SÍNTOMAS DEL CANSANCIO EMOCIONAL

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El cansancio emocional no llega de un día para otro o por haber padecido una situación puntual de estrés emocional. Este tipo de cansancio se va acumulando con el tiempo, cuando hacemos un sobreesfuerzo y/o asumimos responsabilidades más allá de nuestras posibilidades. Suele aparecer cuando es necesario realizar un sacrificio si la situación lo requiere (en el entorno laboral puede ser una respuesta ante el riesgo de perder el trabajo, ante una relación de pareja conflictiva o ante la necesidad del cuidado de un familiar que necesita toda nuestra atención). En pocas palabras: el cansancio emocional se produce cuando la balanza se desequilibra y sentimos que damos más de lo que recibimos, a nivel emocional.

¿Y por qué nos ocurre eso? Generalmente sucede cuando no somos capaces de poner unos límites claros a nuestra entrega en el entorno laboral, de pareja, familiar, social, etc. Y, es más, si logramos poner esos límites, nos sentimos culpables…

Pero si, además, no somos capaces de identificarlo y de hacer algo para paliarlo, un día u otro acabaremos “rompiéndonos”, porque literalmente “ya no aguantamos más”. Es entonces cuando se produce un bloqueo, frustración y existen muchas posibilidades de desembocar en una depresión.

Pero, ¿cuáles son los síntomas del cansancio emocional?




  • El cansancio emocional se manifiesta a través del cansancio mental y también suele ir acompañado de cansancio físico, con la sensación continua de que no acabamos de recuperarnos por mucho que descansemos.
  • Nos cuesta conciliar el sueño, porque siempre aparece algún problema al que le damos mil vueltas.
  • Estamos más irritables, con mal humor y nos tomamos las cosas más a “la defensiva”.
  • Nos sentimos apáticos y desmotivados, con poca ilusión.
  • Tendemos a aislarnos, a sentir menos a nivel emocional. Nos volvemos más fríos y menos empáticos.
  • Sentimos nuestra mente “espesa”, con dificultad para pensar con claridad.
  • Tenemos dificultad para concentrarnos, con olvidos frecuentes por este motivo.




¿Qué podemos hacer?


Desde luego no será suficiente con descansar físicamente, también será necesario realizar un “reseteo emocional”, trabajando en un cambio de actitud ante nosotros mismos.

Ten compasión de ti mismo, cuídate y ¡no te maltrates!

Por eso  es muy importante que trabajemos también en la prevención de este tipo de cansancio, antes de llegar al agotamiento y la extenuación.


¿Cómo prevenir el cansancio emocional?


  • Analiza porqué te exiges tanto a ti mismo.  Es posible que te centres más en los resultados que en la mejora continua y en tu desarrollo. Reconduce tu actitud hacia la mejora continua, la perfección no existe.
  • ¿Por qué necesitas hacerte “el fuerte”? Razona: Reconocer que necesitas descansar, que no puedes con todo, que es necesario poner unos límites, esa es la verdadera fortaleza.
  • ¿Por qué te sientes culpable por poner esos límites? Reflexiona: Diferencia bien tus responsabilidades de tu necesidad de complacer.
  • Piensa: ¿te esfuerzas en exceso, en relación con la utilidad de dicho esfuerzo?


¡Solamente clarificando los conceptos anteriores podrás ser consciente y objetivo para poner límites en tus acciones y sentirte orgulloso de ello, nunca culpable!



Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

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