Hace tiempo participé en un concurso literario. El título era “La historia de una pluma”. Ese recuerdo me ha servido para evocar mi primer lapicero. Era la mitad de uno que servía para dos hermanos.
Sin querer, he comparado cómo se ha ido evolucionando hasta este momento. Aquel medio lapicero… aquellas primeras muestras... La M con la A, MA. Me ha traído tantos recuerdos… los de los lápices de colores “Alpino”, que gastábamos despacio (para que duraran más). La pluma me gustaba mucho, pero la jubilé (la guardé en un cajón, la cambié por el bolígrafo y, poco a poco, por el Whats).
Cuando veo a los niños con rotuladores de colores, destrozando un folio… me da envidia. Puede que sean trazos artísticos.
El tiempo lo dirá.
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