SOMOS RURALES, NO PALETOS

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Lo que ha ocurrido este fin de semana a nivel cultural en el Alto Jalón es digno de destacar y poner en valor. Hemos asistido a la creación del eje de la cultura en la vertiente soriana del Jalón. Medinaceli ya no está sola y en el corazón de nuestra comarca, Monteagudo de las Vicarías con su flamante Museo Castillo ya atesora un centro artístico y cultural, aprovechando el gran patrimonio del que el Alto Jalón goza. Desde ya, el Palacio Ducal de Medinaceli está acompañado por el Castillo Museo de Monteagudo de las Vicarías como escenario espectacular y reclamo con el que dinamizar el turismo, la cultura y la economía de nuestros pueblos. 

En Medinaceli, convertida este fin de semana en capital de la ópera de la España Vaciada, hemos podido disfrutar de una súper producción teatral al alcance de pocas salas no solo en España, sino en Europa. Que un lugar con la magia del patio renacentista del Palacio Ducal se pueda aprovechar para el montaje de 'Il Trovatore' de Ignacio García es para, nunca más, decir que no tenemos acceso a la cultura. Nos hemos podido emocionar con las mejores voces de la lírica internacional en dos fines de semana en los que la zarzuela y la ópera han rayado a un nivel espectacular, a la altura del que puede ofrecerse solo en alguna ciudad. 

Pero es que en Monteagudo no se quedan atrás y acaban de estrenar tres exposiciones que también te van a emocionar. Artistas de talla mundial nos dejan sus grabados, esculturas y obras plásticas para que podamos disfrutarlos de la mano de la Asociación Armazón y Margarita Asuar, su presidenta y curadora de arte que se ha trasladado, desde París a Monteagudo de las Vicarías, con la firme convicción de que el arte de calidad debe estar en las zonas rurales. Y esto ha sido solo la primera piedra de una estrategia para colocar en el mapa al pueblo de los Rayanos, no solo como uno de Los Pueblos más Bonitos de España, sino como epicentro de creación y difusión artística, un reclamo más para promover el turismo de nuestra zona.

En Monteagudo, Asuar pretende convertir la Casa Cuartel, donde viviera una vez Leonor Izquierdo, mujer de Antonio Machado, en una residencia artística y un museo. Artistas de todo el mundo vivirán en el pueblo durante un tiempo creando y exponiendo. Altojaloneras y altojaloneros, nos van a poner en el mapa en el mundo entero gracias a actividades de fundaciones como DEARTE o Armazón y a Ayuntamientos y alcaldes que promueven, ayudan o dejan los mimbres dispuestos para que estas actividades surjan. Podemos discutir de todo, es cierto, pero de lo que no hay dudas es de que tanto en el "Miquel, arregla el Palacio Ducal a tu costa y firmamos un convenio" de Felipe Utrilla, alcalde de Medinaceli, como en el "vamos a ponerle ventanas y suelo al Castillo y creamos unas salas de exposiciones" de Carlos González, alcalde de Monteagudo, hay aciertos y visiones para promover el turismo y la cultura en sus pueblos y luchar, con eso, contra la despoblación.`Parafraseando Miquel Tugores "ya tenemos los transatlánticos, ahora solo hay que echarles combustible". Sigamos apostando.

Que nadie dude que una opción para revertir el proceso de quedarnos solos en nuestros pueblos pasa por la promoción de nuestro patrimonio, por la dinamización de la cultura y el arte en el entorno, por la atracción de un turismo que va más allá de la casa rural, la comida tradicional y el pueblo como nos lo han hecho ver en la televisión. Nos han hecho creer que el pueblo es el señor con boina que acaba de cerrar a las ovejas y la mujer con mantilla negra haciendo fabada en la cocina de leña. Por suerte hay gente como Miquel Tugores o Margarita Asuar que nos quieren ayudar a quitarnos la roña. En nuestros pueblos hay modernidad, hay futuro, hay gente joven que vive el presente como en una ciudad. No todos estamos trabajando en el campo, pero hasta los que sí lo están se han modernizado. Trabajan con un I-Pad, hacen running por el monte con su App para luego publicarlo en Instagram, están a la última en música con las tendencias de Spotify o compran por Internet hasta los zapatos. Quizá el problema de todo es que no lo estamos vendiendo bien. Nos hemos acostumbrado a perder. No hacemos más que lamentarnos por lo que no nos quieren devolver o por lo que no quieren darnos, pero nos llegamos a reconocer en la vieja del visillo. Vamos a ver... ¿Y si dejamos de quejarnos? ¿Y si empezamos a hacerles ver lo que estamos creando, en qué nos hemos convertido y hacia dónde vamos? ¿Y si traemos nosotros lo que necesitamos?

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