EL PARALELISMO ENTRE EL ACCIDENTE DE LAS OBRAS DE LA AUTOPISTA FERROVIARIA EN ALHAMA Y LAS DE LA VARIANTE DE 1960

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Esta semana, una excavadora que trabajaba en las obras de la autopista ferroviaria en Alhama de Aragón, cayó en el túnel que conecta la plaza con la calle del Lavadero. El accidente causó daños en el muro del túnel y el vehículo acabó impactando contra una vivienda cercana. Afortunadamente, no hubo que lamentar heridos, pero el incidente provocó un notable revuelo en el municipio.


Entre los vecinos que se acercaron a ver lo ocurrido, se encontraba el historiador local Jorge Antón, el cual no solo reparó en los daños materiales. Al contemplar el destrozo, recordó otro suceso muy similar ocurrido en los años 60, también relacionado con un túnel, pero con un añadido aún más peculiar: entonces, se pinchó por accidente un manantial subterráneo que alimentaba los balnearios del pueblo.


Antón ha compartido la historia en los micrófonos de Alto Jalón Radio, donde ha explicado cómo esa obra pública terminó afectando al corazón termal de la villa.


Una obra que sacó agua del monte

“El recuerdo me vino al ver cómo había quedado el muro roto”, ha explicado Jorge. “En 1960, durante la construcción de la variante de la antigua carretera nacional, se excavó un túnel que pasaba por encima del pueblo, en la zona de los balnearios. En plena perforación del monte, los obreros se toparon con un manantial de agua que inundó todo”.


El problema no solo fue para las obras. Los propios balnearios se quejaron de que el caudal de sus baños había disminuido. “Literalmente, habían abierto una vía de agua que no estaba prevista”, ha contado Jorge.


Una solución que aún gotea

La solución, lejos de ser sofisticada, fue práctica: se construyó un encofrado de hormigón para contener el agua, que aún puede verse al caminar hacia Termas Pallarés. “Todavía cae agua, no con mucha presión, pero gotea. Y esa zona está siempre húmeda, llena de vegetación. Es como una pequeña herida que la montaña aún no ha cerrado”, ha añadido.


Una marca en el paisaje

Ahora, con el reciente accidente en el túnel ferroviario, es posible que quede también alguna “marca” similar. “Probablemente harán un apaño, lo arreglarán, pero quedará visible. Y con el tiempo, esa cicatriz también contará una historia”, ha dicho Jorge.


Como buen historiador, Antón ha recordado que estos detalles del paisaje, muchas veces inadvertidos, son testigos mudos de acontecimientos que merece la pena conservar. Y ha aprovechado para recomendar el libro La Nacional II y sus precedentes camineros, de Vicente Alejandre, alcalde de Deza, donde se recogen estas y otras historias del desarrollo de las infraestructuras en la comarca.


La historia bajo nuestros pies

Para Jorge Antón, estos sucesos no son solo anécdotas. Son ejemplos de cómo la historia está presente en lo cotidiano, en lo que vemos sin mirar: una grieta en un muro, un muro añadido, una fuga que no cesa. “La historia está ahí, esperando a que alguien pregunte por ella”, ha concluido.


Escucha aquí la intervención completa de Jorge Antón




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