EL RASTRO DEL 'SER SUPERIOR' EN EL EMBALSE DE LA TRANQUERA

El ser humano se jacta, una y otra vez, de ser el animal más inteligente que existe sobre la faz de la Tierra.

En lo que a mí y a mi ignorancia respecta, me pregunto por qué nos creemos superiores al resto. ¿Porque vivimos en casas, tal vez? ¿Porque somos capaces de desplazarnos en grandes pájaros de hierro alrededor del globo? ¿Porque podemos comunicarnos con una persona que se encuentra lejos en cuestión de segundos?

Sí. Tal vez todas estas razones nos conviertan en seres supuestamente superiores pero... detengámonos a pensar un segundo. ¿No somos nosotros también quienes, a sabiendas de que solo tenemos un planeta en el que poder vivir, lo estamos destruyendo de forma sistemática? ¿No somos nosotros quienes, por vagancia, contaminan océanos, playas y bosques? ¿Quienes, por capricho, cazamos cervatillos, delfines y tigres? ¿No somos nosotros quienes, por inercia, continuamos matando nuestra casa; nuestro hogar?

Cerca del pueblo en el que vivía cuando no era más que una adolescente, Nuévalos, había un playa preciosa en el pantano. La tierra, lejos de ser áspera, era agradable de pisar y el agua, lejos de ser transparente, reflejaba nítidamente la luna. Era un lugar tranquilo en el que, tanto mi familia como yo, solíamos pasar las tardes de verano. Jugábamos al uno, nos bañábamos, nos hacíamos fotos con la puesta de sol a nuestras espaldas...

Si hoy, como estudiante de fotografía que soy, quisiese hacer una sesión en la orilla del embalse, no captaría más que basura; deshechos que algún supuesto ser superior no fue capaz de llevar hasta la papelera más cercana.

Mis fotografías no harían sino retratar que, al revés de la creencia popular, el ser humano no es más que una plaga; una infección que poco a poco y cada vez más rápido carcome el planeta mediante la explotación de los recursos naturales que este nos brinda. Y, más allá de eso, estamos acabando con todo lo que ha vivido en nuestro mundo: nuestras alegrías, nuestras penas; nuestras luchas; nuestros logros; nuestros esfuerzos. Estamos exterminando a conciencia las futuras parejas enamoradas; los futuros niños y niñas jugando en el parque; los futuros ancianos enseñando a los jóvenes sus recetas.

Lo único que hace de las personas, animales diferentes al resto es que, en vez de luchar por nuestra supervivencia, estamos acabando con nuestras posibilidades de sobrevivir.