DOS DÉCADAS DE LA GRAN TORMENTA DE MONREAL DE ARIZA, TORREHERMOSA Y ALCONCHEL DE ARIZA

Se cumplen dos décadas de que un tremendo temporal azotase a los municipios de Monreal de Ariza, Torrehermosa y Alconchel de Ariza, generando múltiples destrozos en el campo de frutales de Monreal, así como en explotaciones ganaderas de Alconchel de Ariza, o en el campo de cereal de Torrehermosa, donde vieron como la Cañada, el barranco que transcurre desde la localidad hasta el Jalón, desembocando en Monreal de Ariza, arrastraba cerca de 100 litros de agua por metro cuadrado.

El temporal del 21 de agosto de 2003 produjo graves daños en la agricultura y la ganadería y obligó al corte por inundaciones tanto de la autovía Zaragoza-Madrid, como de la vía férrea entre Madrid y Barcelona entre las estaciones de Monreal de Ariza y Santa María de Huerta. Entre los cuantiosos destrozos, en Monreal, la corriente del barranco arrancó 1.000 perales y 2.500 manzanos con la C de calidad, mientras que en Alconchel perecieron ahogados 400 corderos, 200 ovejas y medio centenar de terneras, que terminaron en los campos monrealeros. 

Además, en Torrehermosa se vieron afectadas 200 hectáreas de cultivo, así como grandes cantidades de cebada y trigo almacenadas en una nave de Torrehermosa que estaba construida en el cauce del barranco, al igual que la piscina y el frontón, que habían sido inaugurados tan solo un año antes y quedaron completamente anegados por una riada que aisló también según testimonio de los medios de comunicación, a catorce usuarios de las piscinas municipales, que tuvieron que refugiarse en el bar de la instalación ante la súbita crecida de las aguas.

Hablamos sobre todo esto con Nacho Renieblas, de Esdecajón en Monreal de Ariza, entonces productor de fruta en la localidad zaragozana del Alto Jalón y uno de los afectados por la gran avenida provocada por la tormenta.

Para escuchar correctamente, asegúrate de haber pausado antes el reproductor de la radio en directo, situado en la parte superior de la pantalla.

@fotografía Pedro Navarro