CINE RURAL: AS BESTAS

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Wéstern rural, drama de conflictos, nueva España negra…todo ello es esta magnífica obra de Rodrigo Sorogoyen, paisajes idílicos y brutalidad casi animal. Pero quizás la parte más interesante, y es por la que todos deberían verla, es el diálogo entre mundo rural y mundo urbano llevado al extremo.


Un espacio rural olvidado, degradado qué- como consecuencia de las nuevas perspectivas energéticas- se convierte en económicamente deseado y se ve sometido a la presión de las dos tensiones urbanitas: la del beneficio por encima de todo y la del conservacionismo a ultranza. Lo que acaba explotando es el frágil equilibrio social de los habitantes de la localidad, algo irrecuperable.


La sociedad urbanita no puede seguir considerando lo rural como algo externo y de su propiedad, como una colonia extractiva. Que los habitantes de ese medio, atrapados entre la despoblación y el abandono, estén dispuestos a aceptar cualquier migaja no quiere decir que se les pueda comprar y manipular al albur de las necesidades o caprichos de las ciudades y de su estructura competitiva, dos ejemplos:


Presumía un prócer del dinero que había conseguido con el parque eólico instalado en su pueblo, una cantidad descomunal comparada con el raquítico presupuesto tradicional. Solo se me ocurrió una pregunta que lo desconcertó: ¿Si hubiera sido un pozo de petróleo lo hubieras dado por esa cantidad?


Los tradicionales ganados de ovino van desapareciendo ante la falta de rentabilidad de un consumo a la baja. En su lugar toman impulso, con los mismos ganaderos, las explotaciones intensivas de porcino y bovino. Cómo se han apañado los grandes mercados de la carne, que están en las ciudades, para que la explotación extensiva decaiga- les da poca rentabilidad- y crezca desmesuradamente la intensiva con grandes beneficios añadidos: granjas, piensos, productos zoosanitarios, sistemas de integración… Será casualidad, pero lo han conseguido.


La legislación debe de poner coto a este abuso. La eliminación de la hasta ahora necesaria Declaración de Impacto Ambiental para los proyectos de construcción de centrales eólicas y solares parece que va en sentido contrario, desarmar a los municipios que pongan problemas y facilitar la expansión sin límite de la voracidad energética.

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