MAGIA EXPRESIVA: LA PALABRA TIENE PODER

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La Palabra tiene Poder. Somos esclavos de nuestras palabras y esclavos  de nuestros silencios. Somos evolución íntima de ellas. Se amamantan del alimento interior que le aportamos con nuestras lecturas, nuestras visiones, nuestras escuchas

La Expresión tiene Poder. Podrán encarcelar nuestro cuerpo en una prisión, pero nunca podrán encarcelar nuestra libertad, una libertad interior construida con los ladrillos de las ideas, los anhelos, los valores, los amores y las emociones. Todas ellas, simplemente: palabras.

Siempre ha habido profesiones ligadas a la palabra: juglares, cuentacuentos, canta-autores, evangelizadores, poetas, escritores, oradores, predicadores, demagogos, políticos, filólogos, interpretes, traductores, charlatanes de feria, comediantes, periodistas, locutores, actores, humoristas, monologuistas, etc., etc. Las profesiones de la palabra no sólo no decaen, sino que aumentan con el paso del tiempo.


La Palabra esta Viva y da Vida.


La palabra encierra realidades poderosas, llaves que abren nuestra mente e inyectan emociones, ideas y sueños.

La Palabra tiene Poder. Nos han explicado que valemos más por lo que callamos, que por lo que decimos. Pero sea verdadero o falso, la unidad de medida son nuestras palabras, esas que los monos orientales callan, no quieren ver y hasta se niegan a oír. Nos enseñaron a leer y a escribir. No a hablar. Menos a conversar.

Cuando queremos comprometernos en cuerpo y alma con alguien, le damos lo más valioso que tenemos: nuestra palabra. El contrato más veces firmado en la historia de la Humanidad se firma con ellas. El matrimonio es ese compromiso contractual universal en el tiempo y el espacio. Un acuerdo oral que asumimos en presencia de terceros, pero que basamos en un: “sí quiero”.

La Palabra tiene Poder. La magia de las palabras le aportan un poder, tanto para el que las pronuncia como para el que las padece. Porque las palabras son condicionantes para las personas proclives a ello, para las llamadas supersticiosas. Pero ¿sólo para los supersticiosos? Es eso y mucho más…


Hay palabras buenas y palabras malas.


Es por eso también, que nada sea tan importante como aquello de “pensar antes de hablar” .

Tener una mala palabra es sinónimo de expresar un mal deseo hacia alguien o, sencillamente, insultarle. El mismo concepto de la maldición está presente en la vida y la historia universal. ¡Y no son más que palabras, pronunciadas o deseadas! Pero lo mismo ocurre a la inversa. En la propia Biblia se implora a padres, profetas y seres divinos que impartan su bendición como un amuleto indestructible frente al mal. Más aún, un centurión romano pide a Jesucristo un milagro de sanación sobre un ser querido; pero para no molestar al maestro que es un superior jerárquico, le sugiere que utilice la palabra, “porque sólo una palabra tuya bastará para sanarlo”.


La Palabra es Magia.


Y la magia se construye con el poder que va más allá de la carcasa física. Y aunque hay palabras sabrosas de pronunciar por su significado personal (palabras favoritas) o por su cacofonía (supercalifragilísticoespialidoso), si usted realiza una búsqueda por internet de cuáles son las palabras mágicas, quizá se sorprenda al ver que los primeros lugares de la búsqueda no le llevan al abracadabra, sino a otras palabras del pensamiento positivo que consideramos mágicas por su poder: gracias, perdón, por favor, perdona lo siento te amo gracias,  esta es la trilogía mágica, aunque hay hijas menores como: buenos días, permiso, disculpa, me prestas, adiós. Y este aprendizaje se focaliza en los más pequeños de la casa para generar una educación en valores, pero también para fortalecer su sociabilidad.

La palabra es lo que buscaba el mago gris Gandalf para abrir la puerta de las cuevas de la montaña de Moria. O la que utilizaba Alí Babá y sus cuarenta ladrones para acceder a sus tesoros protegidos: ‘¡Ábrete Sésamo!’.

Las modernas teorías del Pensamiento Positivo han re descubierto a la Palabra. Postulan una realidad indubitable: pensamientos negativos generan realidades negativas, mientras que pensamientos positivos construyen realidades positivas. Esta es la magia de la palabra, que tiene capacidad de creación de la realidad. Porque si amanecemos con la autoestima del pensamiento positivo y tarareamos la canción de que “hoy puede ser un gran día, plantéatelo así…”, pues será más fácil que realmente llegue a ser un gran día. En cambio, si comenzamos a lo Leoncio León y Tristón: “Oh Cielos, qué horror…”; pues acabaremos como mucho a lo pollito Calimero, diciendo al final de cada episodio de nuestro día aquello que él sentenciaba al acabar sus historias: “Esto es una injusticia, amiguitos”.


Imaginar y Crear.


Crear para materializar los sueños, hacer que las cosas sucedan.

Pon atención a tu entorno, todo lo que puedas vislumbrar en él fue imaginado antes por alguien, lo bueno y lo malo. Como seres humanos tenemos la capacidad de crear diversas ilusiones y después dotarlas de realidad para volverlas algo tangible. Es un ciclo infinito en el cual todo lo imaginado depende de lo que observamos y consumimos.

Soñar porque es fundamental dejar volar la imaginación, cruzar los límites de lo que existe y viajar al mundo donde hasta las ideas más descabelladas son posibles. Confiemos en nuestros sueños y demos vida a eso que nos apasiona, dejemos de perseguir los ideales que otros nos han vendido y actuemos por lo que realmente queremos crear.

Extendemos nuestros mejores deseos de amor, salud y paz a todos, no sólo para Navidad que se llena de palabras y deseos venturosos, sino para toda la vida.


¡Que la Magia Amorosa de la Palabra Transforme Tu Corazón!

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