DISCUTIR SIN HABLAR

|

El Residente


     Cuentan que, no hace mucho tiempo, es más creo que fue ayer, cuando dos amigos de siempre se pusieron a filosofar sobre que es importante y fundamental en esta vida, y que por lo contrario frívolo y banal.


     Cuanto más hablaban y porfiaban sobre ello, más se separaban sus formas de pensar, hasta que uno de ellos cansado y sin nada más que argumentar, se levantó confuso y ofuscado, pero dispuesto a regresar con nuevas pruebas, que sin duda le harían al otro cambiar.


     Así se encontraron varias veces y cada vez se enconaban más, unas veces uno y otras el otro con alternancia militar, se sentían vencedores o vencidos y, siempre el peor parado prometía volverlo a intentar.


    Sus encuentros se fueron dilatando en el tiempo y, su duración se acorto con la misma progresión lineal, pero a su vez, los argumentos de los contendientes parecían mejorar, los esgrimían con mayor precisión, elocuencia y refinada crueldad.


     Dedicaban más tiempo en apoyar sus razonamientos que defendieran su verdad que, en cuidar su amistad.


    Hasta que un día se tropezaron en una solitaria calle, por mera casualidad, y no teniendo uno ni otro nada nuevo que aportar a su roqueña verdad que, pasaron el uno junto al otro y se saludaron con estúpida sonrisa y educado ademan.


P. D: Pensar distinto genera un enfrentamiento de ideas, que se sostienen con hechos que se pueden adaptar a ellas o no, pero lo verdaderamente importante es escuchar y….. muchas veces aun creyendo tener razón, callar.

Comentarios

ARTÍCULO DEL DÍA