TELECLUB DE ALMALUEZ: PRESENTE Y FUTURO

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Uno de los lugares más importantes de los pueblos del Alto Jalón son sus bares y locales de reunión. En ellos, los vecinos y vecinas encuentran un lugar donde disfrutar de una partida de cartas, buena compañía y tomar un aperitivo. En Almaluez, el pasado noviembre, Juan y Liliana, quienes llevaban 14 años al cargo del local, dejaban el negocio y un cartel de 'Se necesita personal para llevar el bar' empezó a moverse en redes sociales. Al poco tiempo ese puesto fue ocupado, y ahora hay una nueva generación de encargados del bar. Fadala Mahmud y su familia vinieron desde Barcelona para ponerse al frente del local.



"Nos enteramos porque mi madre tiene una amiga con una casa aquí y un día que fue a visitarla se lo comentó" comenta Fadala. Así, decidió probar suerte con el puesto y fue a hacer la entrevista: "vinimos un domingo para la entrevista, el martes nos dijeron que sí y al tercero día ya estábamos trabajando", rememora la encargada, que nos ha concedido la entrevista pero prefiere no salir en las fotos. Agradece Fadala, además, la acogida del pueblo "nos han aceptado muy rápido y bien".  Y añade que "nos han ayudado mucho, en el tema del alcohol por ejemplo, porque nosotros no nos sabíamos ni los nombres".


Fadala y su familia vinieron a Almaluez desde Barcelona, la segunda ciudad más grande del país, lo que fue un gran contraste. "Lo que más agradezco es que hay tiempo un poco para todo, para trabajar, para cuidar de los hijos y para estar con los tuyos. Además la tranquilidad viene muy bien.", enumera contenta. Esta tranquilidad, además, trae algunos beneficios extra: "A los niños los puedo dejar jugando en la plaza con quien sea, e incluso solos y sé que no les va a pasar nada, creo que es un buen entorno para ellos."



Almaluez

                       Foto: @almaluez_soria 


Aunque no es oro todo lo que reluce, y la despoblación sufre la comunidad afecta a algunos aspectos básicos de su vida "lo único malo de esto es que, cuando se te juntan problemas personales, sobre todo de salud, es muy difícil coordinar horarios, ya que Soria está demasiado lejos", o del trabajo "la verdad es que sí que hay cosas que son difíciles de conseguir por aquí, como la horchata y el hielo picado"


Podría parecer que llegar a un pueblo pequeño sin conocer a nadie es algo que puede hacerse cuesta arriba, pero Fadala solo tiene buenas palabras para los vecinos: "Son agradables y muy comprensivos, si tengo que cerrar por cualquier cosa lo entienden y me apoyan". Además, encuentra el sistema educativo muy conveniente para sus hijos. "Como en la clase solo son ocho la atención es mucho más personalizada, mi hija ha aprendido a leer enseguida." Este reducido número de niños también cuenta con otra ventaja: "Una furgoneta viene a buscarla a la plaza y a devolverla todos los días, es una maravilla".


Un punto que quiere destacar es que, si bies cierto que "esto es muy tranquilo y la gente es comprensiva", doce horas (el horario es de 10:00 a 22;00 por contrato) sigue siendo algo muy absorbente, especialmente a nivel mental, por lo que el día de vacaciones, el lunes, sigue siendo necesario.


Piscina

Foto: Rosa Velasco


El verano el Almaluez es el momento álgido del año, mucha gente llega al pueblo y se celebran las fiestas. Fadala ha estado ocupada, a parte de encargarse del bar durante la semana cultural, días antes organizó una fiesta ibicenca en la piscina, "ya se había hecho otros años y el pueblo preguntaba por ella", nos dice. Además, a Said, su marido, que hasta ahora estaba ayudando en el bar, le contrataron de alguacil del pueblo: "Se encarga de mantener el pueblo en condiciones, si algo se rompe o estropea va él y lo arregla". Por lo demás, Fadala describe el mes con una sola palabra: "Alegría. El pueblo está lleno de vida y alegría"


Como no podía ser de otra manera, con nuevos propietarios vienen los cambios. La primera diferencia que mencionan los vecinos cuando les preguntan son las tapas. Ahora, tanto en el bar como en la piscina se pueden comprar las clásicas raciones de bravas o croquetas, entre otras. Además, puede que en algún futuro los vecinos vean también modificaciones físicas: "Echo en falta luz, las paredes y la forma del local hacen que sea muy oscuro". Por lo que la idea de pintar ciertas zonas de blanco o hacer algo con la madera del local no queda descartada. Eso sí "la barra la dejaron muy bonita, eso no va a cambiar."


Aunque Fadala y su familia no sepan durante cuántos años van a dirigir el bar de Almaluez, que siga habiendo gente interesada en trabajar en bares de pueblos pequeños es necesario para mantener activo al pueblo y unida a la gente que vive en él. 

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