UN AGRICULTOR DE SECANO DE ATECA SE PERSONA COMO ACUSACIÓN PARTICULAR EN LA CAUSA POR EL INCENDIO

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José Luis Campos Plasencia, 53 años, y "atecano de pura cepa". Compagina su profesión como técnico de rayos y fisioterapeuta, con la de agricultor en el campo de Ateca. Del total de 70 hectáreas que posee en el Montecillo, el incendio declarado el pasado 18 de julio le calcinó 45 que tenía sembradas de trigo y esparceta, las cuales iban a ser cosechadas el 20 de julio, dos días después de comenzar el fuego. A día de hoy, asume unas pérdidas valoradas en 40.000 euros. 


Fuera de todos los supuestos recogidos en el Real Decreto del Gobierno de Aragón que articula las ayudas a los damnificados, José Luis tendrá que 'conformarse' con el pago del seguro y con la PAC, por lo que espera que los culpables del incendio paguen los daños causados y poder seguir así trabajando en su explotación. "Del seguro voy a cobrar 13.000 euros, por lo que el año que viene, tal y como están las cosas y viendo los ingresos que voy a tener, sembraré solo 7 hectáreas de cebada. Si no tuviera mi trabajo, no podría continuar... Los números a día de hoy no dan", señala.


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José Luis heredó las tierras en Ateca tras la muerte de su padre en un desgraciado accidente con el tractor a la temprana edad de 49 años. "Desde entonces estoy yo al cargo", nos cuenta aclarándonos que tenía las tierras sin cosechar a causa de un retraso en la persona encargada de cosecharlas. Una demora motivada por la ola de calor que se estaba viviendo en esos días y por las medidas de precaución tomadas ante el riesgo de incendios. "El chico que me las tenía que segar se retrasó porque estaba trabajando primero en sus tierras, y lo hacía solo de 7 a 12 de la mañana, y luego volvía a las 6 o las 7 la tarde", nos cuenta apesadumbrado al recordar que estas precauciones las tomaban porque "todos teníamos miedo de que pasase algo".


De los días del incendio, este atecano mantiene muy frescas las imágenes devastadoras que presenció. "Fue algo bestial. El fuego parecía teledirigido. Desde la muerte de mi padre no había vuelto a llorar tanto", nos dice un indignado José Luis con lo que ha pasado, tanto en el campo como en el monte público de su tierra. Con el incendio extinguido y la publicación del Real Decreto que articula las ayudas del Gobierno de Aragón, la indignación no hizo más que crecer. "Fui a la OCA de Calatayud y no querían registrarme la memoria de daños", relata reconociendo que, según el Decreto, su caso no se encuentra entre los supuestos recogidos para obtener ayudas, puesto que estas se han activado tan solo para cultivos, tanto de regadío como de secano, de leñosos. Además, en su caso, José Luis tampoco es considerado agricultor profesional, lo que le deja fuera también de estas ayudas y ante lo que se queja señalando que "los que tenemos otro trabajo, como es mi caso, invertimos en máquinas y en insumos como todos", mientras advierte también como una injusticia que "el Gobierno de Aragón pide para considerarte profesional tener unos ingresos anuales de más del 50% provenientes de la actividad agrícola, algo que en la PAC está establecido en el 25%".




Los campos sin cosechar de José Luis arrasados por el incendio.


Aconsejado por Asaja y por su abogada, y guiado por su férrea voluntad de reclamar que los culpables paguen lo que el incendio le ha hecho perder, José Luis insistió en que su solicitud fuera registrada y lo acabó consiguiendo. Algo que le servirá a la hora de reclamar las pérdidas a los responsables, en cuya búsqueda también se ha involucrado. "Me he personado como acusación particular en la causa que se está instruyendo en Calatayud", nos explica José Luis señalando como culpables "a Land Life y a la subcontrata. No sé por qué no pararon después de provocar un incendio anterior de 25 hectáreas", argumenta sin olvidarse de que "supongo que el gobierno de Aragón recomendó que parasen los trabajos, pero a cualquier ciudadano de a pie nos hubieran prohibido cualquier acción, incluso poner pinos en esa zona".


"Hemos estado llamando a las dos partes para llegar a un acuerdo amistoso, tanto a Campos Rey como a Land Life, y nada. Sólo buenas palabras, pero nada", nos explica un José Luis al que ahora solo le queda esperar a que la justicia haga su trabajo, algo ante lo que se muestra confiado. "Se conseguirá, voy a ir hasta el final", asegura mandándo un mensaje a Land Life: "Vayanse con sus bonos de CO2 fuera de mi tierra. Porque la ibérica zaragozana ya por si sola, con su vegetación tan variada, lucha contra el CO2. No les queremos ni ver. No han dejado ni un pino, ni una aliaga, ni un tomillo... Pinos de más de 100 años, flora autóctona de siglos, plantaciones particulares de encinas arrasadas... Váyanse porque la naturaleza por si sola, ya lucha contra el cambio climático, algo que está destruyendo gente como ustedes, que ni son del campo, ni viven en él. Váyanse y déjenos en paz".

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