PIES PARA QUÉ OS QUIERO-ARCOS 1920

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En la Edad Media el alcaide era el responsable de la guardia y defensa de un castillo o fortaleza. Con el tiempo pasó a ser el director o responsable de una prisión, independientemente del tamaño de esta.


Para 1838 los requisitos para desempeñar el cargo de alcaide eran los siguientes: ser mayor de 35 años, saber leer, escribir, contar, de buena moral y tener arraigo. Este último requisito implicaba en ocasiones, que preso y carcelero fueran vecinos. Quizás esta sea la razón por las que las fugas carcelarias estaban a la orden del día.


Las cárceles de los pueblos se situaban generalmente en los bajos de los ayuntamientos, y hasta los pueblos más pequeños disponían de calabozos, llamados eufemísticamente “depósitos municipales”. Pero vamos directamente al capítulo de fugas de la “cárcel-depósito municipal de Arcos de Jalón”.


En mayo de 1913, Juan Gómez, Leandro Barrera y Benito Menéndez, llegaron a la conclusión que llevaban demasiado tiempo en el presidio arcobrigense y decidieron fugarse. Aprovechando que el señor alcaide estaba repartiendo la cena, se fugaron en la oscuridad de la noche. Los presos iban de paso a Madrid procedentes de Zaragoza. Los fugados tenían poco mas de 20 años, vestían gorras de visera y alpargatas. Pero las alpargatas los llevaron demasiado lejos, tanto, que nunca más se supo de ellos.


En 1919, una señora de nombre Carmen Borja de 37 años, también presa en Arcos, aprovechando que el alcaide repartía una jarra de agua a los” inquilinos”, se fugó, pero fue detenida en Torralba por la Guardia Civil. Pero la fuga mas espectacular, propia de una película americana se produjo sobre el 22 de julio de 1920. Aquel día hubo una gran tormenta en Arcos y ocho presos también en tránsito se dieron a la fuga.


Parece que la estructura de la cárcel-depósito municipal de Arcos, no estaba en buenas condiciones. Hicieron un túnel en la pared con puntas “llamadas de Paris”, (vamos las de toda la vida) y se fugaron. Las paredes debían ser poco menos que de adobe, sino no se explica que con unas simples puntas excavaran semejante túnel por el que huir. Sin que el alcaide se percatase de tan excelsa obra de ingeniería. La noticia es rigurosamente cierta y apareció en el Noticiero de Soria. Eso sí junto a un anuncio de “Jabón Zotal, que cura las erupciones de la piel y hermosea y suaviza el cutis”. Fugados pero limpios.


Sirva de consuelo que, en 1801,” otro nublado” o tormenta, también humedeció las paredes de la cárcel de León y por el mismo método del túnel se escaparon ¡26 presos! De lo cual se desprende que la seguridad de la cárcel de Arcos era aparentemente mayor que la de León.


Mi abuela utilizaba una expresión muy jalonera, ¿estás o no estás? Era evidente que el nieto, servidor, estaba presente delante de la abuela, pero su cabeza andaba muy lejos del lugar. Vamos que el nieto estaba, pero no. Le decías, pero parecía no enterarse de nada. Tengo la impresión, que aquellos alcaides de Arcos estaban, pero no. De hecho, las fugas, como decíamos, estaban a la orden del día.


Parafraseando una frase de la pintora mexicana Fría Kahlo, "pies para que os quiero, si puedo volar”. Los presos de Arcos “volaban” de la cárcel, eso sí, con los pies calzados con unas buenas alpargatas. 

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