UNA PERSIANA ABIERTA HACIA LA ESPAÑA DE LAS OPORTUNIDADES EN ALCONCHEL DE ARIZA

Miércoles 1 de febrero es la fecha marcada en el calendario para que Alconchel de Ariza vuelva a tener tienda multiservicios. Anna Arnedos y Juan Miguel Bailón, este último en condición de apoyo consorte de la nueva emprendedora altojalonera, abrirán la persiana de su nueva tienda por primera vez como una metáfora de la nueva vida que han emprendido en esta localidad zaragozana del Alto Jalón, tras decidir cambiar de vida traslandándose a vivir aquí desde Barcelona. Y también como un símbolo de la España de las oportunidades, en la que la apuesta por ofrecer servicios, por la sostenibilidad, por el producto local y por la defensa del medio rural y nuestra forma de vida, funcionan y tienen cabida.

La Diputación de Zaragoza ha concedido una ayuda al Ayuntamiento de Alconchel de Ariza de 39.996 euros, en una nueva línea de subvenciones creada este año que han podido solicitar aquellas localidades en las que no había ningún otro comercio y de la que también disfrután en el Alto Jalón los municipios de Moterde, Torrehermosa y Carenas. Con ese dinero, se ha restaurado el inmueble de la antigua posada de Alconchel de Ariza y se ha dispuesto todo para crear esta tienda que pretende ser "mucho más que una tienda de productos de primera necesidad", nos dice Anna. 

"Vamos a demostrar que aquí se puede vivir igual de bien o mejor que en la ciudad, y que se puede montar un negocio que valga la pena", exclaman casi al unísono los alconcheleros emocionados con la inminente apertura. Símbolo del espíritu con el que nace este nuevo servicio en Alconchel de Ariza es el mobiliario escogido para el espacio, fabricado especialmente por los ganadores del Jalón de Plata 2023 de emprendimiento, la empresa de Monreal de Ariza, Esdecajón. Un mobiliario fabricado con cajones de fruta, buscando la sostenibilidad, otro punto importante en el nuevo establecimiento alconchenero. "Va a ser un lugar en el que además de tener los productos normales, podrás comprar también productos especiales, de temporada, y apostando por el granel para eliminar plásticos, y por el consumo de kilómetro cero y marcas de nuestra zona...", explica la emprendedora añadiendo que "además queremos dar un servicio de ayuda a los vecinos para gestiones informáticas con la administración", algo que ilusiona a Anna porque "vamos a ayudar a que la gente se quede más tiempo en el pueblo gracias a que hay un servicio que antes no tenían".

El caso de Anna y Juanmi - como le conocen en el pueblo donde vivió hasta los 14 años - es el de otros muchos casos de retorno al mundo rural. La pandemia supuso un parón que para algunos fue un punto de inflexión en sus vidas, como en las de estos dos nuevos habitantes del Alto Jalón. "Jamás pensaba en venirme aquí, pero a raíz del estrés que llevábamos allí... el confinamiento nos vino bien para darnos cuenta de que podíamos venirnos aquí. Cogimos perspectiva con el parón y decidimos cambiar de vida", relata Anna, que vendió su laboratorio protésico dental en Granollers para venirse a vivir al pueblo de su madre, Silvia Amo. "No entiende muy bien el cambio todavía, porque ella es de la generación que se tuvo que marchar para vivir mejor, pero ahora las cosas son diferentes", señala Anna añadiendo que "sabíamos a lo que veníamos, es lo que nos hemos encontrado y somos felices".

"Las expectativas son adecuadas y por eso tenemos buena adaptación", nos explica  Juan Miguel, que sabía perfectamente lo que es vivir en un pueblo, pues se crió en Alconchel de Ariza, de donde se marchó para estudiar en en instituto pasando desde Zaragoza, hasta Barcelona. Ahora teletrabaja desde su pueblo natal, manteniendo el mismo puesto de trabajo que tenía en su ciudad, en el departamento comercial de una empresa de electricidad. "El teletrabajo se ve ahora por las empresas como factible y deseable tras la pandemia. Antes, mi empresa no me habría permitido esto, pero ahora sí", nos cuenta contento con el cambio un Juan Miguel que viaja una vez por semana a la oficina. "Voy un día a la semana a Barcelona en AVE desde Calatayud y en tres horas estoy en la oficina. Es menos tiempo de desplazamiento semanal el que tengo ahora que el que tenía viviendo allí", explica el alconchenero.

"Esto que dicen de que en el pueblo hay soledad es mentira", continúa animando Anna a que otros tomen su ejemplo. "Estamos cansados de escuchar a todos nuestros amigos que tienen envidia pero ninguno se anima al final", nos cuenta medio en broma, medio en serio sosteniendo que "somos la España de las oportunidades, pero esto hay que conocerlo y hay que pasar tiempo real en los pueblos, del día a día, para saber lo que hay y lo que se necesita". Sin embargo, Anna no cierra la posibilidad de cambiar la urbe por el mundo rural a aquellos que tienen arraigo en el pueblo. "La gente de fuera, sin arraigo en el pueblo, también puede encontrar aquí negocio y vida", explica insistiendo en que "para el que las quiera ver, hay oportunidades aquí para llevar una vida con la que te sientas a y para desarrollar también de forma plena la vida profesional". 

Anna y Juanmi tienen claro que aunque "el negocio que hay en el pueblo es menor", se da la contrapartida de que "el coste que tiene montar un negocio en el pueblo y las facilidades que te ofrece son mucho mayores y la cuenta sale positiva". Por eso, animan a todos aquellos que "quieran cambiar el estrés de la vida en la ciudad por la tranquilidad del pueblo" a "abrir la mente y ver la cantidad de servicios que hay sin cubrir y en los que puede haber una forma de vida".En el tiempo que llevan ellos ya viviendo en Alconchel de Ariza han comprobado además que "no perdemos ni renunciamos a nada por venirnos a vivir al pueblo". Por eso, incidiendo en aspectos como en que "el acceso al ocio lo tenemos igual que en la ciudad y aquí tenemos infinita más vida social que en Barcelona", animan a otros a "tomar una decisión que les mejorará seguro la vida".