Es curioso pensar que cuando somos niños deseamos ser mayores, pero cuando somos mayores daríamos lo que fuera por volver a ser niños… Así es la vida y así somos los seres humanos.
Somos así desde los anales de la historia. Y la clave está en el concepto de responsabilidad. De hecho, hay un cuento sufí muy antiguo que lo pone en evidencia y de una forma muy gráfica.
El cuento dice que todas las personas nacemos con un “Mono”, virtual, encima de los hombros. Cuando somos bebés, el “mono” también es pequeño, pero a medida que vamos creciendo se va desarrollando y engordando hasta convertirse en un verdadero “Orangután” …
El “Mono”, representa las responsabilidades. Y lo lógico es que vayan aumentando a lo largo de nuestro desarrollo.
Pero este cuento también nos advierte de que hay dos reglas de oro que son “sagradas”, ya que de no respetarlas, se rompería el equilibro y las consecuencias podrían ser nefastas:
1ª Regla: Nunca te desprendas de tu “Mono”, cargándoselo a otra persona. Tu siempre con tu “Mono”, que para eso es tuyo.
2ª Regla: Nunca aceptes llevar el “Mono” de otro, además del tuyo. Aunque te parezca lo contrario, le estás perjudicando. Si crece sobre tus hombros y no sobre los suyos, sus “músculos” no estarán preparados pasa soportar su peso, porque un día u otro tendrás que devolvérselo.
El Dr. Dan Kiley, psicólogo norteamericano, observó que algunos de sus pacientes se negaban a aceptar sus “Monos” o responsabilidades implícitas a su edad adulta y que tenían miedo al compromiso, (al igual que le ocurría al personaje de Peter Pan). Por eso le llamó síndrome de Peter Pan.
Y teniendo en cuenta el cuento sufí de los “Monos”, queda claro cuál es la causa de que algunas personas padezcan este síndrome: Se han roto “las reglas de oro”.
El síndrome de Peter Pan suele aparecer en personas, que de niños no les han permitido asumir responsabilidades, poco a poco, a medida que crecían (no les han dejado llevar su propio “Mono”). Normalmente por sobreprotección de los padres.
Pero, también puede producirse por todo lo contrario, por haberles sobrecargado en exceso de responsabilidades en la niñez, produciéndose un rechazo.
Por eso, las personas que padecen este síndrome necesitan a su lado personas que asuman el papel de Wendy, dando lugar grandes dependencias emocionales y a relaciones poco sanas (podemos observarlo en relaciones de pareja, entre hermanos, entre amigos, etc.)
¿Y tú? ¿Cómo llevas tu “Mono”? ¿Has roto alguna de las dos reglas?
¡Todavía estás a tiempo de devolver ese “Mono” que no es tuyo!
¡O de cargar con tu “Mono”, si es que alguien que lo lleva por ti!
JALON
NOTICIAS.ES
Comentarios