CAPÍTULO 5: UN ATRACO Y UN REFLEJO

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V  UN ATRACO Y UN REFLEJO


El director del banco sudaba de pánico. Lex Baxter volvió a preguntarle con tono amenazador.

- ¿Seguro que tu hija no reconoció a la persona que la asaltó en casa?

- Solo ha dicho ver un destello especial en el calzado del atacante, pero no reconoció la cara.

- ¿Quién pudo ser ese ladrón que se nos adelantó?

- Ni idea, Baxter… y menos mal que disimulé ante los dos empleados cuando vi la caja vacía. Ellos no suponen nada, solo fueron testigos del atraco frustrado de sus hombres. Le he dicho a mi hija que mantenga la boca cerrada. ¿Qué vamos a hacer con la caja fuerte vacía?

- Para no despertar sospechas, la dinamitaremos como habíamos planeado. Todos pensarán que ha sido robada por una banda, pero ha sido un maldito bastardo que…

El director del banco, pálido y sudoroso, interrumpió la frase de Baxter

- Muy poca gente sabía que esos lingotes permanecerían apenas un día en el banco, estoy nervioso, a ver si el seguro nos compensa.

- Cálmate, ha sido un robo. Tenemos que dar con el de las botas relucientes.

Calvert se unió a la conversación.

- La noticia ha corrido como la pólvora por el pueblo. Los muchachos y yo intentaremos… ¿He escuchado bien, botas relucientes? Escuchen, anoche vi a un paleto del pueblo cuyas botas de piel de serpiente me llamaron la atención. Un muchacho alto, serio…estuvo toda la noche con Fredi, el herrero.

Lex Baxter miró a Leiton.

- ¡Tom Benet! Es el hermano de Gus, ya sabes, Calvert, el del accidente del tren correo. Ahora es el único propietario del rancho que debemos expropiar por nuestros métodos. Puede ser que nos oyera…

- Puedo hacerle una visita, jefe –dijo Calvert tocándose el colt de la empuñadura plateada y cimbreándose casi imperceptiblemente.

- Primero visitad a Joe Plomo y a la viuda Aspen. A los Martínez los visitaré yo personalmente. Dejemos al muchacho para el final. Puede que se conforme con el oro, de momento. Tiempo tendremos de deshacernos de él.

- No me gusta esto, Lex…

Tampoco le dio tiempo a decir más al director del banco quien fue abofeteado una sola vez por Baxter.

- Calla y deja de temer… mis muchachos se encargarán de todo, ¿verdad, Calvert?

- Por supuesto, patrón, para eso hemos sido contratados, somos los mejores… petroleros –acabó diciendo irónicamente.


***

El diario Jalons Post también estaba controlado por Lex Baxter quien era máximo accionista del periódico. Dio orden al redactor jefe para que sacaran dos ediciones especiales esa misma tarde con motivo del robo al banco.

En la edición vespertina podía leerse:

“Tuvo que ser obra de una banda bien organizada… Ha sido encontrada la caja fuerte del banco, destrozada, a varias millas del pueblo. Los ladrones no han dejado rastro, pero todo hace indicar que ya se encontrarán en ciudades grandes como Arizania o Bilbilisville… Los lingotes de oro están valorados en doscientos mil dólares… el director del banco ha comentado estar consternado por el robo aunque ha indicado que el seguro se hará cargo de gran parte del valor…Los agentes federales llegarán hoy a Arcobriville para realizar las pesquisas oportunas del robo del banco… El sheriff Turner ha declarado que será muy difícil apresar a los bandidos…”.

Los agentes federales fueron atendidos y despachados rápidamente por Lex Baxter y el mismo sheriff.

- No han dejado huellas, sabían lo que hacían, desde luego –dijo el teniente de los federales.

- Han proliferado las bandas de cuatreros y ladrones de trenes estos últimos tiempos, teniente. Nunca habíamos sufrido un incidente semejante en este pacífico pueblo –expresó Baxter con falsa preocupación.

- Las cosas no suceden hasta que… Bien… en este pacífico pueblo también he comprobado que han llegado numerosos forasteros, usted mismo ha formado un numeroso grupo de petroleros. Más gente, más conflictos, es inevitable.

- Teniente… mis hombres cobran a final de semana y consumen en los locales, están trabajando duro para que Arcobriville crezca y tenga más vida.

- Más vida, eso espero, más vida… Ha sido un placer, caballeros.

El teniente montó en su alazán e hizo un gesto a su acompañante y se perdieron en el horizonte de la calle Principal.

- ¿Crees que sospecha algo? –preguntó Leiton con su inquietud casi permanente.

- No, es un bisoño jovencito teniente recién salido de la academia de Bilbilisville, no te preocupes por él. Y si llegara a entrometerse, lo lamentaría.

Irrumpió en la escena Penny Leiton, con su belleza natural y un periódico de la tarde. Carraspeó para llamar la atención de su padre y del propio Lex Baxter.

- ¡Qué de tonterías pone el periódico, papá! –exclamó Penny desconcertada.

- Estrategia para despistar, Penny –le contestó rápidamente Lex Baxter.

- Habrán informado al teniente de lo sucedido, ¿no es así? –quiso saber la muchacha.

- Ese teniente ya tiene bastante trabajo con rastrear Arizania, Cetin City y Bilbilisville. Penny, el hombre que asaltó tu casa anoche será miembro de un equipo bien organizado, pero cuando lo arrestemos, lamentará haberte puesto la mano encima –intentó tranquilizarla el sheriff.

- En realidad no me hizo ningún daño físico y yo diría que sus modales no eran agresivos, como si quisiera intimidarme solamente.

- Penny, ese hombre es un ladrón y lo pagará –concluyó el de la placa.

Una vez que se quedó a solas con su padre, ya en la calle, la hija del banquero continuó con sus dudas:
- Papá, es muy extraño, no sé por qué no se puede decir nada públicamente del hombre de las botas rojas de piel de serpiente. También fue muy extraña la forma de reducirme. Ese hombre no quiso en ningún momento hacerme daño. Ni tan siquiera al sujetarme me forzó, no me hizo ni un rasguño. Y sus palabras finales: tengo que hacerlo, muchacha…

- Ya está todo en manos de las autoridades. Relájate, pequeña –quiso tranquilizar Leiton a su preciosa hija.

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