UNA NUEVA CARRETERA DESDE CASTILLA

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Plano de la travesía de Embid 1906



Embid de Ariza, sus peñas, su río, su barranco, sus calles y sus acequias han marcado desde el origen de la villa una conformación casi natural y moldeada tanto por las crecidas del Henar como las avenidas del Barranco. No es de extrañar, que con toda probabilidad, los árabes eligieron el término de Argadil como palabra para designar el punto exacto de unión entre el río y el barranco, y éste sería sin duda el origen de la población. La Guerra de los Dos Pedros influyó en la definición del trazado e incluso forzaría a la localización de distintos núcleos que hoy posee este pueblo, como son el Barrio Somero, el Barrio Bajero y el Barrio de San Martín, siendo los dos primeros atravesados además por la Calle Real.



Pero todo esto cambiaría el 24 de Abril del año 1890, cuando el Congreso de los Diputados, en la sesión de Córtes, aprobaba la proposición de ley que incluiría en el plan general de carreteras del Estado una de tercer orden que, partiendo de la villa de Deza en Soria, debería empalmar con la proyectada de Duañez a Ateca, y pasando por los términos municipales de Cigüela y Embid terminaría en la estación férrea de Cetina en Zaragoza. 1

DIARIO

Diario de Sesiones de Córtes de 1890



El primer trozo de dicha carretera sería proyectado por el ingeniero Alfonso Rojo, en 1897, de Deza al límite con la provincia de Zaragoza, pero tuvieron que pasar diez años para comenzar con el proyecto del Segundo trozo, del límite entre las provincias hasta la estación de Cetina, a cargo del ingeniero D. Luis María Moreno y también otros cuatro años en conseguir la aprobación del mismo debido a la incompatibilidad del proyecto con el Embalse de Embid que había iniciado la División Hidrogeológica del Ebro como parte del Plan General de riego y pantanos que se pretendía ejecutar en el Estrecho.



Para poder hacer frente a esta desavenencia y no detener el proyecto de carretera, se justificó la imposibilidad de ejecución de un trazado diferente que partiendo del mojón de Zaragoza con Soria subiera a 106 metros de desnivel una carretera hasta el cerro de San Cristóbal en un desarrollo de 3 ó 4 km con pendientes de hasta 7% de desnivel. Además la necesidad de hacer una carretera en zig-zag orientada al Norte lo que podría ser altamente peligroso en las habituales épocas de hielo. El descenso a coger la Casa de la Vega tendría un desnivel de 170 metros de altura. De esta forma, debido al sobre coste que hubiera tenido la variante por San Cristóbal, se decidió realizar el trazado por la vega del río ocupando la menor zona posible del embalse proyectado siendo esta carretera desechada en caso de llegar a ejecutarse. Finalmente, en noviembre de 1904, la Dirección general de Obras públicas aprobaría el proyecto para la construcción del segundo trozo de la carretera que partiría de Deza a la estación de Cetina. 2


ARCO

Detalle de viaducto sobre el Barranco de la Corregidora




El proyecto del Segundo trozo planteaba sin embargo tres problemas importantes, el paso del Estrecho, la travesía de Embid y el Túnel en el paraje del Castillejo. Los ingenieros discutían dos propuestas diferentes para atravesar el Estrecho un punto tan reducido y cercano al río que no daba demasiadas alternativas de paso. Para ello se proyectó la ejecución de un túnel perforando la roca con un desarrollo de 200 metros. Los métodos y la maquinaria en aquel momento estaban capacitados para realizar dicha obra aunque con un aumento en el presupuesto de la carretera mucho más alto que la alternativa de rodear la roca, aproximándose a ésta lo más posible y reduciendo a cuatro metros el ancho de la carretera en un tramo de 30 metros, que es el trazado actual que tenemos.


Estrecho

Plano de las dos propuestas del Estrecho




Por otro lado la travesía de Embid también exigía tomar la alternativa más económica haciéndola pasar a través de numerosos corrales de escaso valor que se usaban casi exclusivamente como depósitos de leña, cercas de piedra seca y casas de poco valor. Además el acceso a la plaza daba lugar al aprovechamiento del puente, construido pocos años antes, en 1880, con 4 metros de anchura útil, 12 metros de luz y de buen material de sillería que conducía a la Calle de las Eras. Las alternativas para evitar la expropiación de los corrales y casas hubiera exigido utilizar el margen derecho del río, teniendo que encauzar el río desde la entrada al pueblo, la construcción de un nuevo puente y el desmonte en roca. Por otro lado, para la continuación por la margen izquierda hubiera sido necesaria la expropiación de la Iglesia y la construcción de otro puente en la salida del pueblo. El proyecto hace mención al peligro existente y que sufriría la carretera en el barranco que atraviesa el pueblo debido a las avenidas de agua y que además por su próxima situación a una acequia molinar se debía construir un sifón.


Sifon

Plano del sifón molinar




Por último la necesidad de la excavación y construcción de un túnel pasado el barranco del Castillejo que tenía cierta complejidad al encontrarse próximo al talud del río. Después se continuaría el camino, alejándose del río en el Barranco de las Viñas para evitar la deyección de material ocasionado del arrastre del agua hasta concluir con el camino de carro de la Casa de la Vega que ya existía y conducía hasta el empalme con la Carretera de Jaraba en Cetina.



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Plano del túnel del Castillejo



El 17 de junio de 1907 la obra sería adjudicada a D. Pedro Gil Lozano por 235.000 pesetas a ejecutar en un plazo de cuatro años y dirigido por el ingeniero Emilio Monterde. En 1912 se presentaría el acta de recepción provisional de fin de obra con la salvedad del pequeño tramo a modificar al respecto de no haber sido entregada la Escuela por parte del Ayuntamiento aun habiendo sido esta satisfecha por pago de expropiación3 con una curva forzada que había obligado a realizar un talud de piedra en el río para salvaguardar de socavones la carretera. El 28 de junio de 1913 se entregaría el acta definitiva de recepción de la obra que se daría por concluida.



Pero, ¿cómo era la travesía de Embid antes de este trazado? ¿qué edificios desaparecieron o se transformaron?. Para resolver estas preguntas permítanme de nuevo hacer un viaje al pasado y contemplar el Embid de 1904 desde los ojos de un visitante, relájense y disfruten del paseo.


Un mojón de piedra queda al borde del camino, el viajero atraviesa a pie el límite de la provincia castellana. Continuando por el río Henar percibe que deberá atravesar el Estrecho que llaman así por el pequeño paso que deja el cauce del río ante dos imponentes paredes de roca viva, verticales, eternas y perpetuas. El paso es estremecedor, peligroso y desconocido, no sería raro que algún peirón hubiese existido como aviso que el camino está guardado. El paisaje que durante kilómetros estaba repleto de viña y cereales cambia de improviso, ahora las columnas de piedra dominan la perfecta vista que se presenta ante él. De pronto el sonido del río se entremezcla con el de otro rumor de agua, se acerca, pues el extraño vapor obliga a la curiosidad. Una alberca de agua cálida que sirve para curar el cáñamo y el lino desborda en riachuelo hasta llegar al río donde se enfría, seguro es de aguas medicinales. A pocos pasos más otro sonido mucho más intenso hace turbar al caminante, un azud contiene el río que precipita a buena altura logrando un gran estruendo. Aquí el agua se divide y fluye por un canal construido por artesanas manos.


Alberca

Plano de la alberca de aguas medicinales




El camino es fácil, natural, el curso del agua le lleva por una vega llena de frutales, huertas, cereales y alguna viña y por fin en la última curva comienza a ver pequeños corrales anclados en la roca a la margen izquierda del río que anuncian la llegada a la villa. Sólo hay una puerta de entrada, pues una hilera de casas cierran el paso desde el río hasta la propia montaña donde continúa una muralla donde se alza un pequeño castillo en la atalaya. Es la Calle Real, en el Barrio Somero, por donde la acequia de riego penetra en el suelo y se pierde bajo las casas. A su derecha baja al río la calle que llaman Detrás de la Torre, donde seguro servía de fortificación de guerras pasadas. La siguiente calle que baja a su derecha lleva a las escuelas, donde los niños aprenden del maestro Lope Rodríguez a cometer menos errores que los adultos. Es una casa antigua, con un magnífico arco de piedras talladas y un escudo encima. El resto son corrales, donde guardan leña, alguna cabra y buenas gallinas. A esta zona la llaman “El Pueblo” pues seguro es la parte más antigua. La siguiente calle tampoco tiene ni salida ni nombre y parece que las casas se entremezclan para confundir al visitante, el piso de abajo de Chamarro el de arriba de Velázquez…


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Plano de parte del Barrio Somero, con las escuelas en E., 1904



Trastorre

Plano de vista de una casa en la Calle Detrás de la Torre



Más adelante el olor a trigo recién molido despierta su curiosidad, no hay error la acequia es molinar y de nuevo se ve cómo entra por un pequeño arco donde se lanza contra el rodezno que hace girar la piedra que se escucha desde el cárcamo en el callejón. Es una casa de dos pisos, propiedad de Tomás Germán, arriba la habitación del molinero, Eugenio Utrilla y el oficio abajo. El hambre ya se hace notar y menos mal, porque por fin llega a la Calle de la Posada que también llaman el Barranco, que parece un río seco, lleno de cascajos con las casas en alto en previsión de fuertes avenidas. Es una calle muy singular, ya que de nuevo da la sensación de una vieja fortaleza con esos gruesos zócalos de piedra y argamasa. Aquí se encuentra una pequeña tienda de comestibles con un par de cuadras. El mostrador es de madera y hay fuertes herrajes en las ventanas, todo el suelo está embaldosado.


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Dibujo de la calle del Barranco




El dueño se llama Antonio López y desde la tabla señala hacia arriba. Se sube por una escalera a la sala del café público y hay un gabinete destinado a posada. El café tiene un balcón volado a la calle del Barranco y su herraje completo desde el que se contempla toda la calle y hasta parte del puente de piedra que hay en la plaza. En el suelo se oyen cascos de alguna yegua y el martilleo del herrero pues hay paso a otra calle por una especie de pasadizo bajo la casa. La calle de la Herrería y de la Fragua están contiguas en un ángulo de noventa grados.


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Dibujo de la calle de la Herrería



Aquí el ruido es más molesto, animales que a poco te cocean, y entre varios sujetan una hembra que no se deja herrar. Rufino Pola prepara el hierro caliente mientras le da la forma a la herradura, el calor es insoportable. No se puede ir más allá pues la calle no tiene salida. Conforme se sale del paso bajo la casa y sorteando la acequia que de nuevo se descubre se encuentra el Ayuntamiento, deteriorado, frágil, a excepción de una pared de mampostería que da a la calle, su alcalde Mariano Remacha parece un hombre seguro, con las ideas claras.


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Plano del centro de la villa, A. Ayuntamiento y H. Horno, 1904


AYUNTAMIENTO

Vista del Ayuntamiento desde el puente, Francisco Íñiguez e Íñiguez




Cruzando el Barranco existe un pequeño paso que da a la plaza. Éste lo conforma la Casa Cárcel de Embid, que hoy no tiene huésped probablemente por la poca seguridad que ofrece su mala conservación. Es un edificio estrecho de dos pisos con una puerta de tabla y barrotes y dos ventanillos en el primer piso. Lo más interesante de éste lo forma un muro contiguo que forma un angulo recto y protege de caer al río. Un frontón de casi siete metros de altura de adobe que utilizan los aldeanos para el juego de la pelota que se había puesto de moda en Aragón hacía ya unos diez años. La plaza es grande, con cierta pendiente, y coronada por un impresionante templo que sirve de Iglesia. En la puerta espera impaciente D. León García, que pronto tocará las campanas. Algunas casas están soportadas al menos por tres pilares de piedra lo que parece un portegao que ayuda a los días de calor, sus ventanas están enmarcadas en yeso luciendo bonitos detalles como signo de alguna festividad. Todavía se pueden ver restos ya olvidados de alguna otra edificación pasada junto a la Iglesia y un embaldosado de piedra robusta alrededor. Detrás se pierde el Barrio Bajero y al fondo la casa de Esteban López que arregló hace dos años.


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Imagen de la plaza en fiestas, Francisco Íñiguez




La acequia molinar atraviesa el barranco por una canal de tablas, después bajo el puente por la plaza y justo al llegar a la parroquia cruza el río por otra canal más larga soportada por tirantes a la pared del templo y una estructura de mampostería al otro lado. El puente es moderno, no hace ni 25 años que lo construyeron, es fuerte y permite cruzar con seguridad hasta la Calle de las Eras. La calle es larga, con una hilera de casas a un lado y otra de huertas y alguna casa al otro, tras ella hay un paso de ganado que se pierde en el monte.


Bajero

Imagen del Barrio bajero, Francisco Íñiguez



La primera casa que se encuentra es la de Cecilia Velázquez que está destinada a horno de pan cocer del que se sirve todo el pueblo. La casa tiene habitación para el rentero del horno y una leñera. El compartimiento donde se cuece el pan tiene el horno enclavado en el edificio contiguo con el suelo empedrado, de forma desigual y no es de extrañar que alguna hogaza acabara besándose. Es una casa grande, el piso principal tiene cocina, sala, dos dormitorios y una sencilla escalera. El piso de la cocina está embaldosado y tiene un fogón elevado con chapa de hierro y dos bancos empotrados a los lados, la chimenea es acampanada. Tiene un segundo piso que sirve de desván.


Horno

Plano de la casa-horno del pueblo




Atrás quedará ese estupendo olor a pan recién horneado y mientras, atraviesa una huerta con perales, manzanos, cerezos, ciruelos, higueras y parras de Pascual Pola que se encontraban unos metros calle arriba. Justo al doblar la calle se detiene en un peirón. Éste se encuentra como vértice de la calle, para anunciar el término o el camino a alguna ermita, justo en el Barrio de San Martín. Está sobre una peña de roca tiene el zócalo de mampostería ordinaria, el fuste es de fábrica de adobe con enlucido de yeso y la coronación de ladrillo con mortero de cal. En lo alto tiene una cruz y una hornacina cuyo santo no se distingue. Es de Isabel Remacha y está bien cuidado. Ahora el paisaje ha cambiado por completo, a la derecha se alzan eras de trillar y a la izquierda un aluvión de cuevas para guardar el vino. Por último una casa de hacer adobes cerca de la ermita antes de coger el camino que sube por las Hoyas hacia la villa de Ariza.


Peiron

Detalle del peirón del Barrio San Martín



Eras

Plano final de la travesía de Embid, 1904



Bibliografía


1. Diario de las Sesiones de Córtes, apéndice 17 al núm 147. Tomo IX 1890.
2. Diario de Avisos de Zaragoza 10/11/1904
3. Memorias Embid de Ariza, Todos a la Escuela, Elaltojalon.es
AHPSoria, Proyecto de carretera de tercer orden de Deza a la estación de Cetina. Trozo 2º
AGAdministración, 6328- Expedientes de expropiación fincas del término municipal de Embid de Ariza, Zaragoza, con motivo de la construcción del trozo 2º de la carretera de 3er. orden de Deza a Cetina. 1908.
Censo electoral de 1904 de Embid de Ariza
Guía Fortún de 1909


Un especial agradecimiento a Lola Gerona por conservar la fantástica fotografía tomada por su bisabuelo Francisco Íñiguez e Íñiguez de la que probablemente sea la más antigua de Embid.








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