UNA FAMILIA CON MUCHA MIGA Y CUATRO NIÑOS EMPRENDE UNA NUEVA VIDA EN MEDINACELI

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El pueblo de Sagides recibe la visita del panadero cinco días a la semana desde el pasado viernes. Después de expresar su demanda en este periódico, los vecinos de Sagides recibieron la llamada de Juan Manuel, de Panadería Medinaceli, anunciándoles la ampliación de su ruta, que terminaba en Layna, y que permitiría llevarles pan y algunos otros alimentos de primera necesidad. "La gente que entra en la panadería nos comentó la noticia e inmediatamente llamamos a Sagides", nos explica Rocío, que con Juan Manuel y cuatro de sus cinco hijos llevan instalados y sacando adelante su negocio en Medinaceli desde febrero, cuando llegaron de Navarra.

Entramos en Panadería Medinaceli y pillamos a Juan Manuel y Rocío haciendo dontus entre un agradable y tentador olor dulzón a vainilla y horneado reciente. "Mi papel es más atender en la tienda, llevar la contabilidad, la limpieza y atender a los niños", detalla Rocío, que acaba de bajar de su casa, aledaña al obrador. "Tener la vivienda junto al obrador es un punto muy a favor para habernos venido aquí", nos explica mientras añade que "el panadero es Juan Manuel, que lleva haciendo esto desde los 16 años". Y es que Juan Manuel tenía la ilusión de trabajar su propia panadería en un entorno como el nuestro y, según nos cuenta Rocío, "ahora estamos haciendo realidad nuestro sueño".

"El arranque está siendo complicado por la situación actual de pandemia. Aquí se vive mucho de la gente que va y viene y ahora no hay movilidad, pero la perspectiva era peor que lo que nos hemos encontrado, así que trabajando mucho y poniendo mucha ilusión, las cosas van saliendo", nos dice Rocío haciendo un pequeño balance de su primer trimestre al frente de Panadería Medinaceli. Para que el negocio resulte rentable "ahora no podemos tener empleados y tenemos que hacerlo todo", señala Rocío, que ve como su marido, "hace el pan, la bollería, los repartos hasta Almazán por un lado y Sagides por el otro... No para ningún día". A la par que hacen el pan, mantienen abierta a diario su tienda, en la que, además de palmeritas de chocolate, croissants, magdalenas o mostachones y, por supuesto, barras de pan, tienen también productos de alimentación básicos para el día a día. "El sábado por la tarde vino una mujer a por leche, que como ya todo estaba cerrado en el pueblo... No me cuesta nada tener abierto si estamos en casa o en el obrador trabajando y damos servicio para quien le falte alguna cosa de última hora", nos dice Rocío.

Todavía están en el proceso de conocer a la gente y los pueblos de la zona y viviendo la novedad de todo un entorno diferente. Rocío comenta que "lo único que no es novedad ahora mismo para nosotros es el oficio de panadero para mi marido". Para esta familia ha sido fundamental la aceptación del pueblo de Medinaceli. "Nos han aceptado con mucha alegría por traer tantos niños", señala Rocío, que habría tenido todavía más hijos "si me hubiera tocado la lotería". De momento, se siente muy afortunada por la nueva vida que tienen en el Alto Jalón y detalla que "lo mejor de la zona es la gente, que es muy agradable y se preocupan por nosotros, además del entorno natural, que es precioso", a la vez que señala al clima como el principal punto negativo. "Aquí hace más frío que en Navarra, pero con algo más de ropa... ya nos aclimataremos con el tiempo", nos dice, añadiendo también que "lo único malo es que aquí necesitas para todo el coche, porque aunque ya se puede hacer mucho por Internet hay que moverse para casi todo a Almazán o a Soria".

Rocío y Juan Manuel han emprendido su nuevo negocio y vida en Medinaceli con "mucha ilusión y ganas de mejorar cada día" y afrontan este "cambio total", como Rocío lo define, con la tranquilidad de que, según detalla, "mis hijos están más agusto aquí que en Navarra. El Colegio y el Instituto, que son casi como clases particulares, son una gran ventaja". Les dejamos en su obrador con Juan Manuel enfrascado en el cuidado del detalle de cada barra. "Mi marido se desvive y pone un poco de su corazón a cada barra. Es muy perfeccionista", comenta Rocío mientras coloca en el mostrador la bollería fesca a la que dedican los domingos por la tarde en Panadería Medinaceli.

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