¿DÓNDE NACE LA ILUSIÓN?

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Después de todo lo que hemos vivido el 2020, muchos podemos haber perdido la ilusión, sentirnos apáticos, sin ganas de emprender nuevos proyectos, desilusionados… Y es lógico sentirnos así porque estamos pasando un duelo por todo lo que hemos dejado atrás.  Pero también es un aviso de que tenemos que reaccionar para aprender a vivir en este nuevo entorno y no quedar atrapados en la frustración.

La única ventaja que traen los cambios no decididos por nosotros es que suponen una oportunidad de replantearnos cómo queremos vivir y de recuperar aquello que de verdad nos apasiona.

Siempre hemos oídos decir que la noche de Reyes es la noche de la Ilusión, cuando rescatamos el niño que todos llevamos dentro y nos contagiamos con el entusiasmo de los más pequeños.  Su significado es claro y muy importante: Todos los seres humanos tenemos la necesidad de soñar, de expresar nuestros deseos y de tener la esperanza de que pueden llegar a convertirse en realidad. Y nos invita a hacer esta reflexión por lo menos una vez al año, gracias a las figuras de los Reyes Magos.

Pero ¿y los demás días del año? ¡Estamos solos!, así que nosotros tenemos que ser nuestros propios Reyes Magos: solamente depende de nosotros luchar para conseguir nuestras metas.

El primer paso es identificar objetivos concretos,  ya que a nuestro cerebro le cuesta mucho ilusionarse en abstracto.

Además, la neurociencia pone de manifiesto que “el circuito cerebral” que genera felicidad se pone en marcha cuando nos ilusionamos con algo concreto y emprendemos el viaje para conseguirlo. De hecho, está demostrado que genera más satisfacción y aprendizaje el viaje, que la llegada al destino en sí misma.

Pero, ¿cómo podemos recuperar la ilusión?



  • Márcate objetivos concretos a realizar. Sin propósitos concretos es muy difícil ilusionarse.
  • Prioriza si tienes varios propósitos, según lo que sea más importante para ti.
  • Planifica como llegar a ese objetivo (plazos de tiempo, con qué personas cuentas, medios, etc.)
  • Pon la mayoría de tus metas a corto plazo, o por fases, para poder tener satisfacciones que alimenten tus ilusiones y motivaciones.
  • Acepta de antemano que es posible que no se llegue a realizar como tú lo esperas.
  • Trabaja duro para prevenir todo lo que pueda entorpecer que se realicen tus propósitos. Pase lo que pase, siempre ganarás en experiencia y aprendizaje.
  • No tienen que ser grandes propósitos, pero sí que sean importantes para ti.
  • No podemos vivir sin ilusiones que se renueven como mínimo una vez al año.



La ilusión es un motor que necesitamos para vivir, para no rendirnos y llegar más allá de los límites que creemos tener.



Sueña, escribe tu carta a los Reyes Magos y ¡Pasa a la acción! 

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