CUENTOS DE GUAL CISNE - ​LA LLAVE DURMIENTE

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Cuentos de gual cisne (2)


En un cercano país republicano vivía una señora primer ministro y su marido. Tan felices y agradecidos por haber nacido su hija, decidieron ofrecer un banquete en La Gran Arboleda.


Invitaron a siete hadas, que acudieron engalanadas con sus gorros puntiagudos y coloridos y sus varitas de pescado mágico. Cada hada pidió un deseo para la pequeña recién nacida.


Pero los gobernantes se olvidaron de invitar a la Bruja Malvada de la Arboleda, quien se presentó en la fiesta con malos modales y peores intenciones.


- Por no haberme invitado a la fiesta, esta niña caerá en gran desdicha cuando cumpla los once años y pase a sexto de primaria.


- ¿Qué ha de sucederle a nuestra pequeña? ¿Suspenderá Lengua y Mates y deberá repetir, acaso?

- Peor, se golpeará con una llave, y dormirá durante cien años.



El tiempo pasó… Al cumplir los once años, sus padres prohibieron acercarle todo tipo de llaves y llaveros. Pero la niña compitió en un campeonato de judo. Su contrincante le realizó una llave nipona del 15. Cayó al tatami fulminada y se desmayó. Los médicos le diagnosticaron sueño cerebral por llave, un diagnóstico desconocido y para el que no se conocía remedio.


Los padres, que ya no eran gobernantes, quisieron despertar a la hija y buscaron solución en el Consejo de las Siete Hadas.


- No puede hacerse nada ante el conjuro de la Bruja Malvada de la Arboleda, solo confiar en que alguien dé con la clave.


Por el tatami durmiente pasaron obispos, médicos, hechiceros, vendimiadores, curanderos, boticarios, youtubers, químicos, escritores, relojeros, pescadores, locutores de radio, funcionarios de correos… Hasta que un joven despeinado le colocó una gran llave plateada en la frente y susurró estas palabras: “Abre tus ojos, llave durmiente, llave durmiente, llave, llabe, llabe, bella, bellaaa, bellaaa…”.


Y la muchacha abrió los ojos. Se despertó y besó al muchacho de forma inconsciente.


- ¿Cómo te llamas?


- Trese Nuno, soy cerrajero del pueblo Masallá de la Gran Arboleda.


Los padres de la muchacha se pusieron muy contentos.


- Si queréis casaros o vivir juntos cuando podáis ganaros la vida, estupendo.


Y cuando cumplieron los treinta y dos años, se casaron en la Arboleda y se fueron a vivir a Masallá de la Arboleda, al poblado de Trese Nuno.


A los dieciocho meses tuvieron dos gemelos: Aurora y Día. Todo parecía ir bien, pero la madre de Trese Nuno era medio ogra por parte de padre.


- ¡Qué tiernos parecen estos dos bebés! Me los zamparé antes de que se les caigan los dientes de leche, luego ya suelen amargar.


Preparó una gran olla en la cocina. Peló zanahorias, apio, cebollas moradas y pimiento morrón. Encendió el fuego, el agua se calentaba…Aurora y Día jugaban cerca de la ventana cuyos cristales ya estaban empañados.


Trese Nuno se percató de que su ogra madre iba a devorar a los pequeños. Entró a la cocina, los recogió y cerró con tres vueltas de llave la puerta. La ogra golpeaba la puerta muy enfadada y pataleaba. Tanto pataleó que resbaló con una capa fina de cebolla y cayó en la olla, desapareciendo para siempre.


La bella hija de la ex gobernadora y su querido Trese Nuno continuaron regentando la ferretería del pueblo Masallá de la Arboleda. Y cuenta la leyenda que la madre ogra de aquel chico era, en realidad, la Bruja Malvada de la Arboleda.   

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