LOS HIJOS DEL MOLINERO 1ª PARTE

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La historia del Molino de Embid de Ariza ha estado ligada a la familia de los Palafox, si bien es cierto, no podemos concretar su antigüedad, hemos podido documentar su existencia desde el año de 1588 al menos.

Pero vayámonos unos cuantos cientos de años atrás, en ese viaje tan especial en el que tanto me gusta que me acompañen. Es el año de 1381, no mucho después de la Guerra de los Dos Pedros, entre Castilla y Aragón, y el Rey Pedro IV, el Ceremonioso, vende a Guillén de Palafox, alférez Real, el castillo de Ariza y sus aldeas, entre las que se encontraba Embit de Fariza. Una década después, Enrique de Palafox y Rebolledo, trastataranieto de D. Guillén crea el Mayorazgo de Casa de la Vega, que nace como una hijuela del señorío de Ariza, en el año de 1502, a la muerte de su padre, Guillén Palafox Rebolledo Ximénez de Urrea. Pero todavía tendremos que esperar unos pocos años más, al matrimonio entre Don Enrique Palafox Rebolledo, bisnieto de D. Enrique Palafox y Doña Luisa Lanuza Conesa,  para encontrar entre sus capitulaciones matrimoniales de 1588 la mención del molino de la forma siguiente, “en el lugar de Embid a un cuarto de legua de la granja (refiriéndose a la Casa de la Vega) unas casas que se alquilan que confrontan con calle pública y casas de Diego de vera y Hernando Sobrino, Item. Un Molino en dicho lugar de Embid que confronta con casa del dicho principal y con casa de Medrano y calle pública, Item. Un horno de cocer pan en el dicho lugar de Embid y confronta con calle pública y plaza del dicho lugar y con casas de Antón Ramón


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“Plano catastral de Embid de 1975”


En este plano, hemos representado de color azul el emplazamiento del molino y en color rosa el lugar del horno al que iba asociado, ambos de igual naturaleza. En la actualidad este entorno se ve relleno de muchas más edificaciones, tapando lo que debieron ser huecos dejados por huertas, cobertizos y cuadras. Como se puede leer en las capitulaciones matrimoniales de Enrique de Palafox Mompaon y María Virto de Vera en el año 1690, “Un horno de cocer pan que confronta con el barranco que pasa por dicho lugar, con casas que posee y habita el licenciado Martín de Artiga y con casas de Juan Alcalde, un Molino Harinero con las casas y corrales a él anexas y agregadas que confronta con calle Real y con casas del Concejo.” Por lo que podemos deducir entre 1502 y 1690 que podría tratarse de una de las plazas principales de la villa, con su horno, su molino y su Concejo. No sería de extrañar que al lector embidano le suene raro esta mención del horno, aunque dejaremos la solución para más adelante.

Se procede a la tasación del molino en el año de 1753 por los maestros albañiles, Juan y Pedro Ribate, de Bordalba. “el Molino harinero que se confronta en la Real Provisión que da principio a estas diligencias comprenden que la fábrica con las dos muelas de piedra, aguja, rodezno y demás instrumentos que se necesitan para estar al corriente y moliente (como lo está) vale según el estado que al presente tiene 120 libras.

En el año 1754, Antonio Fernández Molinero y vecino de Ariza declaró los gastos hechos en el molino harinero que era del difunto D. Enrique Palafox, en un gorrón que pesó 19 libras de bronce, once alabes para el rodezno, una maza, argollas, en total 268 sueldos y 11 dineros, todo a cuenta de la renta del molino.




Genealogia

“Genealogía de Palafox”


El gorrón junto con la ragua forman el centro sobre el que descansa todo el conjunto: rodezno, árbol, palahierro y piedra superior. Es una pieza que sufre un gran desgaste debido al rozamiento, por lo que era habitual que fuerna de fundición de bronce con algo de plata.


El Rodezno es una rueda hidráulica en hierro con álabes metálicos unida a un eje vertical que a su vez engrana a la piedra volandera del molino.


Esquema molino

“Esquema de un molino de agua”


D. Antonio Fernández también declaró que desde el mes de mayo de 1753 hasta el día de San Miguel, 29 de septiembre de 1754, no había molido dicho molino por falta de agua y la universal seca que se había experimentado en todo el país, para así tener una rebaja correspondiente a los diecisiete meses que dicho molino no había trabajado. Efectivamente, la sequía de 1754 fue relatada en diversos documentos como en el libro de Gestis de la catedral de Barbastro “continuando en el año 1754 la casi universal sequía que desde julio del anterior se venía sintiendo de un modo tan deplorable que llegó a producir el abandono de campos...”

El horno también tuvo su particular episodio en se mismo año, ante la urgencia de poder usarlo, ya que llevaba imposibilitado e inútil desde 1749 para que los vecinos de Embid pudieran cocer el pan en él se acudió a D. Diego Sierra, comisario de Corte, para que inmediatamente lo hiciese reparar y enlosar, amenazándole que de no hacerlo con prontitud, el pueblo fabricaría otro a sus expensas obligando a los vecinos a que fuesen a cocer el pan a éste y no al de D. Enrique Palafox. Inmediatamente se buscó al maestro cantero Antonio Aguirre, vecino de Ateca para reparar y enlosar para lo que cobró 214 sueldos y 12 dineros.

En 1758 se pagan los Alcaldes del lugar de Embid para la contribución del molino y horno de 1756-57 y 58, 425 sueldos y se procede al arriendo por parte de Antonio Fernández por dos años, en 12 cahíces de trigo cada uno “a fruto sano, bueno y de recibo en que se estila en este país” y el horno por Antonio Gómez.

Durante varias generaciones, tanto el molino como el horno permanecieron en el tronco genealógico de la familia Palafox, dentro de la hijuela de la Casa de la Vega, al menos hasta el año de 1819, en el que José Joaquín Gaona Palafox, hijo de Margarita Palafox y Prieto vende a D. Manuel Gilman L’Hotellerie las posesiones de la Casa de la Vega, que incluían los edificios y fincas en el lugar de Embid de Ariza. En esta escritura podemos ver cómo se inlcuye en la venta del molino, la presa con el azud que da servicio a éste.


1818anuncio

“Gaceta de Madrid, nº98, año 1818”


El momento de toma de posesión es muy gráfico, “En el lugar de Embid de Ariza, 13 de febrero de 1819, yo el Escribano por S.M. de número y juzgado de la villa de Ariza y su Marquesado me constituí en cumplimiento de lo mandado en la providencia que antecede en el Molino Harinero de este dicho lugar que confronta con casas de la Capellanía que posee D. Juan Ortega y con calle Real, y estando allí D. Manuel Gilman y Llotellerie, vecino de la ciudad de Calatayud, en virtud de la comisión que me está conferida lo tomé de la mano y lo introduje en dicho molino harinero en cual abrió y cerró las puertas de él, e hizo salir fuera a la calle a los que estaban dentro de dicho molino y todo lo referido lo ejecutó el susodicho en señal de verdadera, Real, actual, cibil y natural, velquasi posesión que del expresado molino tomaba a nombre de los demás edificios, fincas y treudos censos, que se hallan en este dicho lugar”

El 1 de octubre de 1856, Zenón Gilman, hijo de Manuel Gilman, vende a D. Lino Almech Langarita todas las posesiones de la Casa de la Vega que incluían nuevamente molino y horno de Embid. En el año 1863 encontramos un anuncio de finca en venta, en “La Correspondencia de España” donde nos identifica ambas fincas “y a media hora de distancia, un molino harinero y otro horno de pan cocer”, aunque 33 años después, las hijas de Almech, María Pilar y Petra venderían el molino a D. Tomás Germán Jabal, militar vecino de Jarque, en escritura de 23 de julio de 1889, por 2.000 pesetas. Este sería el primer momento en que molino y horno se separarían definitivamente, tras más de 300 años.

“Un molino harinero que contiene una piedra, salto de agua y casa vivienda, está situado en Embid de Ariza y Calle llamada Real, confronta derecha con casa horno de Dña. Petra y Dña. Pilar Almech, izquierda con Callejón y espalda con casa hundida de herederos de D. Ramón Ortega”

Y al final, el 6 de diciembre de 1917, compraba D. Constantino Ramos que estaba casado con Dña. Primitiva Mariscal Latorre, hermana de mi abuelo Eustaquio. Por el momento, nos detendremos en este comienzo del siglo XX echando la vista atrás, sobre la importancia que estos edificios tuvieron en la antigüedad, un tiempo en que la base era el trigo y la fuerza el agua, una época tranquila y difícil al mismo tiempo, ya saben, una época corriente y moliente.



Jorge Mariscal

Asociación Histórico Cultural de Embid de Ariza

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