OPPENJAIME

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Mi amigo Jaime abre este 12 de marzo, el día después. Jaime siempre ha sido más de cifras que de letras. Comienza con los números de la película Oppenheimer: 13 nominaciones y 7 estatuillas. Las cifras no engañan; las letras y palabras, tampoco. La reflexión final de la película es fantástica. El físico, líder del proyecto Manhattan, que alumbró el engendro de la bomba nuclear,  proclama: “Ahora me he convertido en muerte, el destructor de mundos”. No tanto, si no eres japonés, pero sí que permanece vigente, muchos años después, la amenaza de que el engendro vuelva a ser arma decisiva, letal, al menos eso, una amenaza, que ya es un hecho en sí mismo.


Con pocas horas de diferencia, el 11-M, con sus manifestaciones de empatía, ya más serenas, profundas y desveladas las turbias incógnitas en clave política, y los premios Óscar 2024, coinciden. “Anatomía de una caída” fue el casual e inesperado guion que protagonizó Liza Koshy al tropezar en la alfombra roja y su posterior posado improvisado con total naturalidad, como quien se encuentra a su jefe a la salida de los toros en la Monumental de Arcos de Jalón, con dos cubatas en la mano, un puraco maloliente en la boca y la camiseta empapada de vinazo, “yo posaba por aquí…”.  Bien, Liza, bravo. Más tarde supimos de la asistencia de Messi al evento, no se trataba del ex astro argentino, quien podría estar nominado al mejor futbolista americano de habla hispana, no, eso ya pasó, sino que era el nombre del perro protagonista de la película citada anteriormente, “Anatomía de una caída”. “Pobres criaturas”, ahora no me refiero a perros o gatos o demás mascotas, sino al título de la ganadora de los premios a la mejor actriz, maquillaje y peluquería, diseño de producción y diseño de vestuario… Sin duda, la gala de los Oscar es la mejor “Ficción estadounidense”, en la que un escritor trasnochado, que solo busca criticar en su último libro, se encuentra con el mayor de sus éxitos. Suele pasar que cuando menos te lo esperas…


Es un auténtico primer arte ver La sociedad de la nieve y que te cautive aún conociendo el inicio y el final. Te atrapa y te metes en el pellejo helado de cualquier personaje y esperas tú también el rescate, porque formas parte del pasaje, porque cuando menos te lo esperas… OppenJaime nos recuerda que somos parte de su equipo y de su invento, peligrosos átomos cuando entramos en contacto con la contrariedad, aunque no seamos destructores de mundos, ni tampoco creadores, que aún es más difícil.

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