NO ME TOQUES

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El Residente


      El distanciamiento social había sido hasta ahora el que existe entre el pobre y el rico, entre el que vive en una chabola en los suburbios y el que habita un chabolón en una urbanización de lujo, entre el que consigue a duras penas llegar a fin de mes llenando el estómago de cualquier cosa y el que saluda a los amigos con una cigala en la mano desde la barra del club náutico.


       Guardar las distancias había sido hasta ahora una actitud de clase(más bien de poca clase), que indicaba cierta displicencia con que el de arriba miraba a los que consideraba de otro nivel, hoy esa distancia física desde la última pandemia se hizo sitio entre nosotros sin tener connotaciones de posición social.


      Con motivo de los días en que estamos, vi hace poco en una publicación dominical una reproducción de un cuadro que se exhibe en el museo del Prado y que representa un pasaje bíblico muy conocido, la resurrección de Cristo y su reencuentro con María Magdalena, inmediatamente lo relacioné con los momentos pasados que hemos vivido durante y tras la pandemia.


       Parece ser, por lo que fui leyendo, que muchos grandes maestros de la pintura han recreado la escena de Cristo resucitado apareciéndose a la Magdalena.  Según tengo entendido no está claro donde se produce el encuentro, parece un huerto o un jardín de un lugar no especificado, pero en este y en otros lienzos se ve a la mujer enamorada, arrodillada y llena de alegría, con los brazos tendidos hacia el Maestro, quien mantiene una actitud huidiza, como advirtiendo a su amiga que guarde las distancias.


           “Noli me tangere”….. “No me toques”, le dice. Ese, no me toques , es lo mismo que nos dicen o han dicho nuestros médicos y políticos. Esos dos metros de separación, que también mantienen el Nazareno y la Magdalena, es un espacio habitado por el pánico, y que desde entonces trata de interponerse en cualquier relación humana……amor o muerte.


        Juegues el papel que juegues, el de vivo o el de resucitado, durante mucho tiempo me temo flotará en la brisa ,en las flores, en los besos, en el sexo, en el vino de las sobremesas, en los abrazos que preceden a una canción entusiasta y entusiasmada, en todo estará presente el miedo, cruel y acechando todas nuestras inseguridades.


       Solo tú puedes convertirlo en el invitado principal de la fiesta o apartarlo y dejarlo de lado.

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