ELLAS Y LOS DE SIEMPRE

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La música siempre es buena compañera de viaje. Cada cuál elige el suyo. El pasado sábado la Sinfonola se convirtió en el medio de transporte ideal para visitar, más bien revisitar, paraísos más o menos perdidos y lejanos en el tiempo. Con grandes dosis de buen rollo nos encontramos bailando  o, al menos, meneando la cabeza y hombros rítmicamente, a mediodía, a plena luz, (alguien me dijo que nunca había bailado a los Ramones de día, salvo algunos amaneceres pisteros) a ritmo de Julio&César, emperadores del vinilo ochentero. 


Música y saludos. “Hola, ¿qué tal?, bien, bien, sin entrar en detalles, aquí estamos al pie del cañón”, con las secuelas de otro invierno en las costillas y acariciando las muescas en la culata de la vida de los amigos perdidos (¿he dicho perdidos?, jamás) por el camino. Cada uno con su ritmo, su sonrisa, su mueca, su silencio… Chechu, emocionado, sobrado de curre, oficio y corazón, agradecidos te estamos más que a Rosendo; la tarde distendida, niños y niñas del Alto Jalón pintados del color de su música y la de sus papis y mamis. 


Romi cenando a base de versiones hizo salir a la luna entre las nubes, que ya no se escondería en toda la noche. Los Tierra Vaciada repoblaron la Pista de almas y los “cabeza de cartel”, los ínclitos Callejones, se subieron rápidamente al tren, porque sabían que era la forma de volvernos a ver en nuestro pueblo. Al final, los de siempre y, sobre todo, ELLAS, que jamás dejarán de ser las chicas de barrio ni de sonreír al pasar ni al cantar, con sus voces nos transportaron a la isla que cada uno prefirió. 


El corazón de medianoche, con Ángel B2B y DJ Gonxo desplegó alas mientras los DNI volvían a sus carteras. Daba gusto seguir saludando gente a las cuatro de la madrugada. Los de siempre (y los que dije perdidos), callejones de nostalgia y buen rollo, encuentros y conversaciones retomadas décadas después… Julito seguía flotando con la mirada vidriosa de emoción, que nos quiten lo bailao, y ELLAS, acariciando con sus voces los oídos de los de siempre, que poco a poco dejamos paso, ya al amanecer, a los de ahora, que con toda seguridad, serán los de siempre. Hasta la próxima, gracias por el día, la noche… por disfrutar y hacer disfrutar. Nos vemos en la música.

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