"LAS ENFERMERAS JAMÁS VAMOS A OLVIDAR ESTE AÑO DE PANDEMIA"

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De izquierda a derecha, Sara junto a sus compañeras Mercedes y Consuelo.


Sara Lozano es enfermera en la planta de Traumatología y Urología del Hospital Ernest Lluch de Calatayud, su ciudad natal. Vivió hasta los 12 años en Ariza, cuando "llegó la L.O.G.S.E. y  me marché a estudiar a Calatayud", nos dice. Tras estudiar la carrera en Alcalá de Henares y "un par de años trabajando en Zaragoza", se siente afortunada "porque me llamaron de Calatayud a cubrir una baja muy larga y ya me he quedado concatenando contratos aquí".

Sara, que tiene dos hijos de 7 años y 4 años, confiesa entre risas que "tenemos una profesión estupenda para estar todo el día corriendo".  Lleva trabajando en Calatayud desde 2008 y nos dice que "a no ser que coincida que hay alguien de mi pueblo ingresado, no conozco a la mayoría de mis pacientes", por lo que destaca que "no existe diferencia entre el trabajo de enfermería y el de una ciudad" y se muestra orgullosa de que "la atención que reciben los pacientes de nuestra comarca es igual a la que se puede recibir en una gran ciudad".

La arizana, que "no tenía en mente volver a vivir a Ariza", finalmente acabó tomando la decisión porque "se va mucho tiempo en el transporte en una gran ciudad" y porque "con los años te planteas tener hijos, quieres que se críen en el pueblo y en Ariza tenemos todos los servicios". Lozano se siente muy afortunada por tener "una reducción de jornada" sin la que le sería muy complicado conciliar a pesar de contar también con el soporte familiar. "Mi marido entra a las 5.30 a trabajar y yo he tenido que coger la reducción de jornada para, por la mañana entrar a las 10 horas, o para salir a las 20 horas cuando voy de tarde y de esa manera poder verlos". Y es que para Sara trabajar a turnos es uno de los principales inconvenientes de su profesión, aunque señala que "cuando te dedicas a esto te haces a la idea" a la par que comenta que "mi hijo nació en febrero y pasé su primera Noche Vieja trabajando".

La falta de tiempo asociada a la profesión de enfermera es paliada en cierta medida para Sara en el mundo rural. "Aquí los días de verdad tienen 24 horas. Tienes tiempo para más cosas", nos dice a la vez que destaca que en su hospital "todas las compañeras nos conocemos y somos amigas. O trabajas en equipo o no se puede. Hacemos mucha piña con los auxiliares", algo que se da "no solo en nuestro hospital sino en toda la profesión en general". Para Lozano "la profesión no está lo suficientemente valorada" y en el Día Internacional de la Enfermera reclama que "estamos muy mal pagadas en comparación con los países europeos cuando nuestra formación es mejor que la del resto de Europa" y señala que "somos un colectivo muy numeroso, pero que luchamos poco por nuestros derechos y no nos movemos nada".

Para Sara, que comenta entre bromas que "una enfermera con un rollo de esparadrapo en el bolsillo tiene la mitad de su trabajo solucionado", destaca que "en enfermería trabajamos con lo que tenemos" describiendo su profesión como "solucionar problemas sobre la marcha con los recursos disponibles". La arizana, que ha notado que "con la pandemia se nos ha empezado a valorar un poco", expresa que "este año que llevamos de pandemia no se nos va a olvidar jamás las enfermeras" y recuerda a todos que "tengo compañeras de planta covid que lo están pasando muy mal". Como reflexión final, Sara Lozano nos explica que "para una enfermera y que además es madre es complicado porque no puedes llevarte tus problemas de casa al trabajo o del trabajo a casa. La prioridad para nosotras es el paciente, pero luego de camino a casa tienes que desahogarte en el coche para no llevar los problemas a casa y viceversa".

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