EMOCIONES DE INVIERNO

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Los seres humanos estamos sumergidos en un océano de aire y bañados por la luz solar, y gracias a eso la vida es posible. Entonces, es lógico pensar que las horas de luz, la temperatura, la presión, la humedad y el viento condicionan, no solo nuestro bienestar físico, sino también el emocional.


De hecho, el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) es uno de los problemas relacionados con la depresión que afecta, según los expertos, a casi el 10% de la población y cobra especial relevancia los meses de diciembre, enero y febrero.


Este trastorno implica a mecanismos de especial importancia: extrema sensibilidad a la luz, sentimientos de tristeza, irritabilidad, ansiedad, pérdida de la energía, de la concentración, alteración del sueño, del ritmo circadiano, del metabolismo de la melatonina, disminución de la secreción de neurotransmisores (especialmente de la serotonina), entre otros.


¿Por qué ocurre esto?

Según todas las investigaciones, la mayoría de las alteraciones emocionales en invierno tienen su origen principalmente en la disminución de la secreción de neurotransmisores, debido al mayor número de horas de oscuridad. La serotonina es la que más se altera, ya que aumenta cuando nos exponemos a la luz y disminuye en la oscuridad.


Y precisamente ¡la serotonina está totalmente relacionada con el estado de ánimo y control de las emociones!, ya que junto a otros neurotransmisores (como la dopamina y noradrenalina) participa en los mecanismos que regulan la agresividad, la ansiedad, el miedo, etc.

Además, también regula la secreción de algunas hormonas, como la melatonina, que nos ayuda a regular los ritmos circadianos y el sueño.


Por eso a la serotonina también se la conoce como la hormona de la felicidad, ya que cuando aumentan sus niveles en los circuitos cerebrales produce sensaciones de bienestar, de seguridad, satisfacción, etc. incluso aumenta la concentración.


Si tenemos en cuenta que los hombres generan un 50% más de serotonina que las mujeres, entendemos por qué afecta más a la población femenina.


Entonces, ¿qué podemos hacer para aumentar los niveles de serotonina en invierno?

  • Ingerir triptófano a través de alimentos como los huevos, arroz, lácteos, cereales, pasta, pollo, pavo, plátanos, leguminosas, etc.
  • Hacer ejercicio.


  • Practicar técnicas de relajación (el estrés es el enemigo de la serotonina).


  • Ocio saludable ¡No te aísles, socialízate y diviértete!




Esfuérzate por mantener un nivel adecuado de serotonina, porque es fundamental para tener un bienestar físico y emocional. ¿Acaso, no vale la pena cuidarse?




Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

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