EL CONEJO AL AJILLO Y EL RECUERDO DE MACHADO

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Parafraseando a Machado, mi infancia son recuerdos... pero en mi caso, de un conejo al ajillo. Suena un poco "a menos" que el patio de Sevilla del poeta, pero jope qué maravilla el sabor de este plato familiar conservado en mi memoria desde que era niña. Así que, llegando la Semana Santa y los días en los que todos salimos de casa para comer y beber en compañía de nuestros amigos y familia, os voy a deleitar en el Bar Xaloon con este plato. Para el que no esté, el que no pueda venir, o el que quiera repetir lo que pruebe este fin de semana en nuestra barra, aquí os dejo la receta. Espero que os salga!.


Ingredientes



  • 1 conejo de 1 kilo aprox.
  • 2 cabeza de ajos
  • 150 ml de AOVE
  • 50 ml de coñac
  • 250 ml de vino blanco
  • 1 ramita de tomillo
  • sal



Elaboración:

Comenzamos por trocear el conejo, si nos resulta más cómodo podemos pedirle al carnicero que lo haga él.

Salamos todas las piezas de carne y reservamos.

Desgranamos las cabezas de ajos y sin quitarles la piel hacemos un corte a lo largo, sin llegar a partirlo por la mitad a cada diente de ajo, o le damos un golpe para que se abra.

En una sartén calentamos a fuego bajo el aceite de oliva virgen extra y agregamos los dientes de ajo, cuando comiencen a dorarse los sacamos a un plato y los reservamos.

En el mismo aceite doramos las tajadas de conejo, que esté bien dorado por los dos lados.

Añadimos  el tomillo y movemos para repartirlo por el guiso

Agregamos el coñac y movemos bien, dejamos cocinar durante 1 minuto. Regamos con el vino y tapamos para que la carne se guise con el vino. (el tiempo va a depender de lo tierno que sea el conejo).

Debe quedar la carne tierna y como salsa el aceite, el vino se habrá consumido en la cocción de la carne.

Antes de que todo el vino desaparezca agregamos los dientes de ajo que habíamos reservado, de este modo quedaran tiernos, como mantequilla al cocer con la salsa. Movemos para repartirlos por todo el guiso y dejamos que termine de cocinarse el conejo.

Retiramos del fuego y servimos con un vino tinto, o una sangría bien fresquita y buen pan para mojar en el aceite.


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