POR FAVOR, ¡DUDAR!

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           Saber la verdad, conocerla, gritarla a los cuatro vientos. Según vemos en los medios audiovisuales o leemos en la prensa, muchísima gente la conoce.


           Sobre los hechos pasados cada uno pone sus matices y acaba concluyendo en que ya lo vaticinó en su día. Sobre el futuro, todos y cada uno de nuestros lideres políticos y de opinión predice con total certeza qué pasara y dónde radica la verdad.


        Si realmente buscas la verdad y quieres salir de dudas sobre el futuro, existe un remedio infalible. Súbete a una de nuestras altas peñas y, desde el despeñadero pregúntate, ¿si sabes volar?….. sabes que no, si saltas, mientras despejas el futuro, te acercarás a una verdad. Estarás certero, sabrás que aciertas y demostrarás a algunos que estabas en lo cierto.


       Para muchos de nuestros lideres existen soluciones menos dramáticas y precisas para demostrar que están en posesión de la verdad. Ponen cara de asno cabreado, expresan su opinión con una frase corta, ruda y lo más impactante posible, las palabras se usan como armas y, todo termina con una mirada que taladra al interlocutor o dirigida a las estrellas.


       Grandes pensadores hace siglos concluyeron que, a la verdad, al conocimiento se llega a través de la duda. Dudar equivale a pensar. Y a su vez, el pensamiento es una de las mejores pruebas para saber que uno existe en realidad. pero este discurso hoy en día es pura falacia, porque hoy si dudas estás muerto, en la opinión publica ahora mandan unos fulanos que están siempre en lo cierto. El pensamiento dubitativo te lleva a emitir juicios llenos de matices, lo que te convierte en un ser equidistante y muchas veces contradictorio que resulta muy sospechoso. Ya me dirás dónde vas con esa mochila si te dedicas a la actual política o a crear opinión. Cualquier juicio ponderado que emitas provocará insultos y desprecio como si fueras un débil mental.


        Pese a que la duda lleva el oxígeno de la sangre hasta ese bulbo recóndito del cerebro donde reside la doble cara de la verdad, no te servirá de nada. Deberás hacer un esfuerzo sobrehumano para defender tus dudas como el último reducto de la inteligencia.


      La ciega certeza, es señal de que la fe cargada de emoción ha provocado una obstrucción en algún punto donde fluye el pensamiento, esto te obliga a gritar desaforadamente para que la yugular siga bombeando sangre al cerebro y haga saltar el tapón antes de que éste reviente como una palpitante babosa.


        Solo los muy débiles están seguros de todo, porque hay que ser muy fuerte para no estar seguro de nada.

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