VERSOS QUE NO RIMAN

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Soy el dolor que plasmo en mis versos;

el lienzo que cubre mis huesos.

el último abrazo que le di a mi padre

y el valor que me legó mi madre.


soy todos los atardeceres que he visto.

todas las lagrimas que he llorado en vano.

todas las personas que me han abandonado.

todos los esfuerzos que han resultado inútiles.


soy todos aquellos comentarios

que me hicieron tener fé

y todas esas acciones que me hicieron perderla.


soy quien odia las promesas vacías;

y, sobre todo, las palabras 'siempre' y 'nunca'

porque los 'para siempre' nunca son infinitos.


soy las palabras que grité cuando tenía que callar

y las que callé cuando lo que tenía que hacer era gritar.


soy quien se mira al espejo para no reconocerse.

ni quererse.

ni aceptarse:

incapaz de algo que no sea mirarse y odiarse.


soy lo que nunca quise ser.

quien no obedece porque sabe escoger

y quien por escoger ha llorado

y no ha sido capaz de olvidar.


quien ha echado de su vida a personas que valían la pena

para después no ser capaz de sentir más que pena.

quien ha dicho la verdad y se ha arrepentido

y quien ha mentido y también se ha arrepentido.


soy mi mayor enemigo;

la sombra que, sin ser consciente,

piso reiteradamente.


soy la música que me pone la piel de gallina

y el viento que me sopla en la cara en la playa.


todas las miradas de complicidad.

todas las palmaditas en la espalda.

todos los besos a escondidas.

todos los secretos bien guardados.


soy quien quiere desestigmarizar la tristeza.

quien llora en el rincón

por el dolor que siente en el corazón

y por la angustia que le embriaga al taparse por la noche con el edredón.


soy ese nudo en la garganta que no te deja hablar.

que no te deja cantar.

que no te deja avanzar.


soy, a fin de cuentas, sentimiento a flor de piel.

un cuerpo frío que no quiere sino un abrazo de él.


soy quien, por miedo,

no dice nada cuando le señalan del dedo

y quien está como puede y no como quiere.


soy las tres horas que pasé en un contenedor.

las piedras que me tiraron al salir aquel día del comedor.

aquel 'no' que fue ignorado

y el asco que sentí después por no haber parado.


soy todas y cada una de las cicatrices que tengo

porque aunque no me enorgullecen, ya no las vendo.

porque aunque perdí batallas

aún no me he visto tirando la toalla.


soy el “avísame cuando llegues a casa” de todos mis amigos

y el “escríbeme si necesitas algo” de todas mis amigas.


y quien al llegar a casa no avisa.

ni tiene a nadie con quien hablar sobre su día.


nadie pregunta por mí.

no. eso no funciona así.


soy mis ganas de escuchar un "siento orgullo por ti";

o un "no te mereces que te traten así".

tal vez un "ya queda un poco menos"

o un "no te dicen la verdad tus pensamientos".


soy todas y cada una de mis pesadillas.

las ganas que tengo de cambiar el mundo.

los valores por los que me guío

y, sobre todo, el amor que le tengo a la escritura.


soy el pánico que me da no convertirme en la persona que sueño

el pavor constante de darme de bruces contra el suelo

el miedo a equivocarme y no darme cuenta de ello

y el temor de que mi carta no llegue aunque lleve sello.


soy al que le gusta saber el por qué de las cosas

y el rarito que prefiere los libros a las rosas.


soy también la persona cansada de huir

porque aunque no creo servir para ser feliz

no quiero creer que estoy condenado a sufrir.


soy todas vosotras,

que me escucháis desde el pupitre

aunque mis palabras carezcan de sentido

aunque ni siquiera yo me entienda

aunque ni siquiera yo me quiera.

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