesia argumentaba que se trataba de un castigo divino. La ciencia y la Ilustración hicieron dar un enfoque más racional al asunto.

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