LAS VACACIONES VOLCÁNICAS DE DOS ALTOJALONEROS EN LA PALMA

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Mari Carmen y José Luis llegaron a La Palma el sábado. Lo que prometían ser unas vacaciones idílicas, disfrutando de una isla con una riqueza natural única, se ha convertido en una de las mayores experiencias de su vida, pudiendo ser testigos presenciales de una erupción volcánica. El domingo, los teléfonos móviles echaban humo, casi tanto como la enorme nube de gas que salía del volcán. Familiares y amigos llamaban constantemente haciendo siempre la misma pregunta: "¿Cuándo volvéis?". Pero ellos han decidido que no piensan irse de la isla "a no ser que digan de evacuarnos" porque quieren "ser testigos de algo tan único como es una erupción volcánica", nos cuenta Mari Carmen desde un restaurante en el que se disponen a comer en La Palma.

Poco después de erupcionar el volcán, este matrimonio natural de Arcos de Jalón recibió la llamada de su agencia de viajes, ofreciéndoles salir de la isla, algo que declinaron pues afirman sentirse "muy seguros" ya que su hotel está en la parte central de La Palma, lejos de la zona de las erupciones. Sabedores de que la situación es "dramática para la gente que está perdiendo la vivienda y su modo de vida en el campo", dicen encontrarse "muy seguros y tranquilos" y estar "disfrutando de unas vacaciones muy diferentes a las que esperábamos, pero muy emocionantes", confiesa Mari Carmen.

Ayer pudieron incluso acercarse a la zona de las erupciones y ver el río de lava que se desplaza hacia el mar. A algo menos de tres kilómetros de la legua de fuego que está arrasando todo a su paso, ambos se sintieron "sobrecogidos con el ruido, como el de un reactor de un avión" y se estremecen al pensar en "diez o quince metros de altura de la lengua", exclama José Luis al otro lado del teléfono mientras piden al camarero "unas papas arrugás con mojo". 





Con el único inconveniente de las carreteras cortadas y de "una parte de la isla que no vamos a poder ver", esperan que "los seguros y consorcios solucionen las pérdidas materiales de la gente de aquí" y que todo esto quede para el recuerdo y acabe siendo "un reclamo turístico más, como dijo la ministra, aunque se podía haber esperado a decirlo unos meses por sensibilidad con los damnificados", nos dice Mari Carmen mientras se despide para seguir disfrutando de las vacaciones hasta el próximo fin de semana y, en el instante en que nos cuelga, de sus 'papas arrugás con mojo picón'.


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