JEREMÍAS CARAZO: EL ATLETA QUE "PESCÓ" UN PAVO EN EL JALÓN

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Jeremías Carazo es vecino de Arcos de Jalón. Como muchos de los habitantes de este municipio de la provincia de Soria, no ha nacido aquí, pero de aquí se siente - "más que el propio alcalde incluso"-. Nacido en 1950, sus 70 años los lleva con gran dignidad, a la misma altura que los pantalones, que le siguen sentando como a un atleta. Porque eso es Jeremías aunque no se haya ganado la vida de ello ni haya ido a unos juegos Olímpicos. El padre de los "hermanos Carazo" como los conocen en Arcos de Jalón, es un atleta de la vida.

Me reciben a las cuatro de la tarde en su piso, una primera planta desde la que Jeremías, en sus tiempos de saltador de longitud, casí podría de un salto zambullirse en el Jalón. -"¿Quieres tomar algo, majo?"- Es lo primero que me dice Julia, la mujer de Jeremías, antes de que haya podido siquiera quitarme el abrigo. Lo primero que veo es una copa y una medalla. La primera medalla que ganó, corriendo para el ejército, y una copa de tercero, que para él fue un ganador moral - "Llegué a la meta con mucha ventaja, pero me equivoqué de camino y me di la vuelta al Ayuntamiento. El que iba segundo me adelantó en lugar de pararse. Claramente le había ganado, pero no me importó que se llevase su copa. Ese no había ganado nada en su vida"- me cuenta Jeremías entre risas.

Su carrera como atleta, que es de lo que quiere hablar, comenzó en el ejército. Pero mucho antes ya estaba entrenando sin él saberlo. Desde niño ya iba corriendo a todas partes. A los 12 años empezó a trabajar, y como era algo más lejos usaba la bicicleta. Pero ya se daba cuenta de que en su pueblo, Villálvaro, era más rápido que sus otros amigos. Tal es así, que cuando estando en la mili, le llevaron a su primera carrera importante, él estaba tan convencido de quedar primero que se apostó una mariscada, a riesgo de no poder pagarla y que se comió entera. 

Ganar carreras fue lo que hizo durante todo el servicio militar, que en su caso -"duró más de lo normal porque no me querían licenciar hasta que no terminase la gira de carreras por España"-. Sin embargo, la carrera con la que más distancia recorrió en su vida no la compitió con ningún otro atleta. Con sólo 14 años, Jeremías fue entregado como criado a una familia, que se lo llevó a 150km de su Villálvaro natal. Allí fue tratado -"como se trataba entonces a un criado. Estaba todo el día picando ahí en una fábrica de tejas y luego dormía en un cobertizo, como una nave, que tenían allí, sin comida a penas..."- hasta que se escapó. Los 150km que le separaban de Villálvaro los recorrió en una noche y una mañana, llegando a la meta de la libertad y del inicio de su nueva vida.

Sin tu00edtulo

Comenzar a trabajar en la instalación de líneas de teléfonos fue lo que le hizo llegar a Arcos de Jalón, donde conoció a Julia y ha criado a su familia. Por trabajo ha vivido algunos años fuera, pero Arcos de Jalón y él tienen una historia ya dilatada juntos. -"Fuimos de los que estuvimos en los 50 años de la cabaña"- Me dice Julia orgullosa de pertenecer al pueblo -"de toda la vida, aquí había comercios a montones..."-. Jeremías la corta enseguida, que quiere contar alguna más de sus carreras.

En el servicio militar, donde acudió con 21 años y ya viviendo en Arcos de Jalón, fue donde empezó a competir de la mano del Sargento Sixto, con el que compartió viajes y competiciones por toda España y del que habla con cariño. Toda vez que ganó o hizo podium en todas las carreras que competía, un club de Zaragoza, el mítico Club Helios, se interesó por él. Tenía marcas de atleta profesional, 28 minutos y 45 segundos en los 10km, pero su trabajo como encargado de una empresa de telefonía y la imposibilidad de obtener un trabajo con el equipo de ateltismo, volvió a su trabajo tras licenciarse.

Correr en aquiellos tiempos contra legionarios y militares de élite no era fácil, pero -"yo pesaba nada y menos, estaba hecho un figurín, subía la cuerda mil veces hasta el techo. Si hubiera tenido posibilidad de ganar dinero, tener un entrenador... quíen sabe"-. Pero fácil tampoco fue su vida laboral. Jeremías y la cuadrilla que él coordinaba se encargaron de montar la línea de teléfono que da servicio desde Zaragoza hasta Guadalajara. Todavía lamentan y recuerdan con dolor el fallecimiento de un vecino en el ámbito laboral -"era menor de edad el muchacho. Era de la cuadrilla que yo gestionaba. No quiería dejarle trabajar ese día, que no se encontraba bien el chaval, pero si le quitabas el jornal la familia lo pasaba mal y me insisitieron todos y le dejé. Con la mala suerte que se calló de lo alto de un poste y se abrió la cabeza y se mató"- nos cuenta Jeremías mientras se emociona -"Es que lo pasamos muy mal"- explica Julia.

Postes

Durante toda su juventud y parte de la madurez, Jeremías Carazo siguió corriendo carreras por España. Allá donde iba, por trabajo o vacaciones, y hubiera una carrera, él se apuntaba y corría, aunque fuera en el último momento y le ocurriese como aquella vez que-"tuve que correr con los zapatos del trabajo y acabé la carrera corriendo descalzo y primero en la meta". Iba, corría y lo que ganaba, lo donaba a los "alcaldes de mozos" de la época para beneficio del pueblo. Aunque algunas cosas siempre se quedaban en casa, como uno de sus últimos trofeos, un pavo que era el premio de ganar una carrera en Arcos de Jalón, entre los dos puentes del río, corriendo dentro del agua. -"Me até unas cuerdas a los tobillos y a las zapatillas para no perderlas y allí que me metí"- nos dice Jeremías. -"Y aún así viniste sólo con una"-, señala Julia, a lo que Jeremías le contesta -"Sin una zapatilla, pero con un pavo, que estaba más bueno".

Me marcho de la casa de Julia y Jeremías pensando que una vida apasionante bien merece una columna y, antes de cerrar la puerta, Jeremías me dice -"bueno, ya te sabes esta mierda de vida"- y yo le digo -"eres tan grande gracias a ella"-, cuando me responde - "no será para tanto, son cosas de las que nadie más que yo se acuerda".

Salgo a la calle y, al cruzar el puente del río, un hombre apoyado en la barandilla me pregunta:

-"¿De dónde vienes, periodista?"

-"De casa de Jeremías, que resulta que fue atleta"

-"Hombre, si ya lo sabía, menudo pavo se llevó a casa en una carrera aquí en el río, no veas cómo corría dentro del agua!"


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