LA CAMPANA OLVIDADA

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Campanario de la Iglesia.


Me encontraba uno de esos días con mi antigua reflex digital buscando detalles escondidos entre esquinas, rincones y alturas de las casas de Embid, cuando ante mi objetivo encuadraba las imponentes campanas de la iglesia. Al acercar la imagen pude percibir unos detalles a los que de niño nunca había prestado atención. No sólo parecía haber una cruz sobre la superficie de cada una, sino que además se percibían algunas letras con un mensaje grabado en el bronce.



Y no contento encargué a mi hermano Víctor que subiera al cerro frente la Iglesia para tomar una mejor imagen y a mayor calidad con su cámara. Tras descargar en el ordenador las fotografías pudimos comprobar que, efectivamente, las letras formaban palabras con cierta familiaridad de un mensaje incompleto ya que sólo teníamos la imagen que da a la carretera.



Pocos meses después llegó la Semana Santa del 2022, con un calendario repleto de actos festivo-religiosos, procesiones y misas como se hacían antaño, y como es natural con la Iglesia abierta. Mandé a Javier y a Rubén a subir al enriscado campanario y fotografiar la otra parte de la campana para así completar el mensaje de éstas.



Seguramente a estas alturas del relato estarán deseando conocer qué se ocultaba en la inscripción de las campanas, sin embargo permítanme viajar unos siglos al pasado, y conocer el recorrido de estos viejos metales antes de desvelar el misterio.



A mediados del siglo XVI, concretamente en el año 1562 se puede leer en el inventario de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Embid de Ariza en los libros de Fábrica, que entre las cosas de hierro y metal existen “dos campanas grandes en la torre, la grande desanillada y la una sin badajo”. Las campanas tienen una anilla interior también llamada asa o badajera, de hierro, que se introduce en el molde para que durante la fundición quede unida a la campana. En campanas antiguas acaba desprendiéndose y para solucionarse se taladra la parte superior para atornillar o pasar unas cuñas metálicas que cumplen el mismo papel.1.



Libro1562

II libro de fábrica de la Iglesia de Embid de Ariza



Además de estas dos grandes campanas podemos leer en el inventario “Otra campana que es la de señales en el tejado”, la campana de señales es más pequeña que las de la torre y además estaba sobre el tejado, probablemente con su propia espadaña o estructura para soportarla. 2.



Una nota del libro de Fábrica nos indica que en el año 1601 “otra riada derribó la Torre” lo que sería pretexto para reconstruir una nueva torre que a lo largo de los años sufriría distintas reparaciones y modificaciones. En 1633 todavía albergaría exclusivamente las dos campanas grandes ya que se indica que compraron tan sólo dos tubos de vidrio para los agujeros de las sogas de las campanas para evitar el rozamiento.



El 30 de abril de 1657 el visitador del obispado de Sigüenza mandaba hacer de nuevo la campana menor de la Iglesia por hallarse rota. “que el mayordomo de dicha Iglesia (de Embid) haga undir la campana que está quebrada y la vuelva a mandar hacer de nuevo. Contratándose para ello maestros de ciencia y conciencia”



Los maestros encargados de la nueva campana serían los hermanos Diego y Francisco Muñoz de Igual. Para ello cobrarían 1.300 sueldos jaqueses por fundir la campana y añadir un quintal y doce libras de metal. El herraje de los yugos de las campanas costarían 79 sueldos y 3 dineros, y por fin en 1676 en que terminó la nueva obra de la iglesia, se mandaría enyugar las campanas, subirlas y asentarlas en sus puestos que serían tres, dos grandes y la pequeña.



A pesar de los cuidados para conservar las sogas que se utilizaban para hacer sonar las campanas, que se hacían de cáñamo, cada pocos años había que cambiarlas por su uso cotidiano. El cáñamo se cultivaba, se curaba y se tejía en el propio pueblo que durante décadas servían no sólo para las sogas de las campanas sino para enviar a los puertos para barcos.



Posiblemente uno de los datos más curiosos encontrado en esta aventura fue la existencia de un reloj en el año 1736. En este año se había compuesto nuevamente el yugo de la campana pequeña y cambiado las tres sogas cuando se hizo cargo del pago al maestro que hizo el reloj con permiso y licencia que ya tenía de su Ilustrísima y de los visitadores por un valor de 1.289 sueldos y 6 dineros, una cantidad verdaderamente importante.


ENGRANAJE

Engranaje del reloj original de 1736.



Baillond

Esquema de un reloj de herro o forja de Baillond



En 1769 el Señor Visitador Garijo mandó fundir el cimbanillo, la campana pequeña de señales, que se había quebrantado. Para ello se llevó a Bubierca y gastaron 112 sueldos debido a la merma del metal y todos los gastos necesarios que ascendían a 160 sueldos y 24 libras de metal que se añadieron a 7 sueldos la libra, total 440 sueldos. Para poder fundir la campana necesitaron de la licencia del Sr. Visitador que estaba en Monreal de Ariza. También fue necesario hacer el yugo nuevo de madera a la campanilla y hacer piezas nuevas a las dos grandes porque estaban en peligro de perderse.



Todos los esfuerzos por restaurar el cimbanillo fueron en vano, y al final en 1778 fue necesario hacer uno nuevo en la ciudad de Calatayud por el maestro campanero Antonio Argos y restaurar la lengua del anterior, en total gastaron 391 sueldos por la campana y 18 por la lengua.


Antonio Argós era maestro campanero y fundidor de campanas, vecino de Calatayud. Su trayectoria profesional abarca los años de 1739 a 1804, en Calatayud, Tarazona, Ágreda y Zaragoza entre otros. Probablemente pertenecía a la familia de los Argos, maestros campaneros naturales de Cantabria.


Doscampanasdentro

Interior del campanario. Rubén Albaiceta



Casi veinte años después aparece un pago a Manuel Germán, albañil de Embid, por componer el torno del cimbanillo y permitir así su volteo o giro normal por medio de un cigüeñal. En este año de 1809 el campanario tendría puerta aspecto hoy desconocido al variarse en las últimas décadas el acceso a la torre y su escalera.



Vemos que en apenas unos cuatro siglos las campanas han sido undidas, fundidas y compuestas en varias ocasiones, el golpeteo del badajo contra el metal hacía quebrarlas a lo largo de los años. ¿Pero qué queda hoy en la torre de la Iglesia? ¿Qué son las campanas que tenemos?



La campana más grande, la de la derecha, nos desvela su procedencia gracias la inscripción que aparece en ella, en ésta pone: “VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS RUEGA POR NOSOTROS”, en medio hay una cruz de calvario en la parte exterior, y en la parte interior la marca de fábrica “FUNDICIÓN DE CAMPANAS / DE / DOMINGO QUINTANA / ALCALÁ DE HENARES (MADRID)”. Debajo dice “SIENDO CURA PÁRROCO / D. SALVADOR MORALES / AÑO 1958”. Francesc Llop, antropólogo dedicado al estudio de las campanas nos dice que el yugo es mucho más antiguo que la campana y que es de gran interés.


Campana1958dentro

Detalle de la campana de 1958, Javier Baena


Campana1958fuera

Detalle de la cruz de calvario, Víctor Mariscal

No hay constancia en los libros de fábrica, al menos desde 1562 que esta campana hubiera sido refundida en este periodo, por lo que probablemente la gente mayor de Embid tuvo la suerte de ver y escuchar una campana de más de 400 años de antigüedad hasta el año de 1958 aproximadamente.


Campanario1945

Foto de la Iglesia de 1945, Hernández-Pacheco


La siguiente campana, a la izquierda de la anterior también nos aporta un dato muy importante, en ésta pone: “S. QVITERIA * ORAPRONOBIS * ANO * I * 6 * 5 * 9 **” Que quiere decir, “Santa Quiteria Ruega por nosotros, año 1659”. En el medio hay dos imágenes a ambos lados de una cruz de calvario, a la izquierda de la cruz aparece una Virgen erecta con Niño y a la derecha el Ecce Homo o Varón de Dolores, ambas típicas de campanas góticas.


Figuras

Ecce homo y Virgen con niño de la campana, Rubén Albaiceta


También existe una cenefa que envuelve por el medio la campana, con hebillas intercaladas. En el medio pie hay, al lado exterior, una pequeña cruz de calvario y la inscripción “CHSVINCI * CHSREGNAT * CHSIMPERA * CHSABOMNIMALONOS / DEFENDAT *” que puede traducirse como “Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo nos defienda de todo mal”. Francesc Llop también nos indica que se trata de un conjunto de gran interés y deben ser dignos de la mayor protección. Como decíamos anteriormente, esta campana fue hecha por los maestros Diego y Francisco Muñoz de Igual, descendientes del linaje de los Muñoz de Ygual, de Cantabria. Ante nosotros una campana de 363 años ni más ni menos, merecedora de tal protección, por ello el que suscribe solicitó su inclusión como Bien mueble de Interés Cultural el pasado Abril a consecuencia de toda esta información.


Campana1659dentro

Inscripciones en la campana de 1659, Rubén Albaiceta



Campana1659fuera

Detalle de la cruz de calvario, Víctor Mariscal



Y la tercera campana, el cimbanillo o de señales de 1778, al igual que el reloj de 1736 están perdidos en el olvido. En la memoria de la gente no los he encontrado y ninguno recuerda el pobre cimbanillo, pues siempre vacío estuvo su puesto. Y del reloj, para los amantes de los tesoros, tan sólo un engranaje original hemos hallado, del que fue un magnífico reloj de herrero. Hoy encontramos uno moderno, eléctrico, ocupando el espacio de la campana olvidada, esperando que algún valiente funda una nueva para dar señales de vida.


Acuarela

Acuarela con inscripciones de ambas campanas, Jorge Mariscal




1. Un especial agradecimiento al doctor Francesc Llop i Bayo, antropólogo emérito de la Generalitat de Valencia, dedicado durante toda su actividad profesional al estudio de campanas, campaneros y toques, especialmente en Aragón donde realizó su tesis doctoral Toques de Campanas en Aragón, 1988.





2. Tomo II del libro de Fábrica de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción

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