EXCURSIÓN CIENTÍFICA A CASA DE LA VEGA

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Vista de Peñarroyas, Víctor M. Mariscal


Una de las disciplinas más interesantes que podemos encontrar en Embid de Ariza es sin lugar a dudas la científica. Ha sido objeto de estudio por muchos investigadores a lo largo de los años, debido a su naturaleza y por la geología. Y es esta precisamente ésta, la paleontología, la que nos traslada al primer tercio del siglo XX para comprender un poco mejor el imaginario natural de Embid hace al menos veinte millones de años.


A finales del mes de agosto de 1934 tuvo lugar una de las excursiones científicas más relevantes en la historia de Embid de Ariza (*1). Longinós Navás, licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid, había sido invitado por su amigo el Sr. Íñiguez a pasar unos días en su finca. D. José María Íñiguez era doctorado en Químicas y catedrático de la Facultad de Ciencias de Zaragoza a partir de 1922, año en el que fallecería su padre Francisco Íñiguez e Íñiguez,  renombrado astrónomo y Director del Observatorio Astronómico de Madrid en 1899.


La familia Íñiguez Almech era propietaria de la finca de la Casa de la Vega desde el año 1856, siendo heredada por los hermanos, Francisco, José María y María Pilar en 1901. Francisco y José María Íñiguez eran los dos licenciados de Ciencias Exactas, y por ello no es difícil imaginarlos desarrollando sus facultades aprendidas para explorar el terreno.


El padre Jesuita Longinós Navás se caracterizó por ser uno de los entomólogos más destacados del país, y era esta doctrina la que más le apetecía explorar en Embid aunque la afición predominante a los fósiles no le dejó atención libre para otros objetivos. Nos relata sobre el pueblo, “el valle fértil en que se asienta la casa, las colinas áridas que la ciñen y más allá de Embid el barranco por demás pintoresco, con sus variantes ásperos de rocas y picachos, ecos y despeñaderos, y el mismo pueblo con su resabio de los pasados siglos, ofrecen, junto con los fósiles que entre los estratos aparecen, aliciente nada vulgar para una excursión turística. La hicimos nosotros un día, comiendo junto a una fuente de agua fresca, buena y abundante”


El primer lugar que fueron a explorar se encontraba en una colina cercana a la Casa de la Vega, un afloramiento de fósiles de huesos y dientes de mamíferos en término de Cetina. Eduardo Hernández-Pacheco, geólogo, paleontólogo y arqueólogo, catedrático de la Universidad de Madrid cuenta que el Yacimiento de Cetina, de vertebrados miocenos, fue descubierto por los jóvenes doctores en Ciencias, los hermanos Íñiguez, en 1921, “desde hace algún tiempo, vienen recogiendo cuidadosamente los ejemplares que las acciones erosivas de la intemperie van poniendo al descubierto al destruir la capa que los contiene” Entre los ejemplares se encuentran, fragmentos del caparazón de Testudo, huesos de Crocodilidos, astrágalos de cervuluinos, tragúlidos y algún suido.  (*2)


Navás nos cuenta que dedicaron dos tardes a recoger muestras y tal era la labor que les tuvo que ayudar Carlos Aguilar, hijo de D. Cipriano Aguilar Esteban, director del Instituto de Enseñanza Media de Calatayud. Enviaría muestras de los fósiles a D. Juan de Aguilar-Amat, conservador de malacología del Museo de Biología de Barcelona y al profesor Fréderic Román del Museo de Toulouse.


Huesos

Distintas muestras de rumiantes del Yacimiento de Cetina. (*3)


El Yacimiento de Cetina posee una larga historia, desde que los Íñiguez lo descubrieran ha sido objeto de estudio en multitud de ocasiones, el 1945 por Villalta y Crusafont, determinando la edad del yacimiento al Aquitaniense (Mioceno inferior) entre 20 y 23 millones de años. En el año 1962 Jaime Truyols, que fue Presidente de la Sociedad Española de Paleontología en 1985, realiza su tesis doctoral bajo el título “El aquitaniense de Cetina de Aragón y su fauna de mamíferos”, Daams en 1976 estudia la fauna de roedores, en 1982 para el proyecto “Rambliense”, se dedica una campaña de excavaciones entre los que intervienen Leonard Ginsburg, Jan van der Made y multitud de estudiantes de Madrid y Zaragoza dirigidos por María Teresa Alberdi donde se recogen gran número de piezas grandes de vertebrados y micromamíferos. En 1987 Beatriz Azanza en colaboración con Jorge Morales deciden reanudar las excavaciones pero para su sorpresa cuando llegan al yacimiento la totalidad de la capa fosilífera había desaparecido para acabar en una fábrica de cerámica en Ariza. (*4)


Yacimiento

Yacimiento de Cetina. María Teresa Alberdi (*5)

El segundo paraje de estudio nos transporta a una colina cerca de la carretera, Peñarroyas, unos bancos del Oligoceno bastante inclinados sobre el Cretáceo donde encontraron fósiles de los géneros Planorbis, Succinea, Bythinella y Limncea. En 1922, José Royo Gómez, geólogo, considerado como el primer “dinosaurólogo” relevante en España y alumno de Eduardo Hernández-Pacheco realiza una descripción de los yacimientos fosilíferos de la zona, fijándose precisamente en los Planorbis de “Peñarroyas”.


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Estratos del Oligoceno discordantes con el Cretáceo, L. Navás, 1934

Continúa Navás diciendo, “En excursión de día entero nos llegamos al pueblo de Embid, y exploramos detenidamente los bancos fosilíferos del Cretáceo superior Cenomanense, entrando por el barranco pintoresco de detrás del pueblo”


BarrancoCasi 90 años de diferencia entre las fotos del Barranco de Embid



En esta ocasión hace referencia a su compañero de Academia y Catedrático de Geología en la Universidad Don Pedro Ferrando Mas, que había sido invitado también por su amigo y compañero de la Facultad de Ciencias, José María Íñiguez, en el año 1927 a explorar el Barranco y cuya excursión dio como fruto el estudio “Pliegues cretácicos de Embid de Ariza”. (*6)

Aquí hace hincapié en la zona media, que es la más fosilífera, y la superior que se halla constituida por caliza dura, marmórea, muy compacta. “El castillo o torreón de Embid de Ariza se halla situado en la cumbre de dichos estratos, entre los cuales está como encajonado o excavado el principio del  camino que parte de dicho pueblo.”


PLIEGUES

Plieges cretácicos de Embid de Ariza, Pedro Ferrando Mas, 1927



En la excursión les acompañaba el párroco de Embid, el reverendo Plácido Chamarro y el guarda Sandalio Martínez para ayudarles a recoger fósiles, entre los que destacaron por su perfecto estado de conservación la Janira quinquecostata Orb. Varios cientos fueron recogidos y para su estudio envió a su amigo Daniel Jiménez de Cisneros, catedrático de Historia Natural y paleontólogo algunos de estos ejemplares. Los fósiles se encontraban en la zona media, constituida por areniscas y margas que contenían hermosas geodas de cristales romboédrico-exagonales de calcita.


Geoda

Geoda de calcita en el Barranco. Juan Fco. Mariscal


Fosil

Fosil de Ostrea. Juan Fco. Mariscal


Fosil2

Distintas muestras de fósiles del término de Embid. Ángel Blasco


Por último, Longinós Navás, cita en su escrito los lindos ejemplares de yeso en tolvas que tenía guardados el Sr. Íñiguez y las preciosas geodas de calcita. También destaca la abundancia de calizas con dendritas junto al túnel de la carretera, y ejemplares de calcedonia, ágata, semiopalo, sílex y jaspe recogidos por Íñiguez.


No cabe duda del interés científico de esta zona, por citar alguno de los ejemplos se encontró el registro mas antiguo de Phoberocyon hispanicus, de edad Rambliense (Ginsburg y Morales, 1998) se trata de un úrsido primitivo, ciervos relacionados con los actuales almizcleros del lejano oriente, un tapir (Protapirus) e incluso de un rinoceronte de hábitos acuáticos (Protaceratherium) (*7). El contenido en fósiles de moluscos, de tantas y diversas familias, diseminados por las margas fosilíferas del cretácico, y la cantidad significativa de fósiles tan hermosos hace de este pueblo un epicentro para la investigación geológica y paleontológica de primer orden, y digo investigación, porque muchas veces la sensación de encontrar algo tan hermoso nos hace caer en la tentación de llevarlo a nuestra casa, meterlo en una caja de cartón y olvidarlo en el tiempo. Sin embargo la recompensa que obtenemos si lo dejamos en el lugar descubierto, puede traernos sorpresas mucho mayores y ser objeto de estudio de los profesionales, como ocurrió hace 100 años, cuando los hermanos Íñiguez compartieron sus hallazgos. Ahora podemos entender, imaginar y relatar el pasado de este lugar, donde los rinocerontes barritaban, los osos pescaban y los tapires huían de los perros-oso.


Rino

Dibujo de un Protaceraherium, ICREA(*7)




Testudo: género de tortugas paleárticas
Crocodilidos: familia de saurópsidos, arcosaurios comúnmente conocidos como cocodrilos
Cervuluinos: sub-familia de cérvidos, ciervos
Tragúlidos: familia de mamíferos artiodáctilos, dorcaterios, cercatillos, ciervos ratones.
Suido: familia de mamíferos artiodáctilos, cerdos domésticos y jabalíes


(*1) Excursión científica a Casa de la Vega, Longinos Navás, 1934, Revista de la Academia de Ciencias de Zaragoza, T. XIX, 1935
(*2) Nuevos yacimientos de vertebrados miocenos. Eduardo Hernández-Pacheco, Asociación Española para el progreso de las ciencias, Congreso de Oporto, Tomo VI, 1921.
(*3) The ruminants from the Lower Miocene of Cetina de Aragón, Leonard Ginsburg, Jorge Morales y Dolores Soria, 1994
(*4) Historia de las excavaciones paleontológicas (Mamíferos) en el Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC”, Jorge Morales, Notas para la historia reciente del Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC, 2009
(*5) Homenaje a Leonard Ginsburg. Estudios Geológicos, vol. 67, núm 2, 2011
(*6) Pliegues cretácicos de Embid de Ariza. Pedro Ferrando Mas. Boletín de la Real Sociedad Españolad e Historia Natural, tomo XXVII, 1927.
(*7) Las faunas de mamíferos del Mioceno continental de la Península Ibérica, Jordi Agustí, ICREA, 2018

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