El Asco es una emoción primaria que tenemos todos los seres humanos y que nos ha ayudado a sobrevivir a lo largo de la historia. Es lo que nos hace rechazar todo aquello que podría poner en peligro nuestra salud (por ejemplo, en el caso de una comida que huele mal o tiene mal aspecto), pero también cuando percibimos que algo puede poner en peligro nuestro estado emocional. Por eso esta emoción está totalmente relacionada con el miedo y con la ira.
La parte positiva es que el Asco emocional es un gran aliado, porque es como una “alarma emocional” que se activa cuando una situación es contraria a nuestros pensamientos, creencias, principios o a nuestra integridad. Actúa de la misma forma en el plano físico que en emocional.
Pensándolo bien, ¿Quién no ha sentido mucho “asquito” cuando has visto a alguien contrario a tus principios morales más importantes? Pues ese rechazo, más bien repulsión, que sientes lo provoca el Asco emocional.
Pero esta “alarma emocional” tan útil que hace que rechacemos de nuestras vidas a personas que no están en sintonía con nuestros principios, también puedo llevarnos al prejuicio sino la gestionamos bien. Cuando observamos en el mundo la intolerancia, los prejuicios, la imposición de ideas… Ahí, debajo de todo eso, se esconde el Asco emocional.
Y este aspecto es muy importante, porque el Asco emocional es el responsable de que rechacemos a aquellas personas que no piensan o sienten igual que nosotros.
De esta forma, como es una emoción reactiva, cuando sentimos rechazo hacia algunas personas solamente por ser diferentes o a determinadas situaciones, es un aviso de que hay algo que debemos trabajar en nuestro interior: Algo se está revolviendo en nuestro interior, creando un conflicto de valores, principios o creencias.
Es un proceso emocional muy fuerte que nos lleva a la necesidad autoafirmarnos, de polarizarnos (“blanco o negro”, “de mi lado o en mi contra”, etc.) y de mantener nuestras ideas y principios, cueste lo que cueste. Y a continuación aparece la ira, y si no la gestionamos bien, la necesidad de “destruir” todo aquello que nos enfada… Peligroso, ¿verdad?
¿Lo identificas? ¿Cómo gestionarlo?
Cuida con mimo tu Asco emocional y lucha cada día para que no se transforme en intolerancia…
Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.
JALON
NOTICIAS.ES
Comentarios