VIDONIA 2019

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Cuentan, que los romanos únicamente dejaban plantar la vid, en los lugares donde no podía prosperar otra planta agrícola. Sabían, como sabían otras muchas cosas, que, en esas zonas agrestes, ese cultivo superviviente por naturaleza prosperaría donde otras no lo harían. Además, conocían que, en esos lugares, la vid produciría un producto de mayor calidad. Ya hemos hablado en estas líneas, de la calidad frente a la cantidad, y de como una viña da su do de pecho en condiciones difíciles, en suelos no demasiado fértiles, con pluviometría escasa... ¿Han visto alguna vez un paisaje volcánico? Seguro que sí, y habrán comprobado la ausencia casi total de vegetación. Tenemos pues el hábitat perfecto para nuestras amigas. Si hablamos de viñas, volcanes y España, hablamos por supuesto de las Islas Canarias.

Lectores más interesados en el mundo del vino, seguro conocen este producto de las islas, pero otros, se habrán incluso sorprendido. Y si, no solo es una región vinícola, sino que es, una de las más interesantes de nuestro país.

Si la semana pasada les introducía en una de las zonas que más me gusta, Galicia, decirles que Canarias es otra de las zonas que me hacen disfrutar. Para mí, comparten similitudes generales, ambas están apostando fuerte por las variedades autóctonas, tienen una orografía especial, así como un clima apto. Al igual que en el artículo anterior, entrecomillar todo esto, ya que existe una tremenda variedad de diferencias de paisajes y microclimas. A decir verdad, mi consumo de vino canario es notablemente inferior gallego, pero no por gusto, como les comentaba; si no porqué continúa siendo quizás menos accesible. Distribución, baja producción y que decirles de tratar de buscar en un establecimiento de hostelería no especializado, alguna de las referencias isleñas.

La historia del vino canario es antigua, hay documentación que describe como hace muchos siglos ya se cultivaba y producía, aunque su primera gran estrella fue el vino dulce procedente de la uva malvasía. Efectivamente, al igual que pasaba con los vinos generosos de jerez, y otros fortificados como el oporto o madeira, tenían a los británicos como ávidos consumidores. Algunos hechos posteriores, hicieron decaer la exportación, precisamente desbancados por los productos portugueses. Posteriormente, las enfermedades de la vid, aunque jamás sufrieron en las islas la temida filoxera, dejaron casi en punto muerto el sector. No es hasta los años ochenta del siglo pasado, cuando se empieza a trabajar de manera decidida en la calidad, aunque me atrevería a decir, que desde hace realmente poco tiempo, se trabaja con el convencimiento de que pueden hacerse vinos de talla mundial.

Comentaba la similitud entre Galicia y Canarias, en el protagonismo de las uvas autóctonas. Recuerden estos nombres, Listán Blanco, Malvasía, Gual, Albillo Criollo, Vijariego, moscatel, Marmajuello entre otras, en las variedades blancas. Y Listán Negro, Negramoll, Tintilla o Malvasía Rosada, en las tintas. Muchas de ellas, como explicábamos, prefiloxéricas, es decir, de gran antigüedad.

Envinate, Matias i Torres, Carmelo Peña y Suertes del Marques, serían unas de las bodegas o productores destacados, aunque me quedo con la última, y con Jonatan García, la cabeza visible del proyecto.

Suertes del Marqués, ubicada en la isla de Tenerife, es una bodega que comenzó su andadura en 2006, aunque mucho antes practicaban la noble labor de viticultura en sus propiedades, vendiendo la uva a otra bodega. Utilizando las variedades propias de la tierra ya mencionadas, son, como ya saben que nos gusta, partidarios de la mínima intervención, utilizando levaduras indígenas y la mínima aplicación de productos químicos. Si tenemos las viñas, el terreno y el clima, tratemos de que el homo sapiens no la líe. Fuera de bromas, Jonatan y su equipo lo hacen muy bien, elaborando una gama de vinos de excelente calidad. Hablemos de uno de ellos.

Como Vidonia, eran conocidos los vinos blancos tinerfeños que se elaboraban en el norte de la isla, exceptuando los de Malvasía. Qué cómo les comentaba antes, eran exportados prácticamente en su totalidad a las Indias Occidentales y Reino Unido.

Se trata de Listán Blanco, procedente de varias parcelas del paraje de las Suertes, en el valle de la Orotava, donde los suelos son de mayor calidad. A pesar de ser un vino blanco, realiza parcialmente la fermentación malo-láctica tras la alcohólica, y posteriormente permanece durante 10 meses en fudres.

Vidonia tiene gran finura y volumen, con notas herbáceas, frutales, levemente de la crianza y con matices volcánicos. Porqué si, como ya contamos por aquí, los grandes vinos reflejan su suelo, y éste lo hace. Difícil negar la procedencia del mismo.

Cómo digo en muchas ocasiones, bebamos estas joyas antes de que no podamos pagarlas.


Vidoniafoto


Vidonia, 31€.

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